Una mesa de escritorio, sobre ella unos papeles, unos lápices de colores y una fotografía con una inscripción que reza así:
All you need is love...and dog".
All you need is love... and dog, traducido "lo único que necesita uno es amor... y un perro".
Amor y un perro, una ecuación perfecta, la más perfecta de las ecuaciones.
No existe en la vida nada más perfecto que el amor entre una persona y su perro, nada lo iguala.
Quien ha tenido un cachorrito en casa, lo ha visto nacer, crecer, hacerse mayor, más tarde hacerse viejito y, por ultimo, morir, lo sabe bien.
Llegar a esta convicción no es algo de lo que haya intentar convencer a nadie, no tendría el menor sentido hacerlo, es simplemente algo sobre lo que uno ya tiene el total convencimiento y siente algo así como la propia realidad interior de uno mismo.
Hay un milagro extraordinario en la relación entre un perro y una persona, pero esta relación -muy usual, por cierto, en millones de seres y personas que deciden tener uno o varios perros como animales de compañía-, se vuelve extraordinaria, milagrosa -por decirlo de algún modo-, cuando en el interior de la persona consigue confluir el hecho más milagroso de la existencia, que es el amor.
Y si por causas determinadas, diferentes y excepcionales como puedan ser en cada persona, consigue uno desarrollar la enorme dimensión que es el amor, y si este hecho extraordinario lo une uno con ese otro hecho que es tener un perro como compañero, como amigo, como más íntimo acompañante... la ecuación es ya perfecta del todo.
Y digo que la ecuación es ya perfecta cuando, el resultado de la misma es 0, o sea, que no necesita uno mucho más...
Obviamente, lo difícil de esta ecuación es tener a ambos componentes a la vez, o sea, al amor y el perro.
Si uno tiene solo el amor... bueno, 'no está mal', pero le faltará a uno la profundidad de desarrollarlo de una manera que solo te la puede proporcionar un perro.
Si, por contra, lo único que tiene uno es el perro pero carece de amor ¿qué puede ocurrir?
Bueno, lo más normal que puede ocurrir, es que esté uno siempre a demanda de desarrollar en sí mismo esa falta de amor de la que carece, porque tener un perro, lo único y mas importante que te demanda es que tengas amor dentro de ti para que lo compartas con él.
No hay ecuación más perfecta porque no hay amor más perfecto.
Una ecuación tan, tan, tan perfecta, que es suficiente para dar el sentido suficiente a la vida de una persona, de tal manera que ésta sea suficiente para estar agradecido por el hecho de haber nacido y de haber tenido la oportunidad de haber vivido dicha experiencia, dando así también sentido a la propia muerte.
No mucho más: el amor y un perro es una experiencia intensa para una persona, y una experiencia también corta, por el hecho de que la vida de los perros es relativamente corta en relación a la de las personas .
Un hecho que, al ser uno consciente de ello, te exije que multipliques tu esfuerzo al máximo, pues el tiempo pasa demasiado deprisa y no hay tiempo que perder para que el perro y su amo compartan ese amor tan necesario para ambos...