En esta ocasión, el colectivo Nakadaska nos ofrece dos performances que siguen su línea de actuación en la exploración de las emociones y los sentimientos, ampliándolo parcialmente a sus efectos en el comportamiento humano.
De nuevo con éxito, estas performances utilizan recursos simples y una puesta en escena sencilla para conseguir, de forma mayormente exitosa su objetivo: plantear preguntas vitales sin respuesta para reflexionar sobre ellas. Recomendadísima pues, de entrada, para quien sea inquieto y guste de hacerse preguntas y reflexionar. Para quien espere respuestas fáciles, ser el sujeto pasivo del espectáculo, o se conforme con el puro entretenimiento, definitivamente no les recomiendo este espectáculo.
En la performance ECO se nos resumen, en pocos minutos y sin texto alguno, la historia de la humanidad desde la perspectiva de la tiranía del poder y sus círculos viciosos. Esto permite al espectador reflexionar sobre la naturaleza propia del ser humano, la sociología del cambio y la tiranía del poder sobre una base simple en la forma, pero profunda en el fondo.
La entrada en esta performance puede resultar un poco fría y extraña sin la información previa del objetivo de la misma. Pero la ausencia de presentación permite una experiencia más vívida si consigues entender el mensaje y el objetivo, aunque también puede llevar a perderte en el abstracto antes de poder llegar a ese punto.
También he echado de menos algunos momentos de pausa que permitan digerir la cantidad de cambios y experiencias que se presentan, que en algún momento resultan un tanto atropelladas, sin dejar tiempo al espectador a incluir la parte racional de entender los cambios situacionales antes de envolverte en el siguiente. En este caso, hubiese deseado poder disfrutar de un poco más de tiempo para situar a los diferentes personajes simbólicos en su contexto histórico. La velocidad refuerza la idea del círculo vicioso repetitivo pero no permite la correcta contextualización. En mi opinión, esa presentación permite la universalidad del dilema aunque existe el riesgo de la banalización del mismo al extraerlo demasiado de su contextualización.
En la performance FISURA, se nos presenta el eterno dilema de la educación. También con una presentación simple y austera, en este caso consiguen transmitir de forma excelente tanto el mensaje como el dilema intrínsecos a la situación.
Esta performance creo, personalmente, que es más clara y directa. Su extrema simpleza permite que el mensaje llegue con mucha fuerza al espectador aunque quizás esté demasiado centrada en la idea del refuerzo negativo desde dos perspectivas y echo de menos la crítica más difícil de exponer del refuerzo positivo y su contraposición al anterior.
En cualquier caso, en ambos casos son propuestas indudablemente arriesgadas y creativas que giran en torno a la educación emocional y a la formulación de grandes preguntas con la gran virtud de no presentar respuestas, sino presentando las diferentes cuestiones desde el prisma más emocional del ser humano. Nakadaska nos obsequia, pues con un nuevo éxito y un nuevo acierto de forma general en cuanto a usar los elementos correctos en pro de un objetivo muy valorable.
A nivel escénico, especialmente en la primera performance, se percibe cierta rigidez en algunas transiciones, que se podrían utilizar con ciertos elementos de fluidez para dejar poso sobre lo transcurrido y permitir la reflexión sobre el cambio producido.
Por otra parte, las entradas y cierres de las performances me resultan un tanto secas. En este caso recomiendo personalmente explorar la posibilidad de utilizar los mínimos recursos escénicos (luz, música) para marcar al espectador estos dos momentos importantes y darles la fuerza que requieren.
A pesar de lo anteriormente mencionado, la parte más importante y disfrutable en estas performances es el debate que pueden generar en el coloquio posterior, siendo las actuaciones el canal mediante el que abrir y favorecer la exploración racional y emocional de su significado. En mi caso, almenos, es la parte más significativa de este evento, exitosamente construido en pro de ese objetivo.
En una sociedad habituada a recibir estímulos en lugar de utilizarlos, siempre es difícil conseguir la involucración del público en estos aspectos, especialmente en dilemas profundos y abstractos como los presentados. En ese punto me permito felicitar de nuevo a Nakadaska por conseguir romper el hielo de esa tensa situación.
También me permito plantear a estos artistas un par de opciones a explorar en estos coloquios. Me pregunto si no ganarían en riqueza esos debates el eliminar la cuarta pared ya que, a pesar de la cercanía, físicamente los actores siguen presentándose en contraposición al público. Es decir, me pregunto si no sería más productivo el romper el espacio físico, lumínico y simbólico que puede caer en el peligro de establecer dos grupos de debate, el público en un lado y los actores en el otro. Para ello se me ocurre la arriesgada idea de igualar a todos los presentes en un círculo en el escenario que además permitiría reconocer las expresiones faciales y la comunicación no verbal tan importantes en la obra, y no exploradas en el coloquio.
Por supuesto, la opción anterior corre el riesgo de confrontarse con la falta de predisposición del público pero, en cualquier caso, si no estás dispuesto a explorar, aunque sea como espectador, estas preguntas y emociones, no creo que te valga la pena presenciar esta propuesta artística.
En definitiva, es una propuesta artística emocionante y positiva que nos lleva a un debate que te hace situarte fácilmente en los foros de debate griegos, símbolo del inicio del debate y reflexión sobre el conocimiento. Atrévete a vivirlo, pensarlo y sentirlo, y gozarás del poder de la opinión sin prejuicios y sin duda te llevarás a casa reflexiones interesantes.
Finalmente, felicitar de nuevo a estos jóvenes artistas por las propuestas arriesgadas que nos presentan, enfrentándose a la problemática de una sociedad con escasísima educación emocional. Con su propuesta abstracta se acercan a La Fura del Baus, sin la espectacularidad, tensión y medios de estos permiten enfrentar desde una perspectiva tranquila y sana los dilemas morales y emocionales del siempre difícil hecho de existir y ser consciente de ello.
Esperemos que estas propuestas afloren y dejen su poso en una sociedad siempre necesitada de cultura emocional, que difícilmente dará respuestas, pero que puede evitar parte del conformismo y resignación ampliamente instaurado. Mi única sugerencia al público, atrévase a vivirlo, a opinar y a no dejar de aprender.