1. 'La clave está en el objeto' es la primera. En cada una de las obras que pudimos observar, hay un objeto clave que nos revela una información que nos da más bagaje cultural sobre cada uno de los artistas, la época en que vivió y el mensaje que el artista quiso transmitirnos.
En ella pudimos observar de cerca el retrato 'La duquesa de Abrantes', de Goya.
Estábamos, ni más ni menos, que ante el último retrato, ordenado y neoclásico, que Goya pintó al óleo de una dama de la aristocracia, pagado por la madre, la duquesa de Osuna, que fue también la protectora del artista desde mediados del decenio de 1780. En ella podemos observar los tocados de las damas españolas de la época, con una técnica preciosista.
Pero, gracias a la visita guiada, nos damos que cuenta que es en sus detalles donde sobresale la maestría de Goya, deteniéndose en la factura de las joyas o las flores del tocado.
Pero el 'objeto clave' es el que nos revela más sobre el artista. En este caso, el objeto que cambió el significado y nuestra percepción sobre el mismo, fue el papel que lo acompañaba: una partitura musical que nos descubría las aficiones musicales del maestro. La maestría del artista se revela también, y sobre todo, en los signos de la partitura.
A partir de aquí, la cultura se encadena y el juego de deducción está servido: es apasionante ir siguiendo la Muestra, obra tras obra, e ir descubriendo los objetos clave en cada una de las obras de arte que nos iluminan la mirada. Recomendamos no solo ir con los ojos bien abiertos, y acompañados a la Muestra, sino también llevar una libretita donde ir apuntando todos estos datos. Al llegar a casa, uno cambia su perspectiva sobre los objetos que nos acompañan, reflexiona sobre laimportancia que éstos tienen, y además, uno se interesa por aquello que ha aprendido. Sin más, nosotros hoy hemos estado informándonos sobre las aficiones musicales de Goya...
Seguimos indagando por la maravillosa exposición y llegamos a la tercera gran sección, titulada, 'El mensaje escondido' donde nos fijamos en el retrato de 'Nicolás Omazur', de Bartolomé Esteban Murillo.
Aunque Murillo se dedicó, sobre todo, a la pintura religiosa, de su mano salieron varios retratos que representan a destacados miembros de la sociedad sevillana. El protagonista de este cuadro fue un amigo y admirador del pintor. La austeridad con que está resuelta la imagen, muy lejana de la exuberancia y riqueza cromática de los cuadros religiosos de su autor, enlaza no sólo con las tradiciones retratísticas españolas sino también con las flamencas. Tuvo como compañero un retrato de su mujer. El retrato de Omazur, como el de su esposa, son de forma ovalada; fiel a latradición retratista de la pintura holandesa y flamenca. Él tiene una calavera en la mano, ella una rosa, símbolos ambos dela belleza efímera y la fugacidad de la vida.
El coleccionismo es otra área distinta en la que se puede observar cuando un objeto se convierte en arte.
En esta sección hemos podido disfrutar de La vista y el olfato, de Brueghel. Dos figuras alegóricas aluden a los dos sentidos representados. El olfato huele unas flores que le da un amorcillo, la cista mira su reflejo en un espejo sostenido por otro amorcillo. Todo lo pintado alrededor de estas figuras son alusiones a los representados. El gato de algalia representa el olor desagradable y, por su lado, el perro ilustra el olfato fino. La lupa simboliza la visión física, mientras que a la visión espiritual se alude mediante lienzos.
El retrato de Carlos II en el Alcázar de Madrid es muy significativo. El Monarca aparece vestido de negro y luciendo la condecoración del Toisón de Oro al cuello, orden borgoñona a la que pertenecía y que fue introducida en España por Felipe el Hermoso (1478-1506). La escena se desarrolla en el Salón de los Espejos del desaparecido Alcázar de Madrid, donde aparecen las consolas sostenidas por leones de bronce que hoy en día se conservan en el Palacio Real de Madrid y en el Museo del Prado.
Un espejo del siglo XII de madera con un águila bicéfala; una escribanía que José de Madrazo, director del Prado, pidió para su trabajo; o un sombrero de vigilante del museo; un retrato de Sorolla pintado por Jiménez Aranda... Entrar en esta sección es perderse, y perder la noción del tiempo, a cambio de seguir acumulando un buen puñado de historias, reflexiones, pensamientos y, por supuesto, objetos.
'Los objetos nos retratan' es otra de las grandes secciones de esta maravillosa exposición, que encadena con el resto de áreas expuestas.
Los trajes, vestidos, perlas y collares que llevan los personajes que podemos observar en los cuadros expuestos nos sirven para identificar su estatus.
Por un lado, se nos releva, en los personajes femeninos de la época, lo increiblemente importantes que eran las joyas y los accesorios que lucen las retratadas.
En el cuadro 'Isabel de Francia, reina de España', de Frans Pourbus el Joven, como la reina Isabel de Borbón, esposa del rey Felipe IV, vemos que la retratada nos dirige nuestra mirada, con un sencillo pero sublime gesto de su mano derecha, hacia el rico joyel y el collar de perlas que adornan su vestido en el espléndido retrato que le hizo el artista, remarcándonos y señaládonos su importancia.
En el auto-retrato de Carlos Maria Esquivel, la paleta y los pinceles nos hacen vislumbrar a un pintor, y los alimentos de los bodegones no solo nos muestran las costumbres gastronómicas de la época, sino el contexto socioeconómico y del poder adquisito de quienes encargaban pintarlos.
Sin duda una exposición magistral que llena de luz y magia todos los sentidos.
'Los objetos hablan' es una nueva exposición de orientación didáctica con una mirada y un enfoque únicos sobre las colecciones del Museo del Prado que no debes perderte bajo ningún concepto.
La exposición podrá contemplarse hasta el próximo 17 de mayo en el nuevo centro cultural CaixaForum de Zaragoza, con el que la entidad financiera refuerza su compromiso con la labor educativa del Prado.