Una crónica de Sergio Sada para Culturaencadena.com
Fotos: Andrea Membrado.
Una de las cosas más sonadas del concierto de ayer es que Raemon no venía solo como lo está haciendo en el resto de la geografía española...
Una cita especial porque, al contrario de lo que muchos pensaban, no era una presentación de "El Yeti", sino un regalo para los fans: tanto nuevos como fieles de toda la vida.
Pocas son las veces que tenemos oportunidad de ver al catalán con toda la banda, quizá una de las mejores bazas para apreciar en todo su esplendor la extensa discografía de una dilatada carrera.
Por ello era normal que tuviéramos el concierto más largo realizado hasta la fecha. Dos horas y media y 33 canciones escogidas con sumo cuidado para un repertorio en el que no faltó ningún hit e himno para corear.
Momentos mágicos como ¡Retirada! o El Saben Aquel Que Diu contrastaban con otros más oscuros y duros como Lo Bello y lo Bestia para acercarse a broches finales tipo Te Debo un Baile, esa maravillosa versión de Nueva Vulcano que Ramón ha terminado haciendo suya.
Pocas carreras son tan sólidas en nuestro país y eso lo demostraban las tablas anoche sobre el escenario. La lástima es que no se pueda hacer esto muchas más veces y lo vean tan pocas ciudades.
Maldita industria.