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Después de leer el artículo de Bonnie and Clyde, "La navidad está hecha para criticarla", y a pesar de estar ciertamente de acuerdo con ellos en algunas cosas, he de reconocer que no me encuentro totalmente en sintonía con ellos con respecto a la Navidad.
Cierto es que la Navidad, tal y como la conocemos en nuestra sociedad, se ha convertido en una fiesta del feroz consumismo, tal y como ocurre con otras fechas señaladas de nuestro calendario, como pueden ser el día de los enamorados, Halloween (Carnaval, en España), el día del padre o, en Catalunya, Sant Jordi. Ver a toda esa marea de gente en las grandes ciudades, tirando de tarjeta de crédito y billetazos, produce una sensación de no saber a dónde va a parar el mundo, que no sé muy bien cómo digerir. Pero sobretodo tengo la sensación de que la humanidad es tan estúpida que no aprende.
Los telediarios aseguran que este año cada persona se gastará una media de 660€ entre regalos, comidas, fiestas y demás burradas por el estilo. Bien. Resulta que hay unos cuatro millones y medio de parados en este país, de los cuales, la gran mayoría, ya no cobra más que una "ayudita" de 400€... Esos 400€ sirven para pagar hipotecas, alquileres, préstamos personales, educación de los niños, ropa, facturas, combustibles, comida y demás. Si a todos esos gastos les sumamos las obscenas compras de Navidad y los cargos de las tarjetas de crédito... ¿¡¡¡¡De donde cojones saca la peña el dinero!!!!?
Ayer aluciné como hacía tiempo que no me pasaba. Estuve por el centro de Barcelona, aprovechando mi tarde libre para comprarle algo a mis padres y, de paso, pasear con mi pareja y encontrarme con uno de mis mejores amigos, al que no veía desde hacía unas semanas. ¡¡Joder!! Menos mal que ya sabía qué le íba a comprar a mis padres y no tuve que deambular demasiado. La marea humana que había por el centro de la ciudad era absolutamente abrumadora. Casi podíamos dejarnos llevar en volandas, sin necesidad de tocar el suelo, tal era la cantidad de gente que inundaba las aceras.
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Pero lo más increíble es que absolutamente todas las tiendas estaban llenas de personas, formando unas interminables y tediosas colas para pagar en las cajas, que hacían que esa pregunta no dejase de martillearme en las sienes.
Nos cansamos de ver día tras día en los medios de comunicación a familias enteras pasando penurias, porque ambos progenitores están en el paro, cobrando entre los dos un total de 800€ en "ayudas", que no tienen apenas ni para comer, y sin embargo ayer las calles rebosaban de espíritu consumista por cada adoquín.
Quiero pensar (soy así de optimista) que la persona que cobra sólo 400€ no va, por mucho que le pese, a comprar regalos para nadie este año (quien dice regalos dice gastarse 300€ en una cena de Navidad o cualquier estupidez de esas que cometemos la gran mayoría por estas fechas). Pero ciertamente, ni el más optimista del mundo podría creer que toda la marabunta de gente que poblaba las calles de Barcelona ayer, con almenos una bolsa en la mano de alguna de las tiendas que hay por ahí, tiene un trabajo estable, con un sueldo estable y no tiene problemas económicos. Sería mucha casualidad que nos hubiéramos juntado 700.000 personas con curro y sueldo fijo para gastar sin pudor alguno. No digo que comprar regalos sea malo ni bueno. Cada uno que haga con su dinero lo que le dé la gana, que para eso es suyo. Lo que sí me parece de un cinismo exagerado, es que nos pasemos el año lloriqueando por los rincones lo mal que nos va, y a la mínima que cae una fecha de estas, nos pongamos a gastar como si el mundo fuese a terminarse y nuestra tarjeta de crédito fuera la salvación para nuestras almas.
Habrá quien me diga que -"bueno, cada uno puede comprar regalos en función de su economía. No es necesario gastarse 660€. También se pueden comprar regalos baratos"-. Y yo respondería que sí, que puede que no le falte razón, pero una cosa está clara. Si yo estuviese en una situación precaria, económicamente hablando, y tuviera que elegir entre comprar un regalo de 10€ o ponerle gasolina a mi coche para seguir pateándome las ETT en busca de un curro, sin duda alguna elegiría lo segundo. Claro que, como desconozco (y no me interesa en absoluto) la situación económica de la gente que se gastaba el dinero ayer por el centro de Barcelona, esto no son más que meras especulaciones y ganas de pensar en cosas que no me llevan a ningún sitio. Eso sí, tomando como ejemplo a un familiar mío, el cual, a pesar de haber tenido que aplazar su hipoteca por la incapacidad para pagarla, se ha gastado ¡¡¡60€ en dos camisetas!!! y ¡¡¡las ha financiado!!!, para poder hacer un regalo... Mucho me temo que sigue habiendo mucho idiota por ahí suelto, que prefiere quedar bien con la familia (que teóricamente son los que más deberían entender la situación de uno), antes que hacer un acto de reflexión y saber qué es lo que más le conviene.
En fin... Que cada uno haga lo que quiera. El que, como mi familiar, quiera gastarse lo que no tiene, que lo haga. El que, como Bonnie and Clyde, quiera encerrarse en su casa, que lo haga. El que, como Carrie, quiera pasarse las fiestas con más alcohol que sangre en las venas, adelante. Y el que, al igual que Sickra, disfrute como loca con la sonrisa de su ahijada, o igual que René, prefieran comer lechuga, pues de puta madre. Al final el libre albedrío nos ampara a todos. Aunque la estupidez también hace méritos.
Feliz Navidad para el que la quiera y para el que no, pues no.