"No queremos ser los más grandes, sino los mejores" - Jordi Herreruela, director del Festival, en la rueda de prensa de clausura -
4 días y 50 conciertos después, el Cruïlla finaliza una edición muy especial marcada por la vuelta a la normalidad. Por los escenarios del festival han pasado hoy nombres tan destacados como Juan Luís Guerra o Rubén Blades que han convertido la explanada del Fòrum este sábado en la mayor pista de baile de la ciudad, en dos conciertos que ya forman parte de la historia del festival y de Barcelona.
La jornada ha empezado con los Habla de mí en presente, que han llenado la carpa del Four Roses a rebosar, seguidos de Queralt Lahoz, Colectivo da Silva y los The Tyets. DePedro inauguraba el escenario Cruïlla Enamora con la presentación de su último disco Máquina de Piedad mientras Ginestà empezaba a llenar las gradas del escenario Vueling.
La tarde ha seguido, por supuesto, con la esperadísima actuación de Juan Luís Guerra en el escenario principal donde el público le esperaba desde la apertura de las puertas. Un concierto ineludible que ha acabado con el clásico "La Bilirrubina", coreado y bailado por todos los asistentes. Rozalén tomaba el relevo desde el escenario Vueling con su presencia magnética y una actuación llena de referencias poéticas y reivindicativas. Como era de esperar, Rubén Blades ha sobrepasado todas las expectativas con un espectáculo de más de dos horas en el que ha ofrecido un repaso a toda su carrera, confirmando que es uno de los artistas vivos más influyentes.
Los Catarres, las Tanxungueiras y los alemanes Seed han puesto punto y final a una edición que, con los 25.000 asistentes del último día, se configura como una referencia ineludible para la ciudad, con un público local que demuestra, año tras año, su fidelidad y entrega.
El Cruïlla cierra esta edición con 72.000 espectadores, con su organización ya trabajando en el último concierto de Cruïlla XXS, la próxima edición de Cruïlla de Tardor y, como no podía ser de otra manera, el Cruïlla 2023.