El sistema Omnisciente que todo lo ve, ha logrado una tasa de criminalidad prácticamente nula y sin embargo...
Sistema imperfecto que encierra secretos... demasiado humanos...
OJO!!!! SÓLO DISPONIBLE EN VOSE Y LATINO
¿Cómo transmitir en palabras la translúcida delgadez de "Omnisciente"?
Aquí nos pasa lo que acostumbra a ocurrirnos con la ciéncia-ficción, no con toda dicho sea de paso. Las distopias parecen ser creadas por un grupo de freaks en plena fumada. No es que nos haya disgustado es sencillamente que no hay sustancia. Todo cuanto nos preguntamos antes de su visionado ha quedado en el aire y no encontramos más que tímidos apuntes a nuestras preguntas inicales. En breve retomaremos los enigmas que hubiesen podido atizar nuestra curiosidad pero antes hagamos un breve resumen introductorio de la trama.
Nos trasladamos a una ciudad imaginaria brasileña donde cada ciudadano es vigilado por un dron en forma de mosca que le sigue a todas partes. Es el reinado del "Sistema Omnisciente". Estos insectos tienen la capacidad de analizar la conducta y medir las variables biológicas del humano al que controlan. Así, las autoridades han logrado un descenso a niveles casi nulos en la criminalidad y del ahorro asociado en términos de efectivos policiales. El saberse vigilados implica un mayor autocontrol pero también un considerable encorsetamiento que tendrá consecuencias sobre sus habitantes. La represión ha sido, es y será uno de los vetustos males del sistema imperante ante la cual parece no haber escapatoria y cuando la hubiere el propio responsable se encarga de aniquilar cualquier atisbo de libertad.
La ingeniosa e ingeniera Nina Peixoto (Carla Salle) es uno de los becarios en la empresa responsable del "Sistema Omnisciente". Sólo dos de los participantes pasarán a ocupar un puesto permanente en dicha compañía. La competencia es ardua llegando incluso a enfrentar a Nina a su mejor amiga (Luana Tanaka).
Una tarde, al llegar a casa, Nina halla el cadáver de su padre sobre el suelo con el orificio en la espalda causado por una bala. Sin embargo, el acta de defunción apunta a causas naturales como razón del fallecimiento de Inácio Peixoto. En un halo de misterio y dolor, Nina decide hacerse con uno de los puestos permanentes, estudiar los fallos de la organización para poder acceder al sistema central de la red de drones y averiguar lo que realmente ocurrió la tarde en que asesinaron a su padre. Para ello, tendrá que sortear todos los obstáculos y renunciar a sus escrúpulos abanderando el lema "el fin justifica los medios".
¿Por qué mataron a su padre, un vulgar peón de mantenimiento? ¿Quién pudo burlar el sistema de seguridad si es que éste fue burlado? ¿Por qué la policía se niega, bajo la excusa de no vulnerar la intimidad de las personas, a acceder a las imágenes grabadas por el dron de Inacio en el momento de su asesinato? ¿Será alguien de las altas esferas que sabe todo sobre el sistema de seguridad y puede escapar de la vigilancia? ¿Será alguien que proviene de fuera del "Sistema Omnisciente" y que no posee dron?
Empezaron las apuestas antes que la serie en una carrera desenfrenada por escribir el mayor número de preguntas posibles. Solemos preceder el visionado de un ejercicio de relfexión permitiéndonos establecer unos estándares cualitativos que nos sirvan de guía para poder elaborar una crítica. Siempre en base a nuestra manera de entender la ficción, claro está.
Empezar diciendo que la narración es catastróficamente caótica y es por ello que nos está costando mucho resumir cronológicamente de la serie. Al inicio sólo nos hablan del sistema omnisciente y pasar seguidamente a presentar los hechos sin haberse tomado el tiempo necesario para explicar quiénes son los personajes, de dónde vienen y mencionar la existencia de los suburbios de la ciudad donde no existen los drones y la vida sigue su curso como se conoce actualemente.
Por una mala introducción inicial y la falta de información, se acusa un renqueo a lo largo de los siguientes episodios pues sacan a relucir implicaciones provenientes de una realidad no mencionada. El espectador se pierde hasta llegar a preguntarse si los capítulos están dispuestos ordenadamente en la plataforma.
Tratándose de una serie tan ambiciosa y tan vasta, deberían haber hecho un escrutinio exhaustivo del resultado final o de la post-producción que es totalmente deficiente.
Todo ello se acompaña de una historia sin mucha más sustancia que la de descubrir "quién, cómo y por qué" en el escenario distópico de un "cluedo" futurista que añade obstáculos tanto al asesino como al investigador pero que no dejan de formar parte del onanismo mental marihuanero. "Omnisciente" nos recuerda a aquellas conversaciones sobre el cosmos que algunos sujetos han intentado en millones de ocasiones mantener con nosotros.
