CUANDO EL MUNDO TE LO ACABA QUITANDO TODO Y NO ENTIENDES NADA
Recomendación 100% CEC de esta maravillosa obra intimista sobre un adolescente inadaptado, Héctor (Biel Montoro), cuya abuela, postrada en la cama de un geriátrico y dejada de la mano de Dios, está a punto de morir y su hermano mayor, Ismael (Nacho Sánchez), parece llevar una cruzada en su contra.
Nos ha hecho reír y llorar al mismo tiempo provocando ternura y rabia, desempolvando las injusticias de un mundo que, al igual que Héctor, nos resistimos a entender. Porque las cosas no tienen por que ser así, porque la vida podría ser tan bella como libre y sin embargo el ser humano se empeña en envilecerla con su maldad, la muestra orgullosa de su ignorancia y estupidez carentes de arraigo profundo. La chulería y la demostración de virilidad y poder por la fuerza es lo que se impone.
Héctor acaba preso en un correccional del que intenta escapar en numerosas ocasiones a pesar de la semana de castigo con la que se penan las fugas. Sin embargo, y apostaríamos que a propósito, Héctor se evade precisamente con finalidad de obtener esa semana de sancción para poder consagrarla a una finalidad mayor en su concepción de la realidad: recomponer las páginas de su fiel compañero, el código penal, que alguien ha decidido destrozarle por el simple gusto de hacer el mal.
Héctor es el máximo exponente de la inadaptación al medio, la falta de comprensión ante los sinsentidos del sistema y la no aceptación de los mismos intentando imponer su procedimiento por encima del imperante a pesar de las consecuencias que ello conlleve como, en su caso, la privación de libertad física.
La percepción de los demás sobre esta manera de funcionar tan "caprichosa" que tiene Héctor no guarda relación alguna con el impulso del cual intentan alejarlo "PARA, PIENSA, RESPONDE". A pesar de las apariencias este adolescente que se va descubriendo a medida que pasa el metraje se revela como un gran estratega que calcula milimétricamente las consecuencias de absolutamente todas sus acciones. Por lo tanto algo falla en el sistema que encarcela aquellos que buscan la coherencia absoluta, la puesta en tela de juicio de todo y especialmente de aquello que más puede molestarle que es precisamente aquello que todos aceptamos como lo correcto a pesar de los descuadres porque así está estipulado por ley. ¿Por qué el sistema puede penar siendo el reverso inexistente?
Héctor es un inaptado en muchos sentidos: su manera de entender la realidad tan particular le produce intolerancia y rechazo hacia todo lo que no entiende. Aunque asocial y huraño posee una mente brillante cuando la hace funcionar a su manera. La interpretación del bien y el mal está adaptada a su visión mucho más amplia de la objetividad y fuera de los caminos trazados a los que se supone que debemos que amoldarnos. Héctor no se amolda al mundo sino que se crea un espacio en esta realidad configurándola a su manera.
Un perro que demuestra lealtad tiene más valor que el mismo contacto humano y en él vierte toda su confianza y amor porque no debemos olvidar que no deja de ser un humano y por ende necesita amar y ser amado. No por cualquiera ni de manera interesada sino incondicionalmente con sus rarezas y sus múltiples fortalezas.
Una road movie hacia el centro de uno mismo donde lo compartido nos enseña poco a poco el amor verdadero, donde los egos no existen y sólo queda el compartir de verdad por todo lo que representan las vivencias, por el deseo de ver a los que nos rodean felices. La lucha diaria para que sus vidas sean más agradables y darles exactamente lo que necesitan para encontrar el apoyo necesario. El camino que se va trazando junto a aquellas personas que nos acompañan y nos exhortan a seguir descubriéndonos y construyéndonos a nosotros mismos desde nuestra verdadera naturaleza.
Una magnífica película de la que nos gustaría hablar con su director por todos los valores que encierra. Te invitamos a una copa Dani, ¿Te atreves con nosotros?