Esta es la historia de un chico majo, pelín creído y bastante sabelotodo, que era perseguido por la chica más fea y acomplejada de la clase, la cual estaba enamorada de este...
La verdad es que, cuando eran más jóvenes, ambos fueron amigos y hubo entre ellos una magnifica relaciòn de cordialidad, compartiendo puntos de vista y risas sobre muchas cosas.
Pero con el tiempo todo cambió, él empezó a despuntar y, con esa simpatia suya y su don de gentes, comenzó a hechizar a todo el mundo... ella, por contra, por sus propios complejos, cada vez se sentía mas sola y aislada...
Pasó el tiempo y éste, cada vez más atractivo, se convirtió en un seductor natural. Por el contrario, ella, poco o nada atractiva, bajita, gorda y con una cara muy poco agraciada, empezó a sentirse como un patito feo y riduculo...
La historia continuó así varios años y, aunque seguían siendo compañeros de clase, cada vez había más diferencias entre ellos...
A él, convertido ya en uno de los chicos más populares del instituto, se le podía ver siempre reunido con la gente guapa y vacilona, rodeado siempre de chicas guapas que sucumbían a su gran encanto y poder de seducción. A ella, por contra, cada vez más sola, aislada y alejada de los círculos del otro...
Hasta que prácticamente sus caminos dejaron de ir paralelos y no tener nada en común...
Pero ella, en el fondo, seguía enamorada y lo quería para ella, se revolvía viéndolo triunfar entre la gente, viéndolo reír, le envidiaba y, sobre todo, deseaba ser participe de su historia de éxito...
Un día, decidida a conquistarle, le mandó una nota en la que le decía que deseaba hablar con él, pero éste no contestó.
Ante tal desplante, ella comenzó a acosarle día tras día con notas y más notas en las que le instaba a reunirse con ella...
Aburrido por la insistencia de ella, decidió que lo mejor sería ir y acabar así con tan pesada insistencia...
Así que accedió por fin a su cita y quedaron...
Se sentaron juntos en un banco del parque y, tras saludarse sin mucha efusividad -por parte de él-, ella comenzó a hablar.
Le dijo que le gustaba mucho, que deseaba salir con él, que lo quería para ella sola, aludiendo a lo mucho que tenían o habían tenido en común, y lo mucho que según ella se parecían, y le prometió que juntos serían muy felices y todas esas cosas...
Después de escucharla, le tocó el turno a él, y este le dijo que ya no tenían nada que ver, que eran muy diferentes, que la magia o complicidad del pasado ya hacia tiempo que se había acabado y, además, que no le gustaba tampoco físicamente, que la consideraba fea ,aburrida y antigua y por tanto no quería saber nada de ella como pareja; a lo sumo, como amigos no forzados, si es que en verdad compartían ya algo, cosa que éste dudaba...
Tras todo esto, ambos se levantaron y, de manera pausada, se fueron cada uno por su lado: ella, decepcionada; él, como había llegado, sin la menor decepción pues nada tenía de que decepcionarse...
Esta historia tan simple, es la historia que les ha pasado a Pablo Iglesias y Alberto Garzón líderes de Podemos y de IU, respectivamente.
Una historia en la que el líder del fracasado partido iU le pide la mano para unirse, fundirse o hacer el amor, con el triunfante, vanidoso y pelin arrogante chico guapo de la clase "politica"... se entiende... Pablo Iglesias de Podemos.
Una historia en la que la pobre y fracasada IU no iba a renunciar a convertirse en pareja de este triunfante ganador del momento, llamado Podemos.
Sí, amigos, así es la vida, así de cruda, pero es conveniente que antes de unirse uno a quien sea, se valore si esa unión no acabará siendo, en un futuro, un naufragio seguro en el que sucumban ambos...