Paso a relatar los extraños sucesos que acontecieron en mi ultimo paseo por la ciudad. Fue por la mañana, al despertar, que noté que mi mente se encontraba en un extraño estado, como de suma receptividad, pero no le di importancia: nada hacía sospechar los extraños sucesos que tenían que acontecer en mi acostumbrado paseo por la ciudad...
Antes de salir de casa, una nefasta noticia vino a golpearme...
A pesar de la dureza y el daño de la misma, algo en mi interior se encendió y me hizo estar sereno, recordándome que pase lo que pase en la vida, lo importante es estar preparado. La vida tiene estas cosas y espera siempre al acecho para lanzarse y clavar sus mandíbulas sobre ti cuando menos te lo esperas.
Consumido este dolor, la vida tiene que continuar, por lo que decidí salir a la calle y encargarme de ciertos asuntos de suma importancia. Salí pues a la calle, miré al cielo, pero no, no era hoy uno de esos agradables y soleados dias cuyo sol calienta hasta el más destemplado ánimo, sino todo lo contrario: un lluvioso, frio y desapacible día.
A tal efecto, no procedía de ninguna manera caminar por la superficie de la ciudad, sino resguardado en lo más profundo de la misma, la red del Metro. Me acerqué pues a la estación más cercana, internándome en la misma, bajando secciones y secciones de largas escaleras mecánicas , llegando por fin hasta lo más profundo del subterráneo, donde se halla el andén.
Ya en el mismo, busqué un lugar donde aposentarme y esperar cómodamente el convoy, y ocurrió que, al ir a sentarme, mis ojos se cruzaron con un destello luminoso y cegador, deslumbrándome casi por completo... Conseguí abrir mis ojos y cual fue mi sorpresa al descubrir que aquel destello cegador provenía de la luminosa energía de unos bellos ojos de mujer, tan bellos y tan luminosos que no podía parar de mirarlos, e igualmente ellos me miraban a mi...
just an eye... (Photo credit: Kyla Oh)
Llegó el momento de subirse al convoy y ambos entramos con la suerte de encontrar dos únicos asientos libres enfrentados. Ya sentado ante estos radiantes ojos, seguí escrutándolos, pues el haz de luz que desprendían producía que mis ojos no pudieran mirar para ningún otro sitio. Tras un largo rato de observación, algo se encendió en mi consciencia y, de repente, caí en la cuenta del extrordinario hecho al que estaba asistiendo: mi sobre-receptiva mente, por alguna causa desconocida, estaba captando el mágico y secreto instrumento de la
*Sakty (o energía femenina), una energía que fluye intimamente por el interior de toda mujer y que, después de nutrirla, acaba materializada en forma de haz luminoso en los ojos de las mismas.
Sí, comprendí de repente que me hallaba delante del espíritu mismo de la energía creadora de la vida que, como un instrumento, moldea y da forma a cada mujer. Ante tan increíble hallazgo, caí en la cuenta de que no eran mis ojos los que miraban tan extraordinario hecho, sino mi espíritu, un espíritu mío generalmente dormido y que, por alguna causa, había despertado.
De repente, me puse a observar otros lugares del vagón y cual fue mi sorpresa cuando pude constatar que no sólo mi observada fémina ostentaba tan extraordinario haz de luz en sus ojos, sino todas aquellas chicas que se hallaban en el vagón: unos ojos cuyos más recónditos secretos salían a la luz por sus aperturas oculares, en forma de pequeños destellos luminosos.
¡No podía creer lo que estaba viendo! Por primera vez me hallaba ante el fascinante espectáculo de la creación, cuestión que me hizo reflexionar y preguntarme: ¿Cómo es posible que este gran secreto no me haya sido relevado antes? ¿Cómo es posible que este increíble espectáculo sea, por lo general, invisible a la consciencia natural de los hombres?
Posiblemente, recapacité, el vago y ofuscado umbral general de consciencia de la mente masculina no le haya permitido ver y apreciar tan extraordinario y fabuloso espectáculo.
Sí, definitivamente, me hallaba delante del gran secreto de la mujer ¡ su propio espíritu !
Un espíritu de tal belleza que hacía que mi propio espíritu quedara perplejo, en estado de serena atención. En este estado continué durante varias
estaciones más, mecido por el suave traqueteo del vagón en lo que parecía ser, ya no el torpe e incómodo viaje de metro sino el más maravilloso y cómodo de los viajes.
De esta manera, llegué a mi destino, me puse en la puerta de salida y me bajé. Desde el andén, nuevamente me dirigí a las escaleras mecánicas, esta vez con la intención de salir a la superficie.
Ya en la calle decidí reponer fuerzas y poner mis ideas en orden, y empecé a caminar buscando un lugar donde hacer una parada y relajarme, crucé la Plaza de Alonso Martinez, y me introduje en una desconocida calle para mi, de nombre Santa Teresa, avancé un poco por la misma y de repente me di de bruces con un lugar cuyo extraño letrero, '' OLIVIA TE CUIDA '', me llamó la atención, e hizo que me acercase hasta el mismo...: se trataba de un pequeño y coqueto café shop, cuya variada carta de tés se me hizo irresistible. Sin lugar a dudas, este era mi lugar, asi que sin pensármelo más, me introduje en el mismo...
En su interior, y después de ojear la variada carta, me decidí por un sabroso chai o té verde. Pero al ir a pedirlo, algo extraño nuevamente ocurrió: la *shakti, la energía femenina de la bellísima camarera que vino a atenderme, volvió a cegarme intensamente. Ante esto, y como pude, busqué un lugar donde sentarme y calmar mi sobresalto. Una vez sentado, agarré el periódico y bajé la vista hacia el mismo, a la espera de que me sirvieran la consumición. Pero algo ocurría que me imposibilitaba concentrarme en el periódico, algo que me distraía constantemente, algo extraño que estaba ocurriendo en aquel extraño lugar y que yo tenía que averiguar...
Fue en este afán cuando vi el reflejo de otras muchas luces que se encendían y apagaban constantemente, como en una sinfonía lumínica, luces que reconocí al instante y que, obviamente, no eran luces, sino la sakty, la luminosa shakti o energía femenina que radiaba y manaba libremente por todo el lugar.
Le
even though the woman has only one eye (Photo credit: Woodlouse)
vanté la mirada ampliamente y, ante mi asombro, descubrí que el lugar estaba lleno, exclusivamente, de chicas, mejor dicho, de maravillosas mujeres, ninfas cuyos ojos hablaban y hablaban en el más bello y expresivo lenguaje de la creación, el lenguaje femenino. Paralizado por sus luminosas miradas pasando a mi alrededor, estupefacto y casi con los ojos cegados, me bebí rápido el sabroso chay, pagué la cuenta y salí a la calle . aturdido aún por tan extraños hechos, decidí que lo mejor era volver a casa...
Eso sí: lo haría andando, bajo la fría lluvia, y dolorido y bramando como un ser mitológico que ha descubierto el paraíso al que no pertenece ni puede acceder, pero contento de haber asistido como espectador a uno de los más bellos y extraños espectáculos de la vida.
Nuevamente, y de regreso a casa, por el camino volvió a ocurrir algo tan extraño que no os podéis ni imaginar, pero eso os lo cuento otro día ........
* :la energía femenina (Śhakti) se considera la fuerza motriz tras todas las acciones y existencia del cosmos fenomenal del hinduismo.