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La jodienda no tiene enmienda, y es que cuando la ''escopeta'' está bien cargada, no hay quien pare eso. Si por ejemplo, teniéndola ''bien cargada'' y estando concertado el momento o la oportunidad para ''descargarla'' bien, bien sea mediante el típico ''sábado sabadete, camisa nueva y polvete'' o el doméstico "cuando venga de la compra, ponemos la ''zanahoria'' a remojo" y, si estando en mente este próximo acontecimiento de origen biológico - sexual, cualquier acontecimiento inoportuno pudiera dar al traste con el mismo, aunque fuera de la más suma gravedad, como la muerte de tu tía o de tu amigo más cercano, será mal recibido por esta biología del macho, mediante un pensamiento y reflexión, algo así como: ''coño, ya te podías esperar un poco para morirte, que ahora me viene fatal...''
Y es que, nos guste o no, para la biología, es más importante contribuir a la consecución y mantenimiento de la especie, que ir de entierros y desgracias; por suerte, como somos medianamente racionales, lo pensamos un poco mejor y nos vamos con la biología a donde debemos: a otra parte.
Fue este el caso, como él mismo contó, del mismísimo Mahatma Gandhi, que casado con su joven y bella esposa Kasturbai y viviendo juntos en la casa paterna, estando su querido padre en el lecho muy enfermo, por lo que Gandhi, esperando el fatal desenlace, no se separaba apenas de este. Cuando una noche, mientras cuidaba de él, no pudo reprimir más su biología, y abandonó un momento a su moribundo padre para ir a darle a la biológica-jodienda con su bella y joven esposa. No sabemos exactamente cuánto tiempo estuvo entregado a los placeres y deberes de su biología, entre las piernas de su bella esposa, pero sí fue lo suficiente para que cuando recobrara la cabeza y volviera a la habitación, su moribundo padre hubiera ya fallecido sin haber estado él presente en tan fatal acontecimiento.
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Fue este hecho y alguna cosa más, lo que le hizo crear consciencia de esta tiránica biología, a la que le tira más pelo de coño que maroma de barco, y dado que su voluntad estaba ya decidida por hacer grandes cosas por su pueblo y por la humanidad, y visto la que podía liar si se le volvía a ir la cabeza detrás de este primario y biológico instinto, por lo que Gandhi resolvió cortar de raíz, y para no tener más problemas ni distracciones hizo voto de Brahmacharya -o sea de castidad-.
Y es que las leyes deberían de reconocer, de alguna manera, esta incómoda biología del género masculino que, cuando éste se pone burro y necesita descargar, no hará otra cosa ni tendrá otra cosa en mente, hasta satisfacer esta imperante necesidad biológica, caiga quien caiga, te vea quien te vea y te ocurra lo que te ocurra.
Este coñazo de biología masculina que hace que uno no piense más que en una cosa, además de darle obvias satisfacciones, fundamentalmente lo que le ha procurado son problemas, pues para cumplir con esta obsesiva biología ha cometido y comete las mayores tropelías y barbaries, que van desde las más aberrantes violaciones, a todo tipo de problemas como infidelidades y actos que le han arruinado muchas veces su vida y su carrera.
El último y más reciente caso que hemos visto ha sido el de Dominique Strauss-Kan, Presidente del Fondo Monetario Internacional, que ha sido denunciado por intento de violación y abuso sexual por una camarera de un hotel que le ha acusado de perseguirla por la habitación en bolas, lanza en ristre, con la intención de dar cuenta a su nefasta biología de la manera más salvaje, primitiva y violenta, cosa que le va a costar además del fin de su prometedora carrera, también probablemente un tiempecito en la cárcel. Y es que, la biología del macho es una pesada carga y un coñazo que por lo general le causa a éste muchos más problemas, que pobres satisfacciones....
