Hoy en día hay leyendas urbanas para casi todo, no sólo no sabemos si son verdad o mentira, sino que la mayoría de veces ni conocemos de dónde vienen. He aquí un ejemplo en el cual ni siquiera el propio presunto creador de la teoría sabe el porqué. Y no creáis que la leyenda ha durado poco... llevamos desde 1993 aplicándola y por lo visto es de las más populares.
Image by Akbar Simonse via Flickr
Hace 17 años el físico Gordon Shaw y la psicóloga Frances Rauscher, de la Universidad de California, publicaron un artículo en la revista Nature, según el cual habían estudiado a 36 adolescentes mientras escuchaban la "Sonata para dos Pianos en Re Mayor" de Mozart durante 10 minutos. Observaron que, después de la escucha, los alumnos mejoraban en los tests de capacidad de razonamiento espacial frente a los que oyeron otros temas o simplemente habían quedado en un ambiente silencioso.
A partir de aquí se estableció una relación positiva entre música e inteligencia, que desencadenó en el famoso “efecto Mozart”: si un bebé escucha música de Mozart durante el embarazo, será más inteligente. Y a raíz de ello aparecieron CDs como «Baby Mozart», cuando ni siquiera la propia Frances Rauscher se explicaba cómo su estudio había pasado de adolescentes a bebés en gestación, dado que estos últimos no habían sido incluidos.
En 1998, en Georgia, Estados Unidos, se empezaron incluso a entregar CDs de Mozart a todos los padres con niños pequeños y otros gobiernos siguieron el ejemplo, se organizaron conciertos para bebés y aumentaron las ventas de este compositor.
Pero ya en el año 1999, el psiquiatra Christopher Chabris repitió el estudio de Rauscher sin obtener resultados positivos.
Y ahora en 2010, un equipo de la Facultad de Psicología de Viena ha publicado un trabajo en el que se han recopilado resultados de diferentes estudios sobre el 'efecto Mozart' desde 1993, en concreto alrededor de 3.000 casos compilados en más de 40 estudios de distintos países, y concluye que no hay evidencia significativa de tal efecto. Hay que recordar que el estudio original sólo se hizo con 36 estudiantes.
El director del trabajo, Jakob Pietschnig, ha dicho que "Los que escucharon música, ya sea Mozart, Bach o Pearl Jam, tuvieron mejores resultados que los del grupo silencioso. Pero ya era sabido que una persona rinde más si tiene un estímulo. (...) Recomiendo a todo el mundo que escuche música de Mozart; pero la expectativa de que con ello van a mejorar sus capacidades cognitivas no se va a cumplir".
Sin embargo, lo que no deberíamos olvidar ahora es que la música sinfónica e instrumental tiene un efecto relajante que puede ser muy positivo, pero eso ya sería para otro artículo.