TODOS tenemos secretos y éstos dirigen nuestras decisiones
¿Cuánto conoces de los que te rodean?
La serie está basada en la novela homónima de Harlan Coben publicada bajo el nombre de THE STRANGER (El extraño) y hay que estar enfermo para parir semejante historia. ESTO SÍ ES IMAGINACIÓN y lo demás son tonterías. Que Stephen King, ya para acabar de chinchar, aprenda y se quite del medio. LA SERIE ES DE 10.
Bajo la premisa de "Todos temenos secretos" y ante la pregunta ¿Cuánto conoces de los que te rodean?, nos vemos obligados a abrir los ojos y la conciencia. A pesar de no querer desconfiar, un susurro basta para que el cáncer de la duda se extienda en nosotros. No es que no se sepa, es que miramos hacia otro lado para conseguir la prevalencia de nuestras ideas. Así fundamentamos nuestro mundo conforme a unas bases equivocadas (EL PRINCIPIO DE LAS BASES FALSAS), fruto de la imaginación y los deseos de cada uno.
La historia se centra en Adam Price, un hombre que tiene todo lo que siempre soñó: una hermosa y amable esposa, dos maravillosos hijos de los que se siente orgulloso, una casa y una vida tranquila. Sin embargo, un día, una extraña se acerca a Adam y le revela un secreto sobre Corinne, su esposa, que podría arruinar en tan sólo un abrir y cerrar de ojos lo que han construído a lo largo de todo el camino recorrido juntos.
¿Quién es este personaje que posee una información tan certera sobre los demás? Absolutamente TODO en esta serie es un misterio. Adam empieza a tirar del hilo que sobresale del parcheado de su vida. Ya deshilachada, ante él se revelan aquellas verdades ocultas enterradas a propósito. El espectador va tomando conciencia, como nunca antes, de cómo un secreto puede llevarnos a inclinarnos precipitadamente hacia unas decisiones erróneas con la única finalidad de mantener el castillo de naipes en el que hemos convertido nuestra existencia.
Este es el punto de partida del piloto. A partir de ahí, las cloacas están infinitamente más limpias que la biografía de cualquiera. Trapos sucios empiezan a emerger de las profundidades mentales de los personajes.
NADA es lo que parece ni siquiera su estructura pues en los inicios del tercer episodio creímos vernos sumidos y arrastrados hacia una serie procedimental disfrazada. Así pues, toda apariencia es engañosa, incluso la de la propia producción.
A lo largo de cada capítulo pero sobretodo en los primeros minutos, se van abriendo frentes. Pronto, los cabos sueltos son tantos que el espectador se ve sobrepasado por el sinsentido y el maremagnum de misterios, preguntas e intrigas.
Cuando uno está a punto de abandonar, el hilo del que pende nuestra paciencia recibe el estirón que junta los remiendos del entretejido que se ha ido tramando en la oscuridad. El conjunto adquiere solidez ante nuestro asombro y no podemos negar la reverencia provocada por la admiración de semejante guion.
Nos dejamos llevar y cada paso es un trasquilón al que nos vemos por la fuerza empujados.
Los aromas son los mismos exhalados por la fabulosa película "Expiación" de Joe Wright. Unos personajes teñidos de claroscuros que presentan tan sólo una parte de lo que esconden. Lo oculto permanece selectivamente agazapado en el sombrío regazo de la memoria y acaba inevitablemente enfocado por el rey de las marionetas ("Master of puppets" de Metallica) que tirará de los hilos haciéndolos bailar al son de sus caprichos.
Al igual que la fantástica "Damages", "No hables con extraños" no apostilla sino que avisa sobre la posesión de inconfesables placeres o fechorías encubiertas. Nos señala lo anterior remarcando los hechos que derivan de las desviaciones. Las consecuencias acabarán dirigiendo nuestras vidas al estar completamente cegados por el miedo de la emersión de las más negras profundidades. Seremos las meras marionetas de un plan urdido por nosotros en contra de nuestra libertad. Somos cuchillo y presa a la par, como dirían los Vetusta Morla en "cuarteles de invierno"
Es una serie huraña que araña, sin duda alguna, la locura más cuerda que sólo unos pocos y respetados talentos han logrado plasmar. Nombres tan elevados como Ian McEwan, Haneke, Von Trier (en su mejor época y no el esperpento en el que se ha convertido), David Lynch...
"No hay mayor ciego que el que no quiere ver" y asistimos al dolor que provoca el alumbrado del entendimiento. La desconocida quizás catalice el despertar de la conciencia de lo que en el fondo cada uno sabe. Como "nunca es tarde si la dicha es buena", más vale reconstruir una vida con base real en su ocaso que permanecer en la agonía de la volatilidad de los cimientos. Es mejor no equivocarse nunca pues hay errores imborrables que nos acompañan hasta el final y la asimilación de nuestra especie se hace con alarmante celeridad. El "si no puedes con ellos, únete" es tan certero que la dicha tardía nunca será buena a pesar de lo que diga el refranero.
Estamos a punto de calificar la serie de OBRA MAESTRA pero todavía no la hemos terminado. Hemos sin embargo, franqueado su ecuador y nos sigue dejando petrificados el goteo incesante de apertura de frentes a medida que las avanzadas iniciales van cobrando sentido. Hace un seguimiento PERFECTO de las causas y efectos de nuestras resoluciones muchas veces irresolutas por irreales.
Muy delicadamente, la lógica de la psicología de los caracteres va filtrándose hasta conformar el manantial de respuestas que anduvimos buscando.
Una gran serie británica ante la que no nos queda más remedio que cerrar el pico siempre remarcando que toda regla general tiene, como es el caso, sus excepciones.
Un aplauso y una ferviente recomendación.