Después de la resaca de cuatro días de música, uno se toma el tiempo necesario para pensar sobre todo lo ocurrido en Aranda de Duero y, bueno, aun habiendo meditado sigo sin tener clara la jugada.
Por un lado hay una clara apuesta por músicos desmarcados de la escena indie y no me parece mal, de hecho quizá este año fueran los que más me apetecía ver, pero no puedo dejar de pensar si esta apuesta ha sido por factores económicos o por el hecho de seguir siendo un festival diferente. Y repito no hay prejuicios en mis palabras. Me da igual la línea que separa lo comercial de lo independiente y de hecho, pienso que hay mucha calidad en lo comercial.
No va reñido en ningún caso.
No traer apuestas seguras que editaban nuevo trabajo este año como Love Of Lesbian, Vetusta Morla, Sidonie, Jero Romero, La Habitación Roja y una larga lista que habrían hecho del festival una edición más, convertía el Sonorama en centro de atención de los asiduos a los festivales de verano.
Pero por otro lado, Sonorama es lo que es, un festival de música independiente y eso descoloca, aunque no es la primera vez que aparecen viejas glorias. Recordemos que en ediciones anteriores llegaron a pasar por sus escenarios bandas como La Frontera, Coque Malla, Jaime Urrutia, Kiko Veneno… así que no es tan descabellado todo esto, aparte de la elección de Raphael, claro, un músico de derechas que jamás ha tenido la intención de disimularlo. Pero no podemos negar que choca verle mezclándose con hipsters de izquierdas.
Aún así, Sonorama no engañó a nadie. Agradecido con su público, nos dio aquello que cada año vamos a buscar: Comunión con la música, buen rollo y la oportunidad de desmarcarnos de nuestras patéticas vidas diarias.
Esto fue lo que pasó durante cuatro días de agosto de 2014 que forman ya parte de la historia musical de un pueblo y un festival que ha vuelto a lograr estar en el punto de mira de un país.
Pasen y lean...
MIERCOLES 13
En los últimos meses previos al pistoletazo de salida del Festival, la organización del Sonorama anunciaba un día más en su cartel. Ya no serían tres días de música, ahora el miércoles 13 venía amenazando con empezar La Fiesta de Bienvenida.
Al principio no fue muy bien recibida la noticia porque no todos pueden alargar un día más sus permisos en el trabajo, su estancia fuera de casa, etc. Pero la bomba aún estaba por llegar… Los Planetas serían los encargados de cerrar el mini cartel del primer día. Un grupo emblemático para cualquier indie que sepa de donde sopla el viento.
Una gran elección y una gran putada para los asistentes que ya no podrían ver a una de las bandas más importante de este último cartel. Los comentarios positivos y negativos arrasaban las redes sociales.
Y así fue. La Fiesta empezó a las nueve de la noche con la actuación de Los Hermanos Cubero y Automatics ante muy pocos asistentes y en el escenario El Ribera del Duero, único espacio habilitado para esa noche en todo el recinto, pues hasta el jueves no disfrutaríamos del escenario Castilla y León Es Vida, de los puestos de comida, o el mercadillo, aunque se dejaba ver un tinglado más grande que cualquier año.
Los Planetas nos hacían entrar en calor en una noche que alcanzaría los 10 grados sin ningún problema. Los granadinos, aunque cueste admitirlo no estaban a la altura, ya no porque para entender a Jota es necesario un traductor simultaneo, sino más bien por el estado de este, que daba un poco la sensación de haber empezado la fiesta horas antes.
Una lástima pues habría sido un honor escuchar su mítico disco Super 8 en condiciones.
Al finalizar los conciertos, volvimos al centro del pueblo para asistir, en el ya clásico Café Central a la sesión de El niño de el Ruido, pero no nos engañemos, lo que realmente estábamos esperando era la otra sorpresa de la noche: Planetas Dj Set, programado a las 3:30h de la mañana y que, para sorpresa de los allí presentes, nunca llegaron a pinchar.
Un chasco, no os voy a mentir. También añadiré que a pesar del bajón, pasar la noche en el Central de Aranda es un gustazo impresionante.
Lo bueno estaba por llegar en los próximos días.
JUEVES 14
Empezaba lo que realmente es una clásica jornada de Sonorama. Y es que lo diferencia a este de otros mucho festivales, es el ambiente que se crea en el pueblo, algo inexplicable si no lo has vivido. Sus calles, sus comercios y su gente se vuelcan por completo con los miles de extraños que esos días ocupan sus tranquilas vidas en Aranda de Duero.
