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Voy a hablar de una cosa que a más de uno le parecerá una gilipollez con la que nos está cayendo encima. Pero si sabéis valorarlo como un síntoma de lo que estamos viviendo hoy día, seguro que almenos condigo que os lo miréis de otra forma. Vamos allá.
Hace un par de días mi pareja estaba viendo la televisión, cuando en un záping puso Telecinco y resultó que estaban echando el programa de esa Oprah Winfrey venida a menos que es Ana Rosa Quintana. Sí, la misma que copió de Danielle Steel y de Ángeles Mastretta párrafos de sus obras para el libro que "había escrito ella misma". Sí, la misma a la que denunciaron por forzar a la señora aquella del caso Mariluz a hacer declaraciones, haciéndole creer que la cámara estaba apagada.
Bien, la cuestión es que estaban echando el programa de Ana Rosa (AR para los amigos) y estaban hablando de uno de los tipos que hay metidos en la casa de Gran Hermano, diciendo una cosa que me sorprendió...
Resúltase que el tipo en cuestión del que hablaban, a la hora de hacer el cásting, había exagerado su punto de vista machista, retrógrado y algo violento para con el sexo femenino, esperando así poder entrar en la casa del programa y vivir del cuento unos cuantos meses, como hacen todos. Al parecer, una vez dentro del programa y habiendo conseguido lo que quería, el hombre rebajó su nivel de machismo y resulta que se lleva bien con todos los otros participantes, machos y hembras, de ese circo llamado Gran Hermano. Ante el cambio de talante del personaje, Ana Rosa envió a un reportero al pueblo del susodicho tipejo para hablar con su familia y descubrir si realmente era un machista o había mentido en el cásting, a fin de entrar en el programa.
Cuando el reportero llegó al pueblo del concursante y le preguntó a sus familiares y amigos si era tan machista como se veía en el video del cásting, aquéllos, de nuevo machos y hembras, le respodieron que ni de coña. Que sí era algo "fantasmilla", pero que había exagerado para entrar en el programa y salir en la tele.
Claro, ante este golazo por la escuadra a la producción del programa, a la dirección, a los encargados de seleccionar a los concursantes y hasta al último mono encargado de llevar adelante Gran Hermano, la genial Ana Rosa no tuvo mejor idea que soltar un "¡Deberían echarlo por mentir a la producción del programa!". Y eso es, queridos lectores, lo que me dejó con el culo pegado al asiento.
Es decir, la Quintana no dispara contra la productora que se encarga de Gran Hermano por elegir siempre a lo más "freak" y, como dicen en mi pueblo, "bajuno" de la sociedad. No dispara contra su programa o tantos otros, que viven en gran medida de lo que haga la gente que se meten en los realities, permitiéndoles llenar minutos con obscenidades y comprotamientos de lo más reprobables. No dispara contra su cadena de televisión por basar su programación en basuras al más puro estilo MTV.
Lo que hace es, simplemente, obviar que hay unos responsables que se encargan de decir quien entra y quien no al programa, para cargar contra un "pringao" que lo único que ha hecho ha sido ser más listo que todos ellos.
Ni siquiera se plantea qué clase de programas emiten en su cadena, qué tipo de gente buscan para esos programas o qué ejemplo quieren dar a la sociedad con ellos.
Y esto, que visto desde el punto de vista superficial puede parecer una tontería, si lo pensamos bien, no lo es, habida cuenta de que a la Quintana la ven miles, incluso millones de personas cada día.
En su defensa de "la verdad" (no hay sustantivo más arbitrario que ese), consigue el efecto contrario, basando su argumento en una mentira. Porque la culpa, en primera instancia, no es del tipo que ha engañado en su cásting, sino de los organizadores del programa por presentar a un tipo arrogante, machista y agresivo ante la sociedad, como un ejemplo a seguir para un triunfo seguro en televisión. Porque eso es lo que son los participantes de realities hoy día para la mayoría del personal en este país: gente que, estemos de acuerdo o no, ha triunfado. Salen en la televisión, cuando acaban su participación en el reality se pasean por los platós de todas las cadenas, cobrando por cada palabra que sueltan por la boca (y contra más grande sea la barbaridad que digan, pues mejor), siendo invitados a fiestas, etc...
Por mi parte, ese tipo de vida no me atrae ni lo más mínimo. Es más, puedo asegurar que en lugar de envidia, lo que siento por esa gente que sale en la tele es más pena que otra cosa. Pero para la gran mayoría de mis conciudadanos, esas personas son el ejemplo a seguir. Y eso es lo triste de todo esto. Que no sólo tengas que verlo en la tele (si es que tienes, porque también se pueden ver otras cosas o apagar el aparato directamente, no nos engañemos), sino que la sociedad adopta las actitudes en su gran mayoría barriobajeras de los personajes de los programas y acabas rodeado de imbéciles por todos lados, sin la menor opción al diálogo o a la conversación tranquila y civilizada, teniendo que oir cada dos por tres estupideces del tipo "Cansado no. Lo siguiente", "¿'Mentiendes'?" o "¿Sabes lo que te quiero decir?" y cosas peores aún.
En fin, que así vamos. Y si encima luego me entero de que a Televisión Española le han recortado gran parte de su presupuesto y que con ello peligran producciones como "Cuéntame...", "Águila Roja", "Saber y Ganar" e incluso los "Documentales de la 2", pues imaginaos la alegría que tengo en el cuerpo...
Un saludo a todos.