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Soy un insaciable devorador de historias relacionadas con las mafias. En especial y por encima de todas, las Italiana e Italoamericana. Me atrae tan terriblemente todo ese sórdido y secretista mundo, que a veces pienso si debí nacer para formar parte de él. Claro, que en la fantasía de uno, todo es de un modo absolutamente distinto a como es en la vida real. Y en este caso, en el de la Mafia Italiana, la diferencia entre realidad y ficción es mucho mayor, puesto que es difícil no dejarse llevar por las incontables películas, series de televisión, novelas, documentales, cómics, leyendas y hasta libros de cocina que te explican historias entre fogones de mafiosos célebres. Pero entonces aparece una noticia en los periódicos que hace que todo ese imaginario colectivo que tenemos, quien más o quien menos, presente, tome cuerpo y se materialice, haciéndonos ver que quizás todas esas historias que hemos oído durante tanto tiempo, tienen una base mucho más real de lo que pudimos imaginar.
El pasado día 20/01/2011, fue llevada a cabo la mayor redada policial de la historia de EE.UU., en la que participaron 800 efectivos de la policía y del FBI. ¿El objetivo? Ni más ni menos que las cinco familias mafiosas Italoamericanas de Nueva York, Nueva Jersey y Rhode Island: Gambino, Genovese, Lucchese, Bonano y Colombo. Con ellos, también cayó el viejo jefe de la familia De Cavalcante, de Nueva Inglaterra, e incluso hubo un detenido en Italia, en el marco de la misma operación policial.
Para darle un poco de cuerpo a la cosa y hacer honor a las incontables leyendas neoyorquinas, algunos de los sospechosos fueron detenidos en el célebre barrio de Brooklyn.
En cuanto a los cargos de los que se acusa a los detenidos, hay de todo. Desde la tan recurrida extorsión, hasta la joya de las actividades delictivas: el asesinato por encargo. Sin olvidarnos del tráfico de drogas o de los chantajes. Incluso se sabe que hay imputados en un caso tan raro como real, en el que se dio matarile a un tipo por derramar la copa de otro tipo en un bar.
La pregunta es: ¿cómo es posible que los agentes de policía hayan podido atrapar a tanto mafioso? ¿No se supone que hay una ley del silencio entre los integrantes de las familias mafiosas, la tan conocida omertá?
Es algo más complicado de lo que expondré aquí, pero a grandes rasgos viene a ser algo así.
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Por lo visto, eso de la omertá es algo que ya no se estila demasiado entre los mafiosos italoamericanos. Resulta que lo que les había protegido durante tanto tiempo, hace mucho que dejó de hacerlo. Desde que el infame (para otros será un héroe) Alphonse d'Arco testificase contra los Lucchese hace unos veinte años, poniendo así sus conocimientos sobre el funcionamiento de la Cosa Nostra en manos de la policía, todo se empezó a torcer de manera irremediable para los intereses de los Hombres de Honor. Luego vino el arresto de John Gotti, gracias a la colaboración de Salvatore Gravano con las fuerzas de la ley, y el declive que se venía anunciando, al fin se hacía realidad.
Sucede que, entre que los máximos mandatarios estaban entre rejas y que los capos más jóvenes sólo pensaban en gastarse el dinero que ganaban, unido a que durante los años 60', 70' y 80' el negocio les creció tanto, que tuvieron que contar con "socios" ajenos a sus familias, que no entendían de reglas de silencio ni fidelidades, más allá del dinero que podían ganar con ellas, hizo que rápidamente, lo que se vino a conocer como "Los 10 mandamientos de la Mafia" (ese es el nombre que le puso la prensa), se fuese diluyendo. Eso y el hecho de que por la presión policial y el endurecimiento de las leyes y las condenas por pertenencia al crimen organizado, muchos de los mafiosos detenidos se convencieron de que era preferible delatar a sus jefes y compañeros de fechorías, que encarar una condena que se presumía demasiado larga. Así, las grandes e invencibles familias mafiosas, que habían campado a sus anchas por toda la geografía estadounidense, empezaron a ceder terreno a otras mafias que también reclamaban su parte del pastel. Ya se sabe que la miel atrae a las moscas. Y estas moscas son las más golosas.
A la Mafia Italoamericana se le acumulaban los problemas. Traidores dispuestos a cantar como jilgueros para reducir condenas, los Capos más influyentes entre rejas y otras mafias como la Rusa, las Latinas o las Asiáticas, empujando fuerte para aprovechar la debilidad de sus rivales. El panorama no era nada halagüeño, la verdad.
Pero parece ser que se han ido manteniendo a flote. Y es que, tanto en el mundo delictivo, como en cualquier otro ámbito, está claro que la veteranía es un grado.
Pero volviendo a la similitud entre realidad y ficción que arroja el tema de la redada de hace dos días, resulta que se dan todos los ingredientes que hacen que sintamos que podríamos estar leyendo la sinopsis de una buena película de gangsters:
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Familias mafiosas grandes, poderosas y asentadas tras el sistema, asesinatos, conspiraciones, vendetta, trabajadores del puerto implicados en contrabando, mafiosos arrepentidos (aunque sólo sea para salvar unos añitos en la sombra), chantajes, estafas e incluso un antiguo policía de Nueva York conchabado con grupos mafiosos.
Es todo tan deliciosamente peliculero, que no entiendo como a alguien pueda no atraerle ese mundo hostil y a la vez hipnótico.
Claro, luego está la otra realidad que traen estudios profundos como el ofrecido por Roberto Saviano, en los que uno entiende que esto de película no tiene nada y de delicia menos aún.
Lo que pasa con todo esto es que llega un momento en el que me ocurre como cuando intento entender el judaismo o el islam, que no sé discernir entre lo que es pura invención y lo que es realidad. Tal es la leyenda que pesa sobre tantos personajes insignes de la Mafia Italiana.
Sea como sea, tengo toda la intención de continuar empapándome de ese mundo, no puedo evitarlo. Pues, como dice mi pareja: -"Si hubieras nacido en Palermo, fijo que estarías entre rejas"-.