Ya es un clásico pasear hasta las bodegas donde puedes desayunar de manera gratuita la típica morcilla de Burgos acompañada por un vaso de Ribera.
Actividades para los más pequeños, cata de vinos para los más interesados por la cultura del lugar… cualquier cosa es posible durante las jornadas matinales del Sonorama en las que tranquilamente puedes realizar actividades hasta la hora del primer concierto en la Plaza del Trigo.
Aunque la jornada del jueves transcurrió de manera tranquila, The Brigth, Bravo Fisher! y Joe La Reina pasaron por el Escenario De Aranda de Duero (Plaza del Trigo) de la manera más correcta posible. Aún no se había incendiado la plaza.
Y llegamos al recinto mientras empieza a anochecer.
Primeros animales de directo: Niños Mutantes.
Los otros granadinos en cartel esgrimían su nuevo álbum El Futuro, un disco que exprime la vertiente más comercial de la banda sin por ello abandonar su compromiso con las letras y esos ritmos tan bailables que vienen haciendo desde Te Favorece Tanto Estar Callada.
Los Mutantes arrasaron mientras el Sol se ocultaba para aprovechar la noche más cerrada entonando su gran himno: Como yo te Amo. Tema que no puede faltar en cualquier directo de la banda por su significado y comunión con el público. Hay que verlo y vivirlo.
Con algo menos de adrenalina salían los catalanes Egon Soda con el gran Ricky Falkner a la cabeza para entonar su ya clásico rock americano. Pocas sorpresas y mucha expectativa al momento más extraño de todo el festival.
Raphael salía al escenario principal igual que lo haría en cualquier especial de navidad de TVE y arrancaba con Mi Gran Noche. Es normal que todos nos vengamos arriba ante tal clásico, pero estábamos engañados.
Raphael no iba a estar los cuarentaicinco minutos de rigor, sino casi dos horas en las que se dejaron oír clásicos de toda la vida como Escándalo, pero no nos engañemos, la mayoría de los temas nadie los conocía y pasados los primeros veinte minutos, la gente no sabía muy bien qué hacer.
A esto añadid que los vientos y coros estaban grabados…
Que si, que sí, que saliera Juan Alberto de Niños Mutantes a colaborar en Estuve Enamorado o Vega en Hablemos de Amor era un soplo de aire fresco, pero por mucho que digan los medios, fue un concierto histórico, freaky y tedioso.
Mención aparte se lleva su colaboración con Alberto de Miss Cafeína en ¿Qué Sabe Nadie?, a quien a media canción, por motivos desconocidos y con toda la educación del mundo, acompañó de la mano hasta fuera del escenario para volver solo sin él. Supongo que pensó que la colaboración con el Cafeína no llegaba a ningún lado.
Y claro, cuando el aburrimiento se apodera de ti, nada mejor que ver cantar a Raphael No Puedo Arrancarte de Mí sentado en una silla y en frente de un espejo como hablándose a sí mismo para terminar lanzando la silla contra este al finalizar la canción. Ovación por mi parte, aplausos sonoros y respeto máximo hacia la metáfora del maestro.
¿Triunfó Raphael realmente en Sonorama? Siempre será un Expediente X, pero yo diría que entre las señoras de cincuenta años de las primeras filas pudo hacerlo…
No pasa nada. El alcohol y el mismo festival se encargaban de devolvernos a todos al terreno más indie como si nada hubiera pasado. Elefantes salía con Swarma a la cabeza para presentar su nuevo álbum El Rinoceronte, más rock que nunca, pero sin la calidad de los trabajos en solitario de su líder. Aún así demostraron estar en plena forma.
Iván Ferrero cogía el relevo en el mismo día de su cumpleaños. Con Ricky Falkner otra vez sobre el escenario aunque esta vez al bajo, Iván continúa la estela que le caracteriza en los festivales: El Karaoke. Sin sorpresas. Nada nuevo pero dando lo que se espera de él y sin tocar nada de Piratas.
Incluso hubo un momento pare reivindicar los quince minutos que le habían recortado por el exceso de duración de Raphael. Muy bien Iván.
A partir de aquí, la noche se vuelve sucia y rockNroll. De repente todo lo que tiene que ver con el indie muere o marcha para la cama dando paso al rock sucio y potente de The Layabouts que demostraban haber llegado a la madrugada para cambiar el rumbo por completo.
Unos reciclados We Are Standars menos adolescentes y más sobrios de lo normal, sorprendían por su interpretación de temas de The Clash, dándole un giro más a una noche con reminiscencias punk.
