¿En qué punto se ancla nuestra identidad? ¿Cómo se desarrolla?¿Somos lo que vivimos? ¿Estamos predeterminados?
Dos gemelos idénticos unidos por su genética Alex y Markus y un hecho que los separa: un grave accidente de tráfico sufrido por Alex que borra 18 años de existencia. Su completa pérdida de memoria lo vuelve una tábula rasa capaz de reescribir su historia partiendo de cero. Ventajas, desventajas y un peso en la conciencia de su hermano Markus que seleccionará aquella información oportuna para darle un bueno aunque inexistente pasado.
Al despertar del coma la única persona a la que reconoce es Markus y todo lo demás le es ajeno.
A pesar de no recordar nada, con 18 años uno tiene plena conciencia de sí mismo e inevitablemente la pregunta se plantea: ¿Quién soy? Si no tengo un pasado ¿Cómo sé algo de mí? ¿Cuál es mi identidad? ¿Qué rol juega el pasado y las experiencias en la percepción de uno mismo? La memoria parece ser el espejo en el que se refleja nuestra imagen.
El foco de atención se posa pues en nuestras experiencias y son ellas las responsables de hacernos quienes somos. Ante la nada ¿Cómo restablecer y forjar la identidad? ¿En qué punto empezamos a anclar certezas sobre quienes somos? ¿La personalidad se hace o nos viene determinada genéticamente? ¿Y las filias y las fobias?
¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿A dónde me dirijo? ¿Qué hago? ¿Qué quiero? ¿Qué es la normalidad? ¿Qué es real? ¿Qué es imaginario?
Nada es tan peligroso como una idea amplia en nuestros cerebros estrechos y eso mismo es lo que ocurrió con Alex. La inmensa capacidad de absorbción y de aceptación de absolutamente cualquier realidad lo devolvía a su estado primitivo, al que todos tenemos al inicio cuando la socialización todavía no ha mermado nuestra comprensión del universo, del infinito, del quantum, de la posibilidad de caer hacia arriba, de no tener prejuicios por no saber lo que son.
El documental pasa por momentos muy duros de asimilar incluso para un espectador que ni siquiera ha rozado con la yema de los dedos la temática subyacente (y que no vamos a revelar) que estructura la narración.
Tocando y destruyendo las rivas muy verdes socializadas por interés público el documental se arrima a conceptos tales que:
- El amor en general
- La estructura familiar normal
- El pre-supuesto amor fraternal y paterno/materno- filial
- La mentira piadosa y la ceguera voluntaria
- Moral y Ética
- Aceptación de la realidad por CONFIANZA como si una cosa implicara la otra. Este axioma es el generador de ideas provenientes del exterior que pueden no corresponderse con el desarrollo de nuestra personalidad natural ni la explosión de nuestra inteligencia.
Todo lo anterior en una sobrecogedora narración que desvela las heridas todavía latentes y frescamente encarnadas bajo la apariencia de cicatrices pasadas. Un lamento que se desgañita en silencio hundiendo el punzón de la realidad acallada por el autoengaño voluntario. La bifurcación entre moral y ética.
Brutalidad, realismo y sed de objetividad mueven la imperante necesidad de conocer la verdad. ¿Es indispensable? ¿Hasta qué punto? ¿Afecta en la actualidad? ¿Se puede huir del pasado o lo ocurrido no tiene curación?
Ocultas en la paradoja yacen la apremiante avidez de conocimiento del ser humano y la evasión del mismo. Nuestro subconsciente es testigo inapelable del desvío de miradas. Por muy gorda que sea la vista no logra esconder la finura de la perspicacia intuitiva del sentido animal. Todo acaba cayendo por su propio peso. El peso de la mirada de un secreto arrinconado.
Como todos los soñadores, confundieron el desencanto con la realidad y olvidaron que nada se crea ni se destruye sino que se transforma. La respresión acaba labrándose un paso bajo la forma de cualquiera de su apariencia física.