Sólo diré tres palabras: ¡¡¡¡¡¡CON DOS COJONES!!!!!! Eso que veis en el título de esta columna, fue lo que, "presuntamente" soltó por la boca el 'señor' José Manuel Castelao Bragaño, el ya ex-presidente de todos los ciudadanos de origen español, que viven fuera de las fronteras "ejpañolas".
El tipo, un septuagenario al que deberían haber retirado de la política hace tiempo, dejó que su boca pensara en voz alta, soltando esa frase, para estupor de los presentes en la reunión que estaba manteniendo...
En su segundo día como presidente de los españoles en el exterior, el señor Castelao estaba reclamando el acta de la reunión a una de las comisiones, la mesa de Educación y Cultura, a quien le faltaba un voto para formalizar el documento. “No pasa nada. ¿Hay nueve votos? Poned diez… Las leyes son como las mujeres, están para violarlas”, dijo, según han explicado varias de las personas que estuvieron en la reunión.
El exdiputado en el Parlamento de Galicia, no ha durado ni una semana en su cargo. Y no me extraña. Hay que tener unos cojones como cabezas de bebés para siquiera pensar en una afirmación como esa.
De verdad, cada vez estoy más (y perdonadme la expresión) hasta la polla de la clase política de este país de mierda en el me ha tocado crecer. Entre la señora Andrea Fabra cagándose en los parados, al mismo tiempo que se anunciaban los recortes de las prestaciones por desempleo. Entre la señora Ana Botella que cada vez que abre la boca suelta una perla o, si no, confunde a sus interlocutores con presidentes de otras comunidades, confunde lo que es un tripartito o publica un libro de cuentos infantiles en el que afirma que "la Cenicienta es un ejemplo para todos por los valores que representa: recibe los malos tratos sin rechistar y busca consuelo en el recuerdo de su madre", además de otras perlas.
Entre su marido, el expresidