Hace unas pocas semanas Risto Mejide hacía una de sus absurdas entrevistas a Hombres G en la que intentaba apretar a la banda para que confesaran lo malos músicos que eran, su situación patillera dentro de la música nacional… En fin, un burdo intento de desmitificar a una banda que guste o no, fue uno de los iconos más reconocibles de mi generación, incluso por encima de la trillada movida madrileña.
David Summers y los suyos llevan la friolera de 30 años haciendo saltar a la gente con una fórmula que quizá algunos vean simple, pero que muchos querrían para sí mismos. Canciones de pop frescas con letras muy gamberras, algo que catapultó a la banda ya desde su primer disco allá por el 1985.
Y es precisamente esa generación y algunas venideras las que ayer abarrotaban el Palau Sant Jordi de Barcelona para poder ver a estos cuatro madrileños que aun pasando el medio siglo, demostraban estar en plena forma, es más, quizá en su mejor momento musical, pues después de tres décadas sobre el escenario no hay detalle que se les pueda escapar, ya sea un gesto o una frase.
Los G saben que deben empezar ya dejando el listón muy alto y por ello decidían repetir la misma fórmula desde hace más de 20 años. Se apagan las luces y el gran Javier Molina introduce Venezia para el demoledor deleite de los allí presentes.
Esto es solo el principio de lo que sería una catarata de éxitos a cada cual más clásico con unos Hombres G campando a sus anchas por el escenario del Sant Jordi y por supuesto con Summers a la cabeza y en plena forma.
Chico Tienes que Cuidarte, Marta Tiene un Marcapasos, Indiana, Devuélveme a mi Chica, Te Quiero… No faltó ni uno solo de los temas que una vez nos cambiaron la vida para no volver a ser los mismos.
Momentos cumbres como la lluvia de sujetadores y bragas en Suéltate el Pelo, el apunte de David sobre la primera vez que pasaron por Barcelona en el año 86 para tocar en la ya desaparecida sala Studio 54 y el gran broche final con Voy a Pasármelo Bien, aún a día de hoy un himno generacional que os invito a escuchar antes de salir a tomar una cerveza.
Y no hay más. Unos dinosaurios súper ventas que parecen estar por encima de los egos que tanto cambian a la gente. Aplaudo la cercanía y sencillez de cuatro tipos que nos han acompañado en cientos de momentos, buenos y malos, sin perder un ápice de esa picaresca canalla que siempre fue el secreto de su éxito.
Larga vida a los Hombres G. Qué duren otros 30 años porque ellos sabrán como reinventarse.