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He acabado de ver la primera temporada de "Boardwalk Empire". Hay quien dice que no es nada del otro mundo. La verdad, siendo objetivos, es el tema de siempre del genio Martin Scorsese. Él mismo dirige el primer capítulo y co-produce toda la serie.
Lo que decía, es el tema de siempre del maestro Martin, pero qué queréis que os diga, a quienes nos apasiona el mundo gangsteril, nos da igual cuantas veces veamos lo mismo.
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Si a ese gusto por la más clásica mafia italiana le sumas la portentosa interpretación de un impoluto Steve Buscemi, en el papel protagonista como "Nucky" Thompson, un sorprendente Michael Pitt, en el papel de "Jimmy" Darmody, una deliciosa Kelly MacDonald, en el papel de Ms. Schroeder, acompañados con brillantes apariciones de actores como Michael K. Williams (el Omar, de "The Wire"), el Michael Shannon, el policía incorrupto, o el aliciente de ver (o más bien imaginar) los inicios de un jovencísimo Al Capone, hábilmente interpretado por Stephen Graham, u otros perfiles reconocidísimos del mundo del hampa, como por ejemplo Salvatore "Lucky" Luciano, llevado a la vida por Vincent Piazza, ¿qué te queda? Pues te quedan 12 episodios para pasártelo como un enano viendo muerte, contrabando, tráfico de influencias, persecuciones, sexo, amor, remordimientos y más contrabando.
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Y es que uno no puede dejar de sentirse arrastrado por esa atmósfera de criminalidad que envuelve cada capítulo, la verdad.
Lo único que no me gusta de la serie son los títulos de crédito iniciales, que, siempre a mi parecer, no encajan demasiado con la estética de la producción. Demasiado actuales como para anunciar que luego vienen los años veinte. Personalmente, me encanta el "rollete" ese a lo "Six Feet Under" o "Dexter", pero hay que reconocer que ese estilo no queda bien en cualquier serie.
Sea como fuere, ya estoy deseando que salga la segunda temporada, a pesar de que soy consciente de que, como con "The Walking Dead", aún voy a tener que esperar para tener mi ración de maleantes.
