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Volvemos otra vez con el tema de los aeropuertos. Después de la nube de ceniza del volcán aquel y de la huelga encubierta de los desalmados de los controladores, nos enfrentamos a una nueva amenaza por parte del personal que trabaja en los aeropuertos.
Resulta ser que, ante la decisión del Gobierno por privatizar los aeropuertos, los sindicatos UGT, CC.OO. y USO, han decidido presentar un preaviso de huelga en la dirección General de Trabajo, alegando que quieren garantías de que, cuando sus puestos de trabajo pasen a formar parte de la empresa privada, van a estar garantizados. Vamos, que quieren seguir teniendo trato de funcionario, aún sin serlo.
En una entrevista en "Els Matins de Catalunya Ràdio", uno de los responsables de los sindicatos (creo que de CC.OO.) que han presentado tal preaviso (que para mí no es más que un eufemismo de amenaza), defendía la teoría de que el sistema de Aena en la actualidad, se sostiene gracias a los cuatro grandes aeropuertos españoles (Madrid-Barajas, Barcelona-El Prat, Málaga y Valencia), cuyos beneficios dan para soportar el déficit que arrojan todos los demás aeropuertos españoles, asegurando así los puestos de trabajo de los trabajadores de esos aeropuertos deficitarios. Claro, aseguraba ese señor, cuando Aena pase a manos privadas, como ocurre siempre que una parte de cualquier empresa que no da beneficios, esos puestos de trabajo serán los primeros que desaparezcan, con tal de reajustar los números de la compañía que los administra. Que conste de antemano que no estoy a favor de que se destruyan puestos de trabajo de forma masiva en las grandes compañías. En mi familia hemos sido testigos de los estragos que ello puede causar y doy fe de que no es nada agradable.
Pero hablemos claro, ¿quien fue el lumbreras que tuvo la genial idea de construir un aeropuerto en Ciudad Real, con un coste de 1.100 millones de €€, y que hoy en día, la única aerolínea que opera es Vueling, en dos trayectos, a París y a Barcelona? Repito que no estoy a favor de los despidos en masa, pero, ¿alguien me puede explicar para qué sirve un aeropuerto como el de Ciudad Real, que tiene una infraestructura capaz de soportar un volumen de dos millones y medio de pasajeros, pero que sólo opera ¡¡tres vuelos a la semana!!, que tiene una de las pistas más largas de Europa y que los lunes, los miércoles, los jueves y los sábados, no aloja en su interior más que a los trabajadores, puesto que esos días no hay vuelos? Jean-Jacques Bozonnet, periodista del diario Le Monde, asegura que en el hall de las "salidas", puedes sentirte como en una catedral, debido al silencio imperante. ¿Cómo es posible que los sindicatos defiendan que se mantengan esos puestos de trabajo? ¿Acaso nos sobra el dinero y podemos contratar a cientos de personas que no son productivas? Porque si ese es el modelo de trabajo que tienen en mente los sindicalistas de Aena, apaga y vámonos.
Pero volviendo al programa de radio, a la pregunta del conductor del programa de radio, el señor Manel Fuentes, de si el señor sindicalista se daba cuenta de que el hipotético despido de personal de los aeropuertos deficitarios es lo mismo a lo que se enfrenta el 90% de la población, el señor responsable del sindicato respondía con un tajante "-Pues que la gente luche también por sus derechos-". A lo que el señor Fuentes le contestó que eso es lo que hace la gente: defender sus derechos como y cuando puede, pero sin joder (no fueron esas sus palabras exactas) a los demás. Mientras el representante sindical en cuestión, iba esgrimiendo razones tan vagas como absurdas para defender lo indefendible, los asistentes al programa no se podían creer lo que aquel señor había echado por la boca.
Claro, ¿qué le puedes decir a una persona que no quiere ver más allá de sus narices y a la que un concepto, como es el bien común, se la trae floja?
Estamos de acuerdo en que el turismo es, hoy en día, una de las principales fuentes de ingresos que tiene el pais. Estaremos de acuerdo también en que, entre la crisis, el volcán y la huelga de controladores, el sector turístico no está como para echar flores. De hecho, y aunque me sabe mal que alguien se beneficie del mal ajeno, la crisis política en el norte de África, ha supuesto un pequeño revulsivo para nuestro pais, en cuanto a destino turístico, pero gracias a los señores de Aena, ni eso va a bastar. Más que nada porque, estando en el punto de mira de la comunidad internacional como estamos, ya han sido muchos los turistas que han decidido cambiar sus viajes de destino, con tal de que no les pille el toro como pasó con los controladores y su repentina baja por enfermedad generalizada. Esto ha supuesto ya la pérdida de unos cuantos milloncetes de €€ para las arcas patrias y para los millones de trabajadores y empresarios del sector turístico de nuestro pais (compañías aéreas, agencias de viajes, hoteles, restaurantes, etc...), sin contar lo que van a dejar de ingresar, sólo porque a unos egoístas se les ha ocurrido secuestrar al resto de ciudadanos para hacer presión al Gobierno de turno.
Y con esto vuelvo al tema del bien común, porque parece haber más de uno que no entiende que para que el pais salga adelante, TODOS tenemos que jodernos un poco, tragarnos un pelín, sólo un pelín, el orgullo y hacer concesiones que en otro momento no haríamos.
Los sindicalistas de Aena se defienden diciendo que están luchando por sus derechos, pero se olvidan del derecho de los demás. Derecho a descansar, derecho a visitar a la familia, derecho a viajar, bien sea por trabajo, bien por placer o bien por ambas cosas, derecho a no tener que estar pensando si unos desaprensivos nos van a joder las vacaciones a todos los demás, alegando, como ya he dicho mil veces, que luchan por sus derechos, cuando en realidad están luchando por unos privilegios de los que no gozamos la mayoría de los trabajadores. Privilegios tales como son un trabajo asegurado de por vida, un sueldo asegurado de por vida, una serie de días libres al año (a parte de las correspondientes vacaciones) para uso y disfrute personal, la no obligatoriedad de asistir a los numerosos cursos de formación de los que pueden disfrutar, sin que ello tenga repercusión alguna en su puesto de trabajo, el cumplimiento de las normativas vigentes como las de igualdad, huelga o maternidad, el derecho a disfrutar de una excedencia para, por ejemplo, probar suerte en la empresa privada, pudiendo volver a su puesto de trabajo si no les va bien, conservando incluso su antigüedad de antes de la excedencia, todo ello sin que se tomen represalias contra el trabajador. Vamos, lo que tenemos todos, ¿verdad? Y que conste que no quiero que se me malinterprete, pues en mis palabras no hay un ápice de resentimiento. Más bien indignación por la falta de compromiso por parte de las autoridades (quizás no todas), sociales o políticas, para sacar al pais del atolladero.
¿Son eso derechos o privilegios? Porque a mí me parece más bien lo segundo, vaya. Es más, empiezo a estar hasta las narices de tanto derecho y tanta historia, porque hay algo de lo que todo el mundo se olvida y que son las obligaciones, que van irremediablemente unidas a esos derechos que todos esgrimimos con tanto orgullo. Me parece perfecto que cualquier colectivo pelée por lo suyo, pero lo que no me parece tan bien, es que se olviden de que si todos nos ponemos a ver quien mea más lejos, este pais se puede ir a la mierda en dos días. Y ya vamos de camino.