Mahatma Gandhi with textile workers at Darwen, Lancashire, England, September 26, 1931. (Photo credit: Wikipedia)
Es casi normal que toda persona con tintes de libre pensador o simplemente de persona honesta pero altamente reflexiva, en algún momento de su vida, por lo general en su etapa de juventud, su imaginario ideológico pase por una etapa iconoclasta y radical, una etapa que podríamos definir más o menos de aspiraciones libertarias o altamente escépticas.
Sí, esto es así, todo ser lúcido pasa en su juventud por una etapa radical o alternativa, hasta Dalí y Gandhi pasaron por la misma según sus propias autobiografías...
Pero ocurre que, al igual que las impetuosas aguas con el tiempo van calmando su brío, las ansias o aspiraciones libertarias de las personas van amansándose, reconduciéndose a ideales más livianos y dóciles que, como en un embudo, acaban todos englobados en los diferentes ideales de masas, ya sean sociales, populares o políticos.
Así pues, esos ideales acaban normalmente englobados, materializados o simplemente conceptualizados de diferentes formas, y por ejemplo, en su forma política tenemos la democracia y el estado. En su forma social, la sociedad, la ciudadanía o los derechos del pueblo.
Un servidor, por suerte, a mis cuarenta y pico años aún no me he curado de este ansia libertario, es más, todo lo contrario, y cada día que pasa, éste mana en mi con tal brío que incluso me ha hecho retroceder en el tiempo hasta instalarme en los orígenes del pensamiento libertario, el nihilismo, un lugar donde actualmente me encuentro furiosa y rabiosamente feliz
DSC_7029_3 - Political Thoughts (Photo credit: bterrycompton)
¡Qué habré hecho yo para haber nacido tan puñeteramente rebelde y poco dócil!. Como decía, aún no me he civilizado y por lo que veo no lo haré nunca, por eso, de lo que estoy completamente seguro es de que jamás caeré en eso de creer en lo que vulgarmente llamamos ''SOCIEDAD'' y sus muchos tentáculos, como eso tan difuso llamado los ideales del pueblo.
El por qué de la cuestión, viene dado por otra pregunta con respuesta incluída, y esta es: ¿Qué es el pueblo, la sociedad o la Democracia sino simplemente el concepto de grupos, asociaciones o entidades de personas corriendo hacia un fin dirigidas o lideradas por otras personas?.
Lo es la Democracia, dirigida por políticos, mejor dicho, personas que mandan y establecen reglamentos, leyes y normas beneficiosas para unos y tremendamente injustas para otros. Lo es también cualquier revolución liderada por personas que con el tiempo crearán igualmente sus propias normas, jerarquías, reglamentos y leyes.
La razón de este descreimiento mío hacia todo esto, es simplemente que yo no creo en las personas: sí, sí, no creo en las personas ni por asomo, por lo tanto y menos aún podría creer en cualquier tipo de organización social que tutele o englobe a esas personas, llámese pueblo, estado, partido político, comunidad de vecinos o simplemente pueblo o derechos del pueblo.
Hubo un tiempo en que sí creí en ideales de masas, como todo el mundo, pero ese tiempo ya pasó, y esa idea se me quitó totalmente de la cabeza. Comprendí pues, que eso que supuestamente guía al ser humano en su camino, eso tan nombrado llamado sentido común, es algo por lo general muy difuso, que responde generalmente a circustancias personales. Unas circustancias con las que cada uno se crea su propia moral a su antojo, que es algo así como una justificacion completa de los procederes personales de cada uno.
Por esta causa, creer en algo así como un sentido común generalizado con el que las personas puedan ponerse de acuerdo entre ellas en algo es absurdo, pues todo responde simplemente a intereses particulares e igualmente, creer que con el supuesto sentido común unos pueden gobernar a otros es aún mucho más descabellado...