falafel salad (Photo credit: woodleywonderworks)
Hace un par de días me sucedió algo que me dejó muy, pero que muy sorprendido. Antes de mi nocturno trabajo, me dirigía a ver qué tal estaba la gata de un amigo mío, el cual está de viaje. Me paré con mi motocicleta en un semáforo, cuando vi en la acera, justo a mi derecha, un bar. Era el típico "Bar Manolo", pero tenía una particularidad: tenía un letrero que aseguraba que preparaban "Shawarmas" y "Dhurum".
Pensé que estaría bien hacerse con uno y mi estómago estaba totalmente de acuerdo. Aparqué la moto en la acera, cogí el monedero y me encaminé a la barra del bar. Cual fue mi sorpresa, cuando descubrí que, no sólo era un bar que en su día fue regentado por unos gallegos (recuerdo que el letrero era con un nombre gallego, pero no sé cual), sino que hacían "Shawarmas" y lo llevaban unos chinos. ¡¡Chúpate esa, Mª Dolores!! En ese momento entendí lo que nuestros apreciados gobernantes de la ciudad de Barcelona quisieron hacer con aquello del "Fórum de les Cultures" del año 2004.
English: Falafel at Iraqi-run stand in Utrecht. (Photo credit: Wikipedia)
Eso debe ser la globalización famosa de la que todo el mundo habla: Un bar gallego, llevado por chinos que preparan "Falafels". O, como vi en cierto centro comercial de barcelona, un restaurante italiano regentado por paquistaníes. O una tienda de ropa, cuyos propietarios son japoneses, pero venden ropa fabricada en España.
De veras, el mundo está cada vez más mezclado, más loco y me resulta cada vez más incomprensible. Antes, hablo de cuando era pequeño, si veías un chino, sabías que era chino. Si veías un latinoamericano, sabías que provenía de Sudamérica. Y si veías un alemán, sabías que venía de Alemania. Hoy todo es más confuso. Hoy los chinos que ves regentando bares se llaman unos a otros con nombres españoles como Juan, Yolanda, María... Ves latinos que no son latinoamericanos, ya que no han pisado en su vida el país de donde viene su familia. Y ves alemanes que han nacido en Mallorca y te hablan mallorquín mejor que Rafa Nadal.
¡Ojo! No me malinterpretéis, no es algo que me moleste. Es sólo que, desde que yo era pequeño hasta hoy, el Mundo ha cambiado una barbaridad. Y hablo de hace sólo 30 años, que no es tanto.
Por eso, si intento hacer un ejercicio de empatía, llego a la conclusión de que, si para mí es tan bestia el cambio en mi entorno, debe ser brutal el cambio para personas que ahora cuentan con una sesentena o setentena de años a sus espaldas. Así que cuando veo a los cuatro abuelos del barrio donde vivo actualmente, los cuales tienen pedacitos de tierra en los que cuidan de pequeños huertos urbanos, mear en las esquinas de los bloques de pisos o cagar detrás de algún seto en un parque, pienso: "¡Coño! ¡Debe creer que aún está en el pueblo!" Y no me sorprende que lo crea. Porque cuando uno ve que todo a su alrededor cambia de una forma tan vertiginosa como lo hace el mundo hoy en día, lo lógico es que se aferre a lo que le es conocido, a su propio origen. ¿Y de donde vienen esos abuelos que cagan y mean en las calles de "mi" barrio? De lo pueblos. ¿Y donde se cagaba en los pueblos antiguamente? Donde pillabas o donde te daba el apretón.
¿Qué quiero decir con todo esto? En realidad no quiero decir nada. Es sólo que una cosa lleva a la otra y, cuando te vienes a dar cuenta, estás en un bar gallego regentado por chinos, comiéndote un "Dhurum" de ternera (que ves a saber si es ternera eso que da vueltas, pero que está que te cagas de bueno), junto a un filipino que habla catalán con un señor mayor que parece de oriente medio, pero que resulta que es catalán de pura cepa. Que sales del bar, vas a ponerle de comer a la gata de tu amigo y llegas a tu trabajo, en el que, para colmo de surrealismo, resulta que está Isabel Pantoja alojada esa noche en el hotel, con todo el séquito de moscardones que la acompaña a todos lados.
Así que, queridos amigos, después de una temporada confusa en la que no os he escrito, imaginaros cómo vengo si lo más suave que me he encontrado son cosas como esas.
Un saludo a todos y gracias por estar en CeC.
Y sí, supongo que el futuro es la mezcolanza de unos y otros. Aunque mucho me temo que eso que tú llamas "la tonteria", es algo que no tiene fin. Y como ejemplo te pondré lo que ha sucedido hoy en Barcelona, donde, según la Guàrdia Urbana, han salido a las calles de la ciudad al menos 1'5 millones de catalanes (me incluyo, que conste) reclamando la independencia de Catalunya y, sin embargo, algunos políticos catalanes han dicho en declaraciones posteriores que era una marcha a favor del pacto fiscal entre España y Catalunya, mientras que los ciudadanos que nos hemos desplazado al centro de Barcelona, no hemos dejado de gritar por la independencia de nuestro país, sin haber oído una sola consigna en favor de dicho pacto fiscal. Siempre hay quien no quiere ver las cosas como son y siempre habrá quien no acepte a quien no piensa como él.
Por tanto, "la tontería" es algo que va unido a la condición humana.