40 series para una cuarentena
SERVICIO EXCLUSIVO CEC: CRÍTICAS DE SERIES AL DÍA DESPUÉS DEL ESTRENO EN PLATAFORMAS DE STREAMING Y CADENAS DE TV. DE TODAS LAS NACIONALIDADES Y ORÍGENES
Una crítica nada ortodoxa, al estilo de la serie: creyentes en el funcionamiento de la Iglesia, absteneros.
El crepúsculo de los ídolos donde la religión queda denunciada.
"UNORTHODOX" está basada en la novela homónima de Deborah Feldman, nacida en el Brooklyn de 1986 en el seno de una familia judía ultra religiosa que conforma la secta llamada "Satmar Hasidim", en la cual el inglés estaba prohibido y solo el uso del Yiddish era aceptado.
Relato de una vida aislada del resto del mundo en la que Esther Shapiro (Shira Haas) es la joven judía que encarna al alter ego de la autora del libro, que fue criada por sus abuelos y sus tíos cuando su madre decidió abandonar la comunidad. Esther osa dejar a su familia y a su marido Yanki Shapiro (Amit Rahav), consecuencia del desventurado matrimonio concertado, y emigrar irónicamente a Berlín. Este lugar, de donde tantos tuvieron que huír, representará la tierra de las oportunidades para Esther.
En cuanto la comunidad se da cuenta de su huida, se pondrá en marcha para buscarla y traerla de vuelta. Yanki y su primo Moische Lefkovitch (Jeff Wilbusch) serán enviados a Alemania...
Crítica de la serie "UNORTHODOX" de Netflix - CEC SERIES
Sin siquiera una maleta, Esther aterriza en Berlín. Ahí descubrirá a un grupo multicultural de jóvenes estudiantes de música en el conservatorio: Robert (Aaron Altaras) y Yael (Tamar Amit-Joseph), entre otros, serán los encargados de introducirla en esta nueva organización social.
La exploración de un nuevo mundo repleto de oportunidades, de sueños y de libertad se va viviendo a través de los ojos de esta joven y destacada actriz, Shira Haas, que ha sido capaz de embelesarnos y hacernos olvidar nuestra realidad para sumergirnos en el periplo de Feldman. Buenísima interpretación que nos recuerda al étnico cruce de Natalie Portman y Scarlett Johanson en un descorazonador ejemplo más de cómo la realidad supera la ficción.
A medida que pasan los minutos de estos 4 capítulos que componen la primera temporada, uno no puede evitar pensar y sorprenderse. ¡Todavía existen este tipo de sectas en el mundo! En este caso, la comunidad Hasidic Satmar en Williamsburg está en Nueva York, una de las ciudades más cosmopolitas del planeta. Aún así, esta organización tiene las reglas más estrictas del comportamiento judío ultraortodoxo del mundo entero.
Nos hacemos cruces, LITERALMENTE, de ver lo que la pantalla refleja. Y hallamos muchas similitudes -no solo de forma, sino de fondo- con otro tipo de sectas religiosas. Los mismos perros con distintos collares con el objetivo de confinar las mentalidades de sus fieles privándoles de todo contacto "pernicioso". Otro sistema que pone al personal sobre las vías de lo considerado correcto por algunos interesados. Que adoctrina, que priva que obliga y anula a las personas para esclavizarlas, dirigirlas y manipularlas.
Otra de las innegables observaciones que nos permiten hacer estas sectas totalitarias es el seguimiento de los orígenes del patriarcado. Por si aún queda alguien que tenga alguna duda, tras el visionado de "UNORTHODOX" quedan todas disipadas. INCONTESTABLEMENTE el machismo nace y crece en las religiones, en todas y cada una de ellas.
No hace falta concretar si en la judía, la musulmana o la cristiana. Cada una de ellas -por separado y a su estilo, pero con el mismo denominador común-, se ha encargado de hacer del hombre el soberano al que la mujer tiene que "hacer sentir como un rey". Bajo la ULTRA protección de sus madres, los varones tienen cancha libre para la excusa y la no responsabilización de sus actos. Todo lo desagradable -la culpa, la vergüenza, la deshonra y el deshonor- recae sobre ellas.
ELLAS, que son las que se quedan en los hogares trabajando para complacer al marido y a su familia, con la aspiración de ser buenas esposas y madres como objetivo prioritario en la vida. A nosotros el rumor de fondo nos suena demasiado cuando a lo largo de nuestra existencia hemos tenido que oír a compañeras decir "yo lo único que quiero en la vida es ser madre...". Y lo peor de todo es que la biología acompaña, pues siempre ha dotado de argumentos científicos esta realidad, transformando el mensaje en las mentalidades arcaicas que siguen aseverando que los roles biológicos son los que son.
Y, ciertamente, ellas tienen el poder de dar vida. Sería estúpido contradecir lo obvio. Antes que mujer, una debe ser persona individual con su propia identidad. Y, en base a ello, decidir si quiere cumplir con su supuesto rol. Y que es completamente censurable que algunos entes se aprovechen de todo lo expuesto para el beneficio de unos y en detrimento de otras.
Esta crítica será criticada porque las personas que participaron en ella son ateas. CLARA Y ORGULLOSAMENTE ateas cuando esta serie demuestra, UNA VEZ MÁS, cuánto daño cerebral y social han hecho TODAS las religiones, y quienes son los que se han beneficiado de nuestra ignorancia y estupidez. Y no sirve escudarse en la excusa de que esta serie demuestra el extremismo sectario. Precisamente lo condensa tanto, que el que está diluido en nuestro día a día resalta, queda más fácilmente denunciado y reluce con más fuerza. En estos días de confinamiento con vuestras parejas e hijos, observad y analizad bien los intercambios casi naturalmente aceptados, y quedaréis asombrados de todo lo que esconden. La lucha por la igualdad empieza en vuestras casas, no en las manifestaciones del 8M, ni en las pancartas ni en el despelote protestatario.
Esther está atrapada en este enjambre que nada tiene que ver con ella. Dice querer lo que todas: casarse, ser una buena madre y una buena esposa... porque la tierra prometida es la de empezar una vida propia a partir del matrimonio. Cuando una mujer deja de estar bajo la tutela parental para pasar a la tutela marital, no empieza una nueva vida: entra en una nueva cárcel cuyos barrotes y mandatarios siguen siendo exactamente los mismos.
El vocabulario utilizado para designar a la mujer es SORPRENDENTEMENTE VIOLENTO: ser defectuosa por no poder mantener relaciones sexuales -y por lo tanto no servir para lo que fueron destinadas-, estar limpia cuando ya no tienen el periodo y pueden volver a compartir el lecho conyugal... Pero las que cargan con la culpa, la suciedad y las responsables de las decepciones siguen siendo ELLAS.
Unorthodox no es una obra maestra, pero sí una gran serie que atrapa a medida que pasan los minutos, y que hará reflexionar y abrir los ojos de muchas personas. Sobre todo la de aquellos hombres y mujeres responsables y conscientes que estén dispuestos a revisar las bases de sus relaciones y trabajar unidos para vencer al patriarcado, cuando estamos en los albores de una nueva sociedad.
Es por todo ello que desde CEC SERIES queda MÁS QUE RECOMENDADA.