Ante la pregunta de turno sobre el infinito y el más allá contestamos con otra pregunta "¿Cómo te puede interesar algo tan lejano y quizás inexistente y puedes obviar algo tan cercano y palpable como el conocimiento de ti mismo?"
Sintiéndolo mucho, hablar del cosmos nos produce los mismos efectos que la divagación contemplativa e íntegramente extrapolable al relato de serie que nos ocupa. Lo primero es que no tenemos conocimientos sobre la materia más que los que hemos podido imaginar o cuya información, probablemente sesgada, hayamos tenido ocasión de comprender. El sesgo es evidente: de lo que se publica científicamente, a lo que se divulga, se interpreta y posteriormente es regurgitado en estas conversaciones pajilleras, hay un trecho o varias galaxias.
Lo segundo es que dichos conocimientos provienen de fuentes que pertenecen al poder y por axioma no fiables. Siendo la libertad de expresión una falacia (bien que lo sabemos nosotros) y a sabiendas que la información está controlada, aplicamos un nuevo sesgo que corre en función de los intereses ajenos.
Lo tercero y definitivo es que tanto si hablamos del cosmos, del infinito, de la muerte o del más allá, nuestros problemas infinitesimales estarán presentes cuando volvamos a la realidad terrestre, que es la nuestra. Divagar y perderse en conversaciones que no aportan soluciones a lo que nos atañe es una distracción más que sumar a la falta de valor para confrontar lo que sí depende de nosotros. Por lo tanto, las presuntamente elevadas conversaciones merecen la misma calificación que los marujeos de escalera. Ni nos van, ni nos vienen y, a ser posible, las evitamos para concentrar toda nuestra energía en lo que nos incumbe directamente a nosotros y lo que sí podemos asir.
- ¿Se habrán inspirado del clásico de Orwel 1984 o será un bodrio sensacionalista?
Decir que "omnisciente" se inspiró en 1984 es mucho decir. Es una serie que forma parte del montón a nuestro juicio y ha bebido de otras fuentes que a su vez bebieron de manantiales que probablemente tuvieran como referencia 1984. - ¿Será un intento to alarma social? ¿Un despertar de la conciencia ciudadana?
Definitivamente no porque las accinoes se centran mayoritariamente en los hechos y muy poco en la reflexión. En cualquier caso, poco falta para que lleguemos a extremos como los que relata la serie pues a nosotros nos siguen unos dispositivos móviles a los que hemos confiado voluntariamente toda nuestra existencia.
"yo no tengo nada que ocultar" nos dicen algunos. No es que no tengais nada que encubrir sino que la alarma debería dispararse cuando se sabe que se estudia nuestro comportamiento para finalidades no definidas o anunciadas y seguramente MUY poco loables. Bajo el lema de la seguridad ciudadana, las empresas consiguieron sus objetivos: que cada ciudadano tuviera su propio dispositivo de control. En los 90, los padres empezaron a procurarse teléfonos móviles para sus hijos por seguridad y tranquilidad mental de ellos. Hoy día es inimaginable no disponer de mínimo un teléfono. Aún a sabiendas de que ciertas aplicaciones graban nuestras conversaciones llegando algunas incluso a grabarnos visualmente, somos incapaces de prescindir de su uso. A nadie parece importarle así que pasemos a la siguiente pregunta. - ¿Se puede echar marcha atrás una vez otorgado tanto poder a las empresas como hemos hecho? ¿En qué medida somos responsables de nuestra propia desventura?
Los que ya han nacido en este sistema, igual que Nina en el "Sistema Omnisciente", no pueden imaginar la vida sin el móvil. En vez de darnos libertad nos restringen el campo de acción y nos inoculan el miedo, herramienta básica para el control social. Somos culpables de nuestra desventura en la medida en que no criticamos ni cuestionamos las imposiciones y nos comemos lo que nos echan sin pasarlo por la razón. Hablamos de la tendencia de la cultura de masas aunque como individuos en nuestro fuero interno nos preguntemos conscientemente, al entrar en contacto con un semejante, se disipan las dudas en vez de acrecentarse. Nos centramos en la vecina del cuarto, en si habrá vida después de la muerte, en el precio del kilo de judías verdes en el marcado o si las nebulosas se formaron cuando el Big Bang pero en ningún momento pasamos a compartir lo trascendental para nosotros.
Omnisciente no es indignante pero es impropia de los que necesiten buscar la verdad. Es un entretenimiento del que nos ha resultado más provechosa la crítica y reflexión posterior que el contenido de lo que nos ofrecen.
¿Recomendarla? Pffffff, ¿para qué? ¿Para pasar el rato? Sí claro, mejor "Omnisciente" que "Gran Hermano". Mejor "Omnisciente" que perder el tiempo discurriendo sobre los planetas, las judías o la vecina. Ahora bien, hay otras series mejores que "Omnisciente" así que si no tenéis nada mejor que hacer... totalmente prescindible.