Se dice que “un clásico” se atribuye a algo que “es un modelo de imitación” o que “por su importancia y valor ha entrado a formar parte de la historia”.
Según estas definiciones, Coque Malla podria ser un auténtico clásico. Primero, por la cantidad de personas que beberán de su saber hacer en busca de inspiración y segundo, porque aunque tiene mucho recorrido por delante, ya está dentro de la historia nacional de la música.
El pasado viernes abarrotó sin concesiones la sala Barts de Barcelona. Sin distinción de edades los asistentes llenaron el recinto a la espera de la música del artista, que resulta en cierto modo atemporal. Son muchos años los que preceden la carrera artística de Coque y seguramente eso hará participe que junto a su singularidad sepa cautivar al público inmediatamente. Acompañado de una banda informalmente uniformada y un sinfín de guitarras que bailaban al son de las canciones, el artista desplegó su arsenal e hipnotizó a los presentes del principio al final, demostrando que aunque tenga años de carrera a sus espaldas aún sigue repartiendo la emoción y el amor por su trabajo.
Durante el recital Coque dio amplia salida a “El último hombre en la tierra”. Sonaron “Me dejo marchar” y “ Escúchame” y sorprendió a los asistentes con una colaboración especial; Shuarma de los Elefantes saltó al escenario para interpretar “Pétalos, Sonrisas y Desastres”. El artista quisó recompensar a los asistentes y les regaló sublimes temas del pasado y de los Ronaldos, la popular “No puedo vivir sin ti”o “Quiero que estemos pegados”.
El mítico e imparable Coque Malla dio una muestra magistral de un recital que robó sonrisas, bailes y cánticos. Y que demostró que los años de experiencia no acaban con las ganas, sino que pueden hacer seguir creciendo a un artista hasta llevarlo a las cotas más altas del panorama musical.