Pues esto ya está. Menudo filón montado tienen los de Netflix con Marvel: su apuesta más segura, de lejos...
Con tan sólo ocho episodios, 'The Defenders' deja claro el nivelazo de sus guionistas, quienes no han dejado pasar ni una sola de las subtramas de cada uno de nuestros héroes.
Los personajes que han acompañado a estos cuatro neoyorquinos se entrelazan a la perfección en una trama que, naturalmente. supera con creces la de cada uno de los cuatro chicos en solitario.
La Mano, la organización criminal más peligrosa que pueda recordarse, ha llegado a New York de manera definitiva para destruir la comunidad que nuestros chicos tanto aman, así que no había mejor excusa para juntarse e intentar acabar con ellos de una vez por todas.
Y gracias al bueno de Daredevil así es. La oscuridad de este personaje parece impregnar toda la temporada, siendo él la cabeza pensante y sacrificada de los Defensores, que lucharán al lado de Murdock única y exclusivamente porque creen en su amor hacia la Gran Manzana por encima de todo.
Y es que por mucho que tarde en llegar el encuentro de estas cuatro bestias (impagable la escena de la cena), resultan maravillosos los caminos que llevan a cada uno de ellos a coincidir en la misma vía, lugar desde el que decidirán continuar en compañía.
Y, desde ese momento, con calma pero sin pausa, el equipo funciona de manera apabullante, con una fuerza inmensa y unos diálogos divertidos, algo de lo que carecía alguna de las series anteriores.
Todo sin descuidar las vidas de cada uno de ellos, que tanto nos han interesado.
Hay mucha testosterona en la energía de The Defenders y precisamente eso es lo que hace este espectáculo tan sublime como melancólico.