Una crónica de Sergio Sada para Culturaencadena.com
FOTO: Rafa Rubiales
Cada vez que hemos ido hablando de la evolución de Love of Lesbian el grupo se ha ido consagrando más y más hasta convertirse en un fenómeno de masas cada vez más cercano a bandas internacionales.
Esto no significa que sea bueno ni malo, pero los catalanes parecen jugar en una liga muy superior y cada vez más alejados del circuito Indie nacional, que por otro lado parecen militar y haberse posicionado a la cabeza casi por encima de Vetusta Morla, los otros dioses del Olimpo festivo-juvenil.
Ayer desplegaban artillería muy muy pesada en el Razzmatazz en el que sería su primer concierto de los tres Sold Out que tiene programados desde hace meses. El Poeta Halley era el causante de tan concurrida ceremonia, un disco que parece haberse llevado una vez más, todos los laureles posibles.
Un diseño de luces impecable al servicio de una banda sin fisuras que controla hasta sus movimientos de cejas a merced de un público entregado a un contínuo karaoke.
La actitud de Balmes y los suyos no ha cambiado demasiado. La fórmula de diversión funciona tanto para el respetable como para ellos. Si dejas de pasarlo bien ahí encima no tiene sentido seguir y estos chicos parecen haberlo superado.
Acompañados por Ricky Falkner, desgranaron El Poeta Halley prácticamente en su totalidad dedicando parte de las dos horas y media a la catarata de éxitos que les han hecho llegar hasta estos tres inmensos días.
1999, Allí Donde Solíamos Gritar, Onria e Insomnia, Club de Fans de John Boy, Belice o Noches Reversibles fueron algunos de los temas a través de los cuales trazaban un puente hacia el pasado.
Balmes sabe muy bien lo que se hace. Es el frontman que todos querrían ser. Hay quien vale y hay quien no. Y después está quien ha nacido para esto, como Santi.
No os defraudará, os lo aseguro, es más, creo que no lo olvidaréis.