Una vez más llegan los tórridos calores y la tierra se hace árida, arrasa por el fuego, y yo, nuevamente regreso a mi cita delante de la pantalla del ordenador, donde visiono la misma película, año tras año...
Y digo la misma película porque se trata de un mismo filme documental que, por alguna fuerza subyugante que desconozco, me lleva a visionar desde hace algunos años en esta época estival.
Un documental que realizó, allá por el año 1932 del siglo pasado, el más grande de los cineastas que ha dado esta tierra: hablo, por supuesto, de Don Luis Buñuel, y dicho documental se titula: ''LAS HURDES, TIERRA SIN PAN''.
Puede que esto sea una simple manía mía, aunque yo no lo creo, pues todo lo que sucede dentro de mi mente está lleno de ocultos mensajes que me merecen la suficiente atención, por muy surrealistas que éstos puedan parecer.
Sí, reconozco también que este hecho de carácter reiterativo no es un hecho aislado dentro de mi, pues también me ocurre otro hecho reiterativo de índole similar, y es que todos los años, allá por el mes de Enero -y solamente durante esa época-, me veo igualmente subyugado por alguna fuerza extraña que me lleva a la relectura de un mismo libro, un libro cuyo titulo es
"DUCHAMP'', de
Calvin Tomkins.
Un libro que incluso tuve que dejar de releer algún año atrás porque corría el riesgo de desintegración, de tanto uso... un libro que, si tuvieran la oportunidad de ojear, podrían comprobar que está lleno de cuartillas inundadas de extrañas numeraciones y fechas e ilegibles notas alusivas, casi ininteligibles para otro que no sea yo mismo, un libro cuyas notas lo convierten en un pequeño códice lleno de tesoros escondidos del universo 'Duchampniano'.
Les aseguro que no tengo más manías de esta índole, de verdad que no, y es por esta razón que este hecho, que a ojos ajenos aparentemente puede parecer ilógico, para mi sin embargo no sólo encierra un misterio, sino que tiene toda su lógica: una lógica que encierra un mensaje o significado sumamente importante que algo me dice que debo descifrar...
Obviando este hecho de la relectura del libro sobre Marcel Duchamp, sobre el que no entraré aquí a dar más detalles, salvo en el caso que así me lo sugiriera algún curioso lector o interesado en la materia, me remitiré, como decía, al caso en cuestión del revisionado del documental: ''LAS HURDES, TIERRA SIN PAN".
Las Hurdes On the road (Photo credit: sitamet)
Y es que hay un realismo trágico tan enorme en dicho documental, que merece ser visionado una y otra vez: el de una tierra, las Hurdes, el de un tiempo pasado, cuyas extraordinarias circunstancias exhalaban algo que va más allá del dramatismo de una tierra y el de unos hombres y mujeres,
los hurdanos, cuyas miserables condiciones de vida hicieron que esta tierra sin pan fuera durante siglos uno de los lugares más desangelados e inhóspitos del planeta.
Pero no, no es la atroz miseria lo que me llama la atención, nada de eso, sino el extraordinario sentimiento espiritual que encierra esta tremenda realidad. No es su miseria, sino su virtud, la que hizo de estos hombres y mujeres hurdanos auténticos titanes para sobrevivir en tales condiciones de aislamiento. Y es exactamente en este hecho, donde uno encuentra ese enorme y paradójico realismo trágico del que emanan las más profundas dignidades del ser humano, con una fe inquebrantable a prueba de bombas.
Pero si hay algo que en este documental me deja perplejo, es el momento en que las cámaras muestran una escuela de estas pobres alquerías hurdanas, en la que niños pequeños, harapientos y enfermizos, acuden hambrientos y descalzos a aprender lo mismo que, paradójicamente, se enseña a los demás niños del mundo en todas las demás escuelas de primaria. Y es aquí donde mi perplejidad se acentúa, al observar las imágenes en que un niño de los más aplicados de la humilde clase, a instancia de su profesor, abre un libro de moral, uno de esos con los que se enseñaba antaño y, abriéndolo al azar, éste escribe en la pizarra -con excelente caligrafía-, las palabras elegidas al azar, que son las siguientes: 'RESPETAD LOS BIENES AJENOS'.
RESPETAD LOS BIENES AJENOS: aún repican en mis oídos dichas palabras... Unas palabras que me causan la siguiente reflexión: ''Hasta a los más pobres, que no tenían más que miseria, hambre y necesidades, se les enseñaba, ante todo, las leyes de la vida, como si éstas fueran ley para todo el mundo, ya fueran ricos o pobres''
Pueblos de las Hurdes (Photo credit: sitamet)
Y es aquí, contrastando esta realidad con la triste realidad actual, de estos miserables tiempos que vivimos en esta tierra actualmente expoliada y arrasada por la corrupción llamada España, en la que los Bárcenas, los Gurtel, Los Blesa, Los Correa, Los Bankia, los Urdangarin, Los Diaz Ferranz, los Blesa y los más de 300 políticos encausados más en corrupción, personajes pertenecientes todos ellos a castas privilegiadas y pudientes a los que en su día, de niños, no debieron de enseñarles nada en sus escuelas ni en sus hogares, o que quizás, simplemente no respetaron una moral y unas normas de justicia y convivencia que hasta a los más pobres y humildes del mundo se les enseñó como norma colectiva y general: pobres éstos, que quizás no debieron de haber sido los más indicados para aprender y que, sin embargo, la mayoría de ellos, así lo hicieron.
Por ultimo, una nueva reflexión me muestra el sentido exacto de este arrebatador mensaje oculto, y este es, que al parecer en España poco o nada hemos aprendido del pasado, de un pasado de miseria y pobreza que hemos obviado u olvidado de la peor manera...
Un pasado que, como sentencia el dicho, 'quien lo olvida, esta completamente condenado a repetirlo', como al parecer así es, pues estamos en camino ...