Quizá no tengan en él a la banda más hipster del momento o no rescate a viejas glorias que realmente se podrían haber quedado en su cama antes de desempolvar las guitarras, pero lo que está claro, es que la edición del Crüilla 2014 estaba sumamente cuidada y había sabido captar realmente esa sensación ecléctica que provoca un cartel tan variado y de tan mimada elección.
El festival ha tenido criterio hasta en la hora de repartir horarios, lo que hace pensar si en Aranda de Duero haya sido un loco quien eligiese los grupos señalando con el dedo.
VIERNES 11
Así que el pasado viernes en el Parque del Forum y bajo un Sol abrasador, se inauguraba una nueva edición para todos los gustos que reunía a uno de los carteles más interesantes de todo el año.
Numerosas barras, facilidades de acceso al recinto y sobre todo cortas distancias entre escenarios, hacían de este, un festival de gran comodidad a la hora de desplazarte de un escenario a otro. Y aunque era difícil que un solo redactor viera toda esta oferta, la decisión de quedarme en los dos escenarios principales parecía lo más sensato.
A las 19:15h empezaban Angus & Julia Stone, un grupo de folk australiano a los que llevo siguiendo algunos años y que pese a lo temprano de su actuación, estos dos hermanos supieron meterse al público en un bolsillo con sus estupendas melodías y el carisma de Julia.
Y a las 20:30h el primer bombazo de la noche y la razón de acudir el pasado viernes 11 al Crüilla: Mr. Damon Albarn, el cual hizo lo que tenía que hacer sin desilusionar a nadie. Es más, ¿Cómo presentas en directo un discazo como “Everyday Robots” teniendo en cuenta la densidad de este y el hecho de estar en un festival a unas horas en las que la gente quiere guerra?
Pues muy fácil. Tiras de tablas. Así el señor Albarn presentó su trabajo en solitario y rescató joyas del baúl de los recuerdos como: “Kingdom of Doom” de The Good The Bad & The Queen, “Clint Eastwood” de Gorillaz y unas cuantas versiones de Blur. Buen trabajo. La gente caía rendida al carisma de este inglés que ha dejado su pequeña huella en la historia de la música.
El reloj marcaba las 22:00h en punto y los presentes corríamos al escenario Deezer para poder ver lo que para mí era el acontecimiento del año: Band Of Horses.
Los de Seattle hicieron exactamente lo que debían hacer. Emocionar al respetable con preciosas melodías y la voz de Ben Bridwell, el cual parecía encontrarse en estado de gracia y en comunión con la banda y sus seguidores. Naturalmente los momentos más álgidos vinieron de la mano de “No one's gonna love you” y del broche final con “The Funeral”.
Y a las 23:30h en el escenario Estrella Damm empezaba uno de los directos que parecían estar llamados a levantar la polémica. Estoy hablando de Vetusta Morla, que presentaban su nuevo trabajo “La Deriva”. Y digo polémica porque ante semejante cartel, la gente no tiene expectativas con una banda nacional, pero amigos, esto es más que una simple banda.
Sin sorpresas en su repertorio o en su directo, aparte de ese juego maravilloso de luces que llevan en esta nueva gira, siento comunicar a los lectores que los madrileños fueron la banda con mejor sonido de todo el festival. Pese a quien pese e independientemente de si gustan más o menos, Vetusta Morla es una auténtica apisonadora en directo.
Corremos al escenario Deezer otra vez que por primera vez se ve realmente lleno sin posibilidad de que quepa ni un solo alma más en el recinto. Calle 13 cambiaban absolutamente el chip del público.
Ritmos caribeños, cumbia, hip hop y René Pérez, aka Residente, sin camiseta y con el pecho palomo reivindicaba mientras le acompañaban en el escenario al menos hasta un total de diez músicos. Una absoluta fiesta con mensaje entre líneas que nos desconectaba de una buena dosis de melancolía acumulada en los anteriores directos.
Uno llega a una edad y a las 02:15 de la mañana le cuesta subir las gradas que nos volvían a llevar al escenario Estrella Damm para ver lo que para mí iba a ser el último concierto de la noche: Violadores del Verso.
Después de quince años sobre los escenarios, los de Zaragoza demostraban estar en plena forma y tener un discurso acorde a los tiempos que corren, mucho más maduro y acertado que nunca, siendo Lírico quien se llevaba la palma sobre sus compañeros la pasada noche del viernes. Un broche final íntegro y honrado que hacía imaginarse que el día después iba a ser mucho más grande de lo hasta acontecido.
SÁBADO 12
El sábado me dejaba caer por el Forum a eso de las 19:30h, aún resacoso de la noche anterior, para poder ver a John Butler Trio, quizá un directo demasiado denso para los estados de ánimo de los supervivientes que allí estábamos dispuestos a aguantar lo que viniese por delante. Butler hizo lo que pudo con sus guitarras y ritmos para terminar haciendo bailar a algunos de los más osados allí presentes, con el Sol de cara y unos cuantos grados más de calor que el día anterior.
La primera bomba del día llegaba a las 20:45h en el escenario Estrella Damm de la mano de Jack Johnson, quien haciendo lo mismo de siempre,” el hawaiano”, conseguía que reinara otra vez el buen rollo y las sonrisas en la cara. Otra vez era momento de dejar correr la cerveza sin que nada importara mientras Jack repasaba su repertorio más conocido con el Sol ocultándose por el mar.
Ahora sí que todos los gatos son pardos. La noche había llegado.
Imelda May daba el giro requerido y necesario al festival. Del buen rollo de chiringuito playero al rockabilly más puro de la mano de su último disco, “Tribal”. Aunque fueron los temas de sus primeros trabajos lo que predominaron la noche del sábado.
Con un vozarrón a la altura de las circunstancias y la propuesta, la irlandesa revitalizaba un género ávido de figuras como la suya. Era necesario rock ‘n’ roll e Imelda nos dio lo que pedíamos y más.
23:30h. El alcohol empieza a hacerse notar. Macklemore & Ryan Lewis salen a escena en el escenario principal con la camiseta del Barça para conseguir la ovación de los catalanes.
Como siempre reivindicativos, su dosis de hip hop del bueno venía acompañado de alegres proyecciones y hasta de fuegos artificiales que hicieron saltar hasta la zona más etílica acomodada en las gradas.
Una fiesta que pasaba el relevo a Emir Kusturica & The No Smoking Orchestra a eso de la 1 de la madrugada.
El director de cine serbio y su banda gitana rebosaban energía y diversión en el escenario, pues el público parecía disfrutar entre frenéticos bailes al compás de las bailarinas que tomaban el escenario.
La propuesta balcánica era mí último esfuerzo por mantenerme sobrio y en pié alrededor de las 02:30 de la mañana. Uno tiene una edad y en algún momento hay que saber decir: ¡Basta! Hasta aquí hemos llegado.
Retirada a tiempo y la sensación de haber disfrutado de dos días repletos de música en un marco que huye de géneros y encasillamientos. Todo tiene cabida en el Crüilla. Solo es necesario rebosar calidad y eso amiguitos, es algo de lo que hemos andado sobrados el pasado fin de semana.
Larga vida a este festival que cada año mejora su propuesta haciendo las delicias de los que realmente estamos aquí por la música.
Hasta el año que viene.
FOTOS: Prensa Facebook