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En esta segunda parte quiero llegar más lejos que en la anterior, aunque aquella fuera necesaria para seguir con esta.
Aquí ya os planteo: ¿por qué a los que son un poco diferentes les señalan con el dedo? ¿Por qué a todo el mundo se la tilda de extraño o loco cuando hace algo fuera de lo establecido?
Bien, imaginad una sociedad en el que todo el mundo estuviera LOCO. No funcionaría. La gente no iría al trabajo, no pagaría impuestos, no funcionaría la política, ni la justícia, ni nada. Pero no funcionaría respecto a los cánones que se supone que ahora debemos respetar. Por eso se pasan muchas locuras pequeñas, por eso se toleran las dobles vidas, y solo se encierra al que se va mucho de la olla o, directamente, al que molesta. Si se contagiase, se va al carajo todo el sistema, y es por ello que nos apuntan con el dedo cuando hacemos una cosa fuera de lo normal. Por eso existen los guardianes de la moral, ciertas leyes, costumbres y tradiciones que nunca se tocan ni cambian...
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Respecto a la mirada que tiene la sociedad, y donde pone el límite a esa cuerda... Os voy a enseñar un ejercicio que yo mismo he querido experimentar y que a mí me gustaría que hiciera todo el mundo. Se trata de sentarse en un parque, e imaginar que os han invitado al parque de un psiquiátrico. A partir de ese momento, si sois capaces de imaginar que las personas que hay por el parque son aquellas que la sociedad ha determinado que son "los locos", si los miráis, veréis que todos tienen comportamientos de locos. Es decir, que muchas veces depende de nuestra mirada, y de lo que se nos haya dicho que es 'normal', que se te considerará de raro...o loco, cuando hagas algo fuera de lo establecido.
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Desde mi posición de loco o raro, lo que más me molesta, e imagino que debe incordiar mucho a los enfermos mentales, es LA MEDIOCRIDAD. Ese punto que en psicología, psiquiatría o psicometría se denomina el equilibrio, esa idea que siempre se busca y nunca se encuentra, a mí me parece mediocre. Soy perfectamente consciente, y lo somos todos, también los que están encerrados en un psiquiátrico, que debemos movernos por unos parámetros para que no señalen demasiado descaradamente con el dedo, pero me parece mediocre. Y me da mucha rabia la humillación de la gente que se siente superior a cualquiera de nosotros o de los mismos enfermos mentales simplemente por ser uno más y hacer, o aparentar, que son normales, y, por una extraña regla de 3, superiores a los que quizás son más ellos mismos que nadie: los marginados.
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Hay enfermos mentales que no tienen la opción de hablar porque están mal, y no tienen ninguna voz. En este país hay mucha gente sin voz y están en casa, puteados, y sufren porque se sienten unos marginados, al igual que muchas personas que no están encerradas se sienten apartadas simplemente por ser como son. Desde aquí siempre lucharemos para que todo el mundo tenga voz, también los más desesperados, y en tiempos venideros intentaremos hablar personalmente con algunas de estas personas. Lucharemos siempre contra la injustícia social que hay, que llega a afectar mucho a según quien, llegando incluso a la desesperación en algunos casos.
Aquí todo el mundo tiene derecho a hablar de sí mismo y de lo que desee. Aquí damos voz a todo el mundo, y no queremos marginar a nadie. Quiero dedicar este doble artículo a todas aquellas personas que, encerradas en un psiquiátrico o no, se sientan marginadas por pensar y actuar diferente a lo que alguien ha decidido que es lo normal. Un abrazo a todos.