León Benavente regresaba un 5 de mayo a Tarragona. A una Sala Zero que siempre es testigo de grandes conciertos y el de esa noche no iba a ser una excepción.
Con escasas entradas disponibles en taquilla (el resto ya había volado vía Internet y tiendas) la cola que empezaba a formarse una hora antes confirmaba lo dicho anteriormente. Que iba a ser un gran concierto. Y esa confirmación empieza en el momento en que Abraham empieza a usar las baquetas para dar el pistoletazo de salida a "Tipo D".
Con un principio así ya estás dejando claro que va a ser una noche con poco tiempo para descansar. "California" y "La Ribera" sólo hacen que confirmar esa teoría. Eduardo, Luis y César acompañan a un Abraham que parece poseído. No deja de pasearse por el escenario, juega con el público, se planta a menos de diez centímetros de los afortunados de la primera fila. Les grita lo que canta y esos afortunados le acompañan en los gritos en una especie de ritual. Creo que más de uno habrá llegado a casa afónico, pero es que era imposible no sumarse a esa fiesta. No corear esa "Revolución" a la que "Rey Ricardo" ha dado el relevo en una inteligente decisión en el orden de la lista de canciones que hoy han sonado.
Antes comentaba que iba a haber poco tiempo para descansar y tal vez "Estado provisional" ha sido el primero de ellos. Ha tardado en llegar pero es que Abraham no daba otra opción que seguir su ritmo, un ritmo demoledor. Y la demolición ha vuelto con ese "Gloria" que ha producido la enésima locura colectiva de la noche. Un tema que contiene una de las frases más demoledoras que uno ha podido escuchar "tengo la cara que me merezco, tengo el país que me merezco" Ahora imaginen esa frase cantada por toda una sala y podrán imaginar lo que es un orgasmo musical. A estas alturas de concierto Abraham ya ha bajado en algún momento a mezclarse con ese público, que insisto habrá llegado afónico a casa.
El otro momento de descanso llega con ese tema lleno de fuerza que es "Habitación 615" un tema que se alarga hasta un final épico que deja paso a la desaparición del grupo del escenario para volver con un round final en el cual suena el tema principal del EP que sacaron hace poco. Ese "Maestros Antiguos" y esa muestra de que lo que estamos viviendo no es de este mundo y nosotros esta noche tampoco lo somos.
Dos temas después la locura termina. Locura bie definida en esa baqueta destrozada y la imagen de Abraham sentándose en los teclados o simplemente aporreándolos con una mano apuntando al cielo.
Y uno llega a casa y recuerda una frase de "Habitación 615" que dice "que quereis saber sobre las canciones, si están bien hechas no hacen falta explicaciones". Y piensa que esta noche no han hecho falta explicaciones, sólo recordar siempre un concierto que ha sido una locura. De las buenas, pero locura y ojalá enloquezcamos muchas noches más en salas donde perder la voz...
