FOTOS: ANDREA MEMBRADO
No es necesario recalcar el tipo de músico que es Enrique Bunbury. Una carrera como la suya es tan de agradecer como de tener en cuenta. No se trata que quien es o de dónde viene, sino de lo que hace y cómo lo mantiene.
Estaba claro que iba a ser una noche de patillas y rock'n’roll, sin duda alguna. Ya no sólo por el pedazo de disco, Expectativas, que Enrique se ha marcado, sino por la catarata de éxitos que le esperaba a los fans, los cuales, seguro que no se esperaban que iban a escuchar al más temas de Héroes del Silencio que nunca…
Quizá gracias a su anterior trabajo, El Libro de las Mutaciones, en el que Bunbury parecía hacer las paces con su anterior época y nos regalaba un buen puñado de canciones del pasado sin ningún tipo de complejo, tanto en el formato digital, como encima del escenario.
Y si el país entero iba a tener la suerte de ver al maño en tan extensa gira, los catalanes lo íbamos a gozar de una manera muy especial, pues el privilegio de ver a Bunbury encima del Razzmatazz tan sólo para dos mil asistentes durante dos días seguido y dos horas y cuarto largas, es desde luego, algo muy difícil de repetir.
Enrique suele dotar a sus conciertos con el aura de su último trabajo. AL igual que con Licenciado Cantinas toda la gira tenía ese componente latino, el Expectativas Tour es una bomba de rocknroll que impregnó hasta los temas más antiguos.
Después de una pausada introducción con La Confusión, le llegaba el turno a La Actitud Correcta y Cuna de Caín, posiblemente dos de los mejores temas del nuevo trabajo, que Enrique desglosaría después con cuenta gotas y de manera pausada para acabar con un cierre insólito de la mano de La Constante.
Y claro, por el camino Porque las Cosas Cambian, El Hombre Delgado que no Flaqueará Jamás, Lady Blue, Sí y un largo etcétera que junto a Mar a Dentro, Maldito Duende o El Héroe de Leyenda que convertían estas dos únicas noches en Barcelona, en únicas y especiales.
Si hay una leyenda del rock en este país, ese es Bunbury.