Una crónica de Sergio Sada para CEC MÚSICA
FOTOS: Andrea Membrado
68 años -de los cuales 7 de ellos sin sacar nuevo trabajo- era razón de peso para un sold out anoche en el Palau Sant Jordi de Barcelona.
El que en su día reuniera todos los adjetivos nocturnos habidos y por haber entre los que impera el de vividor, parecía un auténtico superviviente, hinchado por los excesos y consciente del pasado a sus espaldas.
Sabina se deja adular, no es para menos. Forma parte de aquella generación del Madrid de E Gusto es Nuestro, pero en versión superviviente y muy canalla.
Aún así, se aguanta en pie y mantiene el discurso, quizá excesivo, y la voz inequívocamente rasgada, algo que con el tiempo los juglares terminan por perder hasta el punto de la vergüenza ajena.
De una forma u otra, Sabina cumple su deseo de no morirse, pese a la tralla que aguanta su cuerpecito, y de cantar/contar sus extensas vivencias.
Lo Niego Todo es el nuevo trabajo del maestro. Un disco al 50% con Leiva, sin el que seguramente estas canciones habrían pasado desapercibidas como las de aquel Vinagre y Rosas.
Consciente de la necesidad de renovarse e insuflar sangre nueva a su repertorio, Leiva ha producido un disco bastante mejor que aquel del 2009, pero sin llegar a la maestría de tiempos mejores, aunque completamente respetable.
Y precisamente, con Lo Niego Todo es con el tema que se presentaba, dando el Do de pecho y demostrando desde el principio que aquello sería como mínimo, un buen concierto y que él estaría a la altura en todo momento, peses a sus temblores de manos, sus largos discursos y ese aura de leyenda que tanto supo aprovechar entre aplauso y aplauso.
Un repertorio a medio gas en el que presentaba seguidos gran parte de sus nuevas composiciones como ya avisaba al principio y que poco a poco daba paso a los clásicos que volvían a hacerle tocar la gloria: Por el Boulevard de los Sueños Rotos, Princesa, Ruido, 19 días noches y 500 noches, Y sin Embargo… y un largo etcétera con el que daba a entender que Pancho Varona, presente, y él, habían hecho historia en la música nacional.
Con Sabina morirá una forma de hacer música e historia. Pero aún le queda bastante gasolina que quemar.