Grecia fue la creadora de las polis, o ciudades estados, autárquicas y auto-suficientes, regidas cada una por sus propias leyes y sus propias normas económicas. En ellas, se pusieron en funcionamiento las primeras democracias para sus habitantes.
Nadie como Grecia para denunciar un sistema económico europeo desequilibrado, de pobres y ricos, cada vez más pobres y cada vez más ricos. Y nadie como los griegos para empezar un pequeño movimiento que acabe, a la larga y si hay suerte, con este sistema podrido.
Es un hecho: Siriza ha ganado en Grecia. Una vez más, Grecia marca el camino.
El primer paso ya está dado: en Europa han saltado todas las alarmas, y ya están intentando que el virus Siriza no se extienda por otros lares. Por supuesto, en España los principales periódicos del país, los acomodados tertulianos y la mayoría de políticos también se han puesto a trabajar duro para desacreditarla.
Los titulares no fueron muy afortunados ni ingeniosos, como es habitual en el 'pseudo-periodismo' de nuestro país: "Desgrecia", o "los griegos se lanzan al populismo", algunos de los clichés más utilizados. Nada, que no les ha gustado. Seguro que nuestros políticos y demás chupópteros repiten estas sandeces hasta la saciedad.
Como siempre, todos sin argumentos. Como siempre, sin ningún tipo de imparcialidad. Como siempre, con una total falta de respeto por los votantes, en este caso por los griegos, tratándoles de gilipollas "por lanzarse al populismo", y con una completa falta de respeto a la democracia.
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No. Los griegos no son gilipollas. Los griegos han dicho basta. O, al menos, lo han intentado, porque la gestión de todo ello no será nada fácil. Y lo saben. Pero aún así, han dicho basta. Basta a una política que ha dejado claro que NO funciona, desde que el FMI entró en el país asegurando que iban a salvarlos. Basta a una política impuesta desde fuera.
Los griegos no han dado un voto en blanco a sus nuevos gobernantes. Quieren que se haga el trabajo, que se mejore la situación social. No quieren una política de salvación, ni de rescate. Asumen el "no nos representan". NO están en manos de solucionadores totales, ni de caminos marcados. Y eso es un voto de dignidad.
También tienen algo poderoso: la ilusión. Y toda una bomba: han perdido el miedo. Un miedo con el que les han machacado. La política del miedo a lo que les pasará 'si no votan a este y votan al otro'. Nada que ver con la democracia, una vez más, y con esa falsa leyenda que se ha construido en torno al término Europa.
Tanto miedo les han metido en el cuerpo, que ya se han acostumbrado a él, y han dejado de tenerlo. Bien por los griegos, porque el miedo subordina, paraliza y amplía la magnitud de lo que estamos dispuestos a tolerar, soportando cada vez más humillaciones y vejaciones bajo el lema -o excusa- de "esto es lo único que se puede hacer", "si no haces esto aún te ira peor" o "esto no se cuestiona".
Pues bien, los griegos han tirado por cuestionarlo todo, y se han lanzado al "de perdidos, al río", y con mucha honra.
¿Que se desestabilizan los mercados? Pues que les den a los mercados.
¿Que se desestabiliza también el sistema? Pues que le den igualmente al podrido y agotado sistema.
¿Que se desestabiliza el mundo? Pues más de lo mismo y a ver si de una vez por todas, nace un nuevo orden económico mundial, más equitativo y equilibrado, que pare esta barbarie económica en la que vivimos.
Pues bien, Siriza ha ganado en Grecia, y que nosotros sepamos, en Grecia no ha pasado nada de todo lo que se les advirtió que les pasaría 'si votaban a este y no votaban al otro'.
Europa ya ha advertido que "los acuerdos hay que cumplirlos". Del hambre, la pobreza, la miseria, o los sin techo, ni una sola palabra. No sé como calificar tal actitud. Les dejaré el trabajo a nuestros compañeros del periodismo serio.
Pero lo que sí sé es que las ideas que Siriza lleva en su programa no son de un partido de extrema izquierda radical, ni populista. Porque querer un sistema sanitario que funcione, querer dedicar dinero a la educación, querer luchar contra la pobreza, grabar las grandes fortunas y negociar con dignidad defendiendo los intereses de un país, ni es de izquierda radical, ni es populista. Es, simplemente, lógico. Otra cosa es que lo consigan. Pero, como mínimo, están dispuestos a intentarlo. Algo que ya es mucho en estos tiempos que corren, en los que ya sabemos que la mayoría de partidos ni quieren intentarlo, ni les importa, ni les interesa.
Otra cosa es que a algunos ya les vaya bien que el infinito bucle de retro-alimentación entre el mundo económico y el mundo político siga para siempre. Pero resulta que somos muchos más a los que no nos va bien este sistema, y nos pegamos cabezazos constantes contra él.
Somos más, y mejores. Con argumentos y con actitud. Sin miedo. Es la hora del cambio. Grecia marca el camino y es un punto de inflexión. Ellos ya tienen ilusión y esperanza, y se han quitado el miedo de encima, votando con dignidad. Nosotros seguimos con lo mismo de siempre: con el aguante.