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Quizás te suene el concepto de “Mano Invisible” creado por Adam Smith, padre de la Economía moderna. Al explicar el Mercado, dijo que el panadero o el carnicero ofrecen sus productos buscando su propio interés, pero el resultado parece tener un sentido, puesto que se acaba ofreciendo todo aquello que necesitamos, como si una Mano Invisible lo organizara. Lo mismo está pasando hoy en día con algo mucho más trascendente. Todos nosotros, haciendo uso de nuestra libertad estamos colaborando por pura casualidad en un gran proyecto para dominar el mundo, como si una mano invisible lo organizara todo. Es la Conspiración Invisible.
ARPANET, la red precursora de Internet, se gestó durante los años 60 como último recurso de comunicación militar en caso de que todo fallara. Por eso era fundamental que las conexiones fueran descentralizadas, para que si un parte de la red era destruida pudiera seguir siendo operativa. Mientras intentaba crear un sistema para conectar información de distintas bases de datos en distintos servidores, Tim Berners Lee creó las bases para la World Wide Web, que es la red de información gráfica que comúnmente (incorrectamente) llamamos Internet.
En los últimos años han aparecido en la Web una serie de aplicaciones que simplifican publicar información y/o compartir online. Gracias a ello ahora podemos publicar nuestros pensamientos, los quehaceres diarios, nuestras páginas web favoritas, música, libros, cine, las noticias que nos llaman la atención, nuestras fotografías, nuestros vídeos, nuestros eventos sociales, nuestros objetivos. En total, una perfecta imagen de nosotros mismos. Muchos de estos servicios tratan de crear una comunidad de usuarios.
Pero que publiquemos esa información no significa que nadie la vaya a utilizar para dominarnos, porque podemos hacer que todo sea privado. Sin embargo, eso va contra la filosofía de estas herramientas. Su propósito último es ser herramientas sociales, de colaboración, con lo que otros pueden aprovecharse de tus descubrimientos y a la inversa. Y eso es cool. Pero aún así, puedes utilizar alias distintos para cada una. Nada preocupante. Un fenómeno relativamente reciente es el de las Redes Sociales (Social Networks): son como si pusiéramos todos las herramientas mencionadas centralizadas en una página personal, con la idea de construir una comunidad y compartir información como objetivo principal.
La tendencia actual es convertir estas redes sociales en “plataformas“, de manera tu página es como tu ordenador, donde instalas las aplicaciones, que son todas las mencionadas anteriormente. El líder en esta tendencia es la red social que está en boca de todos: Facebook. Ahora ya no hay alias, sólo una identidad online que además es tu nombre real, bajo la que publicamos toda esa información personal de manera que todos nuestros amigos pueden ver todo sobre nosotros. Y eso es cool.
En este caso también podemos hacer que nuestro perfil sea privado, o parcialmente privado. Pero al parecer lo mejor es tener una identidad para poder mostrar al mundo quien somos y lo que hacemos. Y de todos modos, no parece que la gente tenga muchos problemas en cuanto a privacidad. Algunas personas se han quejado. La razón es que esa identidad es visible sólo para gente que está registrada en esa red social. Reclaman que esa identidad sea libremente accesible por contactos cuyo perfil está en otras redes. Sugieren que aprovechemos las herramientas mencionadas anteriormente para construir nuestra identidad online.
Pero eso sería sólo un escaparate para ti. Se perdería la característica principal, que son las conexiones con otras identidades. A ese entramado se le ha llamado, correcta o incorrectamente Grafo Social (Social Graph, no traducir como gráfico), y por el momento hay dos proyectos para “liberarlo”. Uno gira alrededor del OpenID, el otro, de Google, es OpenSocial. Ninguno de los dos llega a liberar del todo el Grafo Social, de manera que todo está todavía bloqueado dentro de la red social que escoges. En cualquier caso, lo que significa es que dentro de poco vamos a tener una identidad online que va a agrupar todo lo que queramos decir sobre nosotros, incluso quienes son nuestros amigos o contactos.
Ahora introduzcamos el concepto de etiquetas (tags). Si yo subo a mi Flickr una foto del London Eye, y le pongo “London Eye” como tag, se convierte en una característica de la foto. Lo mismo con este post, un video, una canción, un libro, lo que sea que ponemos online. Poco a poco, toda la información que encontramos en la WWW está organizada en tags. Gracias a ellos la WWW puede “entender” la diferencia entre una foto del London Eye y una de Tower Bridge, o la relación entre esa foto y una página web sobre el London Eye. Esto es la Web Semántica (Semantic Web). Sumémosle a eso la nueva tecnología demostrada por Riya gracias a la cual, si en una foto añades el tag “sirventés” o “Big Ben”, el programa es capaz de reconocer y etiquetar todas las fotos donde el Big Ben aparezca.
Debe haber cientos de fotografías colgadas en Internet en la que aparezco yo paseando por detrás de una foto de grupo, o apoyado en la barandilla de Wesminster Bridge. ¿En cuántas debes estar tu? Si entrenamos al buscador para que te reconozca, automáticamente todas las fotos donde tu apareces estarán etiquetadas con tu nombre. La web 2.0 significa que has perdido el control sobre la información que se publica sobre ti. No son sólo fotografías. Con tantas formas de publicar de forma sencilla, ¿cuanta información se publica sobre ti? Tus amigos escriben cosas que quizás tu no quieres que salgan a la luz, por no hablar de alguien que te odia. Hoy ya existen buscadores que se dedican a agrupar información sobre personas, identidades online.
Es posible crear un algoritmo que reúna toda la información que existe sobre ti, y puesto que busca en la Web Semántica, puede entender lo que encuentra, clasificarlo y escribir un perfecto perfil psicológico, uniendo intereses, vida privada, amigos, lugares visitados… Y todo ello sin ningún tipo de interacción humana. Eso es algo deseable, puesto que al igual que hoy vemos anuncios en la web relacionados con nuestra búsqueda, toda esa información permitirá que no hagamos una búsqueda en la web, sino que le hagamos una pregunta. Esa es el objetivo de los nuevos buscadores. Pero eso son minucias. Del mismo modo que se puede diseñar un algoritmo que agrupe información sobre ti, se puede diseñar otro que agrupe todas esas identidades.
Se puede tener una imagen perfecta de los usuarios de la web, que dentro de no mucho va a ser como decir la población del primer mundo. Se pueden dividir por intereses, por comportamientos, se pueden generar simulaciones para saber cómo reaccionaría la población a una decisión concreta de un gobierno, a una película, a una campaña de márketing. Para qué se manipular la mente de la población cuando puedes simplemente preveer su reacción?. La WWW es una inmensa base de datos que en vez de estar almacenada en un sólo lugar, está descentralizada en un entramado de miles de servidores gracias a la arquitectura de la red.
Es “la nube” (the cloud). Por eso es prácticamente indestructible. Puede haber pérdida de información, pero la única forma de destruirla es destruir toda la red. Cada uno de nosotros alimenta esa base de datos con más datos. Si la información es poder, esa base de datos tiene más poder que nadie en el mundo. La estructura está hecha. Más y más gente desarrolla las herramientas. Más y más gente provee información. Si alguien quisiera dominar el mundo, habría creado exactamente esa estructura que es el perfecto ejemplo de Libertad y Democracia. Si alguien quisiera dominar el mundo nos obligaría a proporcionar esa información que hoy proporcionamos libremente porque es “cool“… Hay una conspiración invisible?