El Presidente José Gregorio Monagas otorgandole la libertad a los esclavos. (Photo credit: Wikipedia)
Consulta la primera parte del ensayo en este enlace
Antes de empezar, señalar que, aunque sobre teoría o filosofía social, ya he leído, pensado, y reflexionado al respecto y en su día, hasta hartarme, y podría dedicarme a pensar sobre otras cuestiones más metafisicas o modernas, creo que vuelve a ser necesario que me ponga a ello, puesto que tengo la absoluta convicción de que la Globalización económica o este mundo globalizado, con el nuevo fenómeno del dominio asiático y su economía parasitaria, unidos estos a los enormes avances tecnológicos, son un fenómeno nuevo, que precede a grandes y completos cambios en la forma de vida de las diferentes sociedades nuestro planeta.
Estos cambios que llevan ya tiempo realizándose, están causando un extraño y hasta ahora desconocido desequilibrio entre la capacidad y demanda de trabajo del ciudadano y la oferta que el modelo actual económico de producción es capaz de ofrecer, muy por debajo.
Esta deficiencia, a mi modo de ver sin solución alguna en mucho tiempo dibuja, presumiblemente, un presente negro y un futuro muy oscuro e incierto de enormes desigualdades y en absoluta regresión en materia de justicia social, incluso con la muy probable disolución completa de ésta, y esto no es ficción como pueda pensar alguno, sino una absoluta realidad, pues así lo plantea el primer mandamiento del neo-liberalismo económico en su máxima expresión que, como una niebla silenciosa y oscura, va cubriendo el planeta tierra.
Esta realidad está pidiendo a gritos, urgentemente, ser entendida, meditada y analizada, revisando en profundidad la experiencia e historia que ya tenemos en materia social, donde podamos examinar en profundidad los valores y ejemplos sociales, para así contrastarlos con la realidad actual en la que vivimos...
Promulgación de la Ley sobre libertad de los esclavos. 24 de marzo de 1854. (Photo credit: Wikipedia)
Unos valores que hagan referenciar el posicionamiento exacto del individuo en el mundo en el que habita, actualmente en precario y en entredicho, descrito de manera superficial, como de simple ''crisis ' ( obviamente del sistema capitalista), como si este escenario de crisis en que vivimos, fuera algo así como algo pasajero y normal que hay que asumir y aceptar con sus causas y consecuencias ,esperando simplemente a que todo pase. Considero que este es un gravísimo error, y que necesitamos revisar nuevamente la historia que ya habíamos obviado u olvidado, para ver si esto es endémico y no hay nada más que se pueda hacer, aceptando, sumisamente resignados, las recetas que los políticos elaborar de manera particular, interesada y cuestionable, en forma de ajustes y recortes, a su modo de ver más convenientes, creando, como siempre, medidas que penalizan y afectan gravemente los derechos y la vida de los trabajadores más débiles, mientras poco o nada les afectan a ellos mismos, o peor incluso, les benefician, junto a las clases privilegiadas y pudientes a las que obviamente pertenece la clase politica.
Igualmente, aceptar la pérdida de los valores de la justicia social, tales como el derecho a la igualdad, y que nadie al parecer se atreve hoy en día ni siquiera a mencionar de manera sensata, sin miedo a caer en viejos tópicos, dogmas, prejuicios o inseguridades, quedando en entredicho la existencia misma de los propios valores como si no existieran, no hubieran existido nunca, o jamás el ser humano hubiera aspirado a ellos, incluso como si no fueran posibles ni necesarios, convirtiéndolos en humo que desaparece sin dejar ni rastro.
Todo esto es igualmente peligroso, pues desde que el hombre es hombre, estos valores le han acompañado como simple necesidad de justicia, y de rechazo al sometimiento y a la esclavitud, que igualmente han compañado a los seres humanos a lo largo de la Historia.
Estos valores de justicia social han sido la guía moral y ética, que generación tras generación han guiado al ser humano en su evolución y anhelo de justicia, pues sin ellos no existe el individuo, sino simplemente el esclavo, o peor aún, el esclavo que no sabe que lo es.
Español: Estatua de Miguel Hidalgo y Costilla rompiendo las cadenas de la esclavitud. Plaza liberación, en Guadalajara, Jalisco. (Photo credit: Wikipedia)
Por esta causa, cualquier persona moralmente en su sano juicio a la que le importe la justicia y la igualdad, tendrá que conocer un poco la historia y las etapas del pensamiento social y moral del ser humano, desde la esclavitud hasta el camino hacia la libertad.
Obviamente, tambien habrá muchas personas a las que no les interese, ni crean lo mas mínimo en la igualdad de derechos, y no tendrán de qué preocuparse, pues lo único que les preocupará sera, en primer lugar ellos mismos, y por últim, igualmente ellos mismos de nuevo: esta es una realidad que hay que aceptar, pues hay personas que no creen en el derecho a la igualdad, y si tienen posibilidad elegirán la explotacion y el uso y abuso de los demás, antes que el respeto a su prójimo, puesto que incluso lo necesitan para sentirse bien.
A este respecto, ya hemos visto y comprobado, de sobras, que el mundo sigue dominado por el deseo de dominación, explotación y desigualdad en oportunidades y recursos, es la vieja actitud del hombre egoísta que desprecia y da una patada en la boca al hombre al que explota, considerándole peor que él, y tratántole como si de un simple trasto viejo o mercancía se tratara y no de un ser humano o semejante.
CONTINUARA...