Por nuestra parte la noche llegaba a su fin. Las tres de la madrugada es demasiado tarde incluso para ver a Najwa. Y os aseguro que era uno de los conciertos que más me apetecía ver, pero la larguísima jornada, los conciertos y el exceso de alcohol hacían peligrar mis próximas 48h.
VIERNES 15
Cuesta despertarse con el trabajo que lleva llegar a la cama la noche anterior. El día promete más que el pasado y por la ventana se puede oír a la gente ya cantando y riendo.
Una ducha y al tajo.
Volvemos a desayunar en las bodegas y nos dirigimos con un cachi de de cerveza a la Plaza del Trigo. No sé por qué, pero siempre que la organización anuncia una sorpresita allí me pongo nervioso. Es como saber que alguien te espera para hacerte un regalito.
Dicho y hecho. Al llegar el jolgorio está montado. Niños Mutantes ocupan el escenario de la plaza del pueblo para tocar casi al completo su álbum de versiones, Grandes Éxitos de Otros, además de añadir maravillas como Pixies, Miguel Ríos o Talking Heads.
La fiesta servida y prueba superada. Unos maravillosos cuarenta y cinco minutos que quedarán ahí, sólo para los que estuvimos.
Bebemos un poco más en la Plaza del Rollo, lugar emblemático para las reuniones de sobremesa en las que cualquier tema pinchado es excusa para bailar, mojarte con pistolas de agua o hacer el más absoluto de los gamberros.
Duchita para despejar y otra vez hacia el recinto donde Amaral daba su rueda de prensa y nos explicaba un poco como sería el concierto de esa noche además de adelantar pequeños entresijos de lo que será su nuevo disco.
Algo tarde, conseguimos llegar a ver a Second y su orquesta, que con un lleno casi absoluto, la banda conseguía levantar a todos los allí presentes.
A continuación DePedro hizo lo que pudo, pero con cierta falta de carisma, pues hay algunos conciertos que parecen estar ahí para que el respetable consiga volver a juntar fuerzas para el siguiente bolo, que en este caso era ya los propios Amaral.
Hasta una hora llegaron a extenderse en su actuación mientras podía escuchar a algún salvaje comparar el aburrimiento con el de Raphael el día pasado.
Solo diré que el bolazo que dieron Amaral antes 13000 personas fue uno de los mejores de todo el cartel. Y es que las tablas y el carisma de ambos músicos se demuestran encima del escenario, el cual Eva se lo comió con patatas.
Un sonido perfecto y mucha actitud es lo que este dúo dio en un concierto ya mítico en el que se metieron al público en el bolsillo desde el primer momento. ¡Vaya pedazo de banda!
La propia Eva nos invitaba a cambiar de escenario para ver el concierto de una de las bandas del momento: León Benavente. Un grupo que como ya habíamos dicho en otras ocasiones, ha entrado en el panorama nacional abriéndose paso a codazos con un disco necesario en el momento que vivimos y que será influencia para las bandas venideras.
Postureo indie del bueno para terminar con total desenfreno acompañados de Cristina Martínez de El Columpio Asesino en Ser Brigada. ¡Qué ganas de volver a verles!
Y seguidamente el momento cumbre de Izal, una banda que hace exactamente un año fue encumbrada en el escenario de la Plaza del Trigo cuando nadie les conocía y que 365 días después arrasan en todos los festivales y salas de territorio nacional con un sonido deudor de Vetusta Morla.
Mucho que agradecer tienen Mikel y los suyos a este festival.
Éxito absoluto entre los asistente más adolescentes que botaban como si hubieran descubierto la música esa misma noche. Yo, bocadillo y cerveza en mano, preferí ser testigo desde la distancia, ya estoy un poco viejo para estos fenómenos incomprensibles.
¿Y qué podemos decir de Reptile Youth? Pues que además de estar esperando entrevistarles en Barcelona con motivo de su visita, añadiré que fue una increíble sorpresa ver como esta banda danesa defiende su trabajo con tanta energía. Es maravilloso ser testigo de que estilos como la electrónica y el rock pueden darse la mano tan estrechamente y con un resultado tan salvaje.
Y hasta aquí mí presencia en la noche del viernes. Un poco por sueño, un poco por Fuel Fandango, que además de despertar en mí cero interés, sería demasiado ver dos bandas de adolescentes en el mismo escenario. Con Izal ya tuve un buen empacho.
Hasta mañana criaturas de la noche.
SABADO 16
Esto toca a su fin. Último día. Último desayuno en las bodegas. Sé que voy a echar de menos todo esto en cuanto mi coche salga de Aranda dirección Barcelona… Voy a extrañar este pueblo y a esta gente muchísimo.
Casi arrasando el cuerpo llego a la Plaza del Trigo para ver una año más a Maryland y a Sexy Zebras, bandas en las que la organización de festival depositaba este año toda su confianza para que quizá, con un poco de suerte, público y prensa les encumbraran para convertirse en el grupo del año.
Pero no pasó. Como los fenómenos, son cosas que pasan cada equis años, sin motivo alguno y solo porque las circunstancias lo permiten.
El horario es apretado. Así que aprovecho las dos horas libres que me quedan y las paso en la Plaza del Rollo con vermut en mano para ver pinchar un poco a las Despechadas Pinchadiscos. Dos encantos de chicas que son ya un punto de referencia en estas calurosas tardes de alcohol.
A las 19:00h me planto puntual en el escenario Carson Camping par escuchar a Carlos Cros presentando su nuevo trabajo Nadie Se Resiste Al Amor, posiblemente el mejor disco de este 2014. Alguien a reivindicar e injustamente programado en un escenario que no le merecía.
Seamos claros señores, es un crimen poner a alguien como Carlos Cros, con ese carisma y el brutal directo que tiene en un sitio donde la gente se está duchando o está de paso. Un máximo de treinta personas contemplaban un concierto donde Cros hizo todo lo que pudo para levantar a un público ciertamente improvisado.
Quizá ese escenario debería ser para bandas que están empezando, pero no para uno de los artistas más emergentes del año. Aún así, la poca gente que allí estaba le gritó el ya típico: “Escenario principal”
Denle una oportunidad señores y verán lo que este hombre es capaz de hacer el año que viene en la Plaza del Trigo.
Corriendo y por los pelos llego a Nacho Vegas, que presentaba con sumo gusto las canciones de su nuevo disco Resituación acompañado de tres de los músicos de León Benavente. Es comprensible que su estilo y su discurso no encajan muy bien en el escenario principal a las 21:10h de la noche, pero es que este tío es tan bueno, que no puedo bajar la guardia ni un solo momento.
Grandísima perla lanzada por Nacho en el momento que declaraba que en este país el racismo es institucional y que a los inmigrantes se les trata como ratas para reivindicar la detención de dos compañeras en una redada racista en Madrid. ¡Bravo Nacho!
De Nacho a Tachenko que por fin me hacen entender por qué nunca me han entrado. Y es que este si es el tipo de banda del que puedes decir: Más de lo mismo. Aburrimiento y sopor.
Y otro grandísimo momento del festival: Duncan Dhu. La mítica banda con la que mi generación creció estaba antes mis ojos presentando las canciones de su nuevo álbum El Duelo.
Sonido impecable y hits de toda la vida entre los que no faltaron Cien Gaviotas, En Algún Lugar, Jardín de Rosas y un largo etc.
Quizá sorprendía que el pobre Diego Vasallo estuviera enfermo y no pudiera acudir al Sonorama. Uno no sabía bien si estaba viendo a Duncan Dhu o a Mikel Erentxun. Quizá lo más sensato hubiera sido suspender la gira hasta la recuperación del otro 50%, pero cierto es que Mikel conquistó nuestro corazones y flipamos con la colaboración de Nacho Vegas interpretando Entre Salitre y Sudor.
Ya podía morir tranquilo.
Grises me sorprendían por su mezcla entre rock y electrónica, algo como lo que el día anterior habían hecho Reptile Youth pero que por otro lado no tenía nada que ver.
Siento decir que aunque Cut Copy eran el grupo internacional fuerte de este año, yo me aburrí como una ostra con su electrónica bailable y sumamente cuidada.
A esas horas ya estaba todo el pescado vendido. Solo me importaba una banda. Un último concierto que me daría la oportunidad de despedirme de todo esto e irme en paz conmigo mismo.
Estoy hablando de El Columpio Asesino.
Presentación de ese discazo llamado Ballenas Muertas en San Sebastián y demostración de haber tenido uno de los mejores bolazos del festival. Increíbles.
Ojo a la colaboración de Nacho Vegas en Toro… Dantesco es poco.
Y con esto me retiro a mi ataúd hasta el año que viene. Con la sensación de tener algo roto por dentro y de quedarme vacío los próximos 365 días. Nada, absolutamente nada, se puede comparar a lo que llevo sintiendo año tras año en el Sonorama, en el que como muchas veces rezaba su cartel, es mucho más que un festival.
Gracias y hasta el año que viene.