H.GRAL 29 M 2012 b3 (Photo credit: Sindicato de Periodistas de Madrid (SPM))
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'29-M': Balada triste de trompeta
Cómo han cambiado los tiempos... Recuerdo que hace años, todos los trabajadores de las empresas, ya fueran estatales, privadas o públicas, eran sindicalistas. Recuerdo, asimismo, cuántas batallas peleadas con los políticos y sus perros guardianes, los gerentes (bien pagados por aquellos), y cuántos convenios peleados, luchados y ganados en el último segundo.
No fueron batallas fáciles, no amigos, sino amargas luchas, nacidas del desaliento de las desigualdades, de la explotación y de las injusticias, guiadas únicamente por la creencia firme en el derecho a la dignidad, a una mayor igualdad y a un futuro mejor.
No, no fueron simples paseos victoriosos, y recuerdo perfectamente cuántas cabezas visibles de estas luchas dieron la cara y fueron expedientados, suspendidos de empleo y sueldo, incluso despedidos. Igualmente recuerdo cuántas cajas de resistencia tuvimos que hacer para que estos compañeros y sus familias pudieran subsistir...
No, no fue fácil la lucha, y no fueron fáciles los encierros, las manifestaciones y sobretodo el diálogo que al final daba la razón al trabajador, y que supuso grandes logros, adquisición de derechos y avances para el empleado: todos éramos sindicalistas, jóvenes y viejos, porque los sindicatos éramos y somos todos, algo que las amnesias, pasotismos y sumisiones actuales parecen haber olvidado...
Sí, los sindicatos somos todos los trabajadores, nada se impone, pues el destino de cada convenio, empresa o circunstancia, es conducido por los que libremente han decidido dar la cara, su tiempo, su energía, incluso a veces su dinero, para un bien común, no sólo para él, sino para todo el colectivo.
Todo el mundo éramos (y seguimos siendo) los sindicatos, todos queríamos luchar por las mejoras, y sólo algunos, los mas intrépidos, decidían dar la cara y su esfuerzo para liderar las luchas en las que nada era impuesto, sino votado a mano alzada y decidido por mayoría en asambleas...
Y repito, una vez más, que no fue fácil: cuántas veces estuvimos apunto de tirar la toalla, cuántas veces incluso no salieron las cosas como esperábamos pero seguimos luchando, cuántas veces discrepamos entre nosotros, incluso discrepamos con lo conseguido, cuántas veces los que dieron la cara fueron cuestionados y criticados, pero siempre aguantaron el tipo, y todo lo que consiguió el trabajador, ya fuera bueno, malo, mucho o poco, fue luchado y ganado entre todos, porque todos, repito, somos los sindicatos.
Pero cómo han cambiado los tiempos, tantos logros conseguidos que supusieron un mayor nivel de vida para el trabajador, y todo esto se tradujo también con el tiempo en una mejor casa, y un mejor coche, incluso una mayor hipoteca...
Igualmente, y siento decirlo, un mayor egoísmo y desidia por parte de algunos que, llenos de preocupaciones y obsesiones materiales, asfixiados por la hipoteca y sus bienes materiales, olvidaron de donde venían y sobretodo adónde se dirigían, y olvidando completamente todo el pasado, toda la lucha, todo el sufrimiento, todos los logros, incluso olvidando quienes fueron ellos mismos tiempo atrás, acabaron borrándose del sindicato, en el fondo por ahorrarse 15 puñeteros euros y cuestionando pública y abiertamente no sólo a las cabezas visilbles de los distintos sindicatos, sino peor aún, al sindicalismo en general.
Qué poca memoria, qué pobreza de dignidad, y qué injusticia los que ahora cuestionan y alientan esa nueva moda actual contra los sindicatos y el sindicalismo, mientras estos, o sea TODOS LOS QUE NOS CONSIDERAMOS SINDICATO, vemos tristemente, como si de una "balada triste de trompeta'' se tratara, cómo todo se desvanece, se pierden los derechos ganados con esfuerzo, y cómo vuelven -y esta vez parece que para siempre- las desigualdades, y lo que es peor, cómo se impone la inmoralidad, la indignidad y la injusticia como forma de vida en muchas personas, y en una sociedad que cuestiona el sindicalismo, mientras no es capaz de ver con sus ojos cegados por el egoísmo, cómo lo ha perdido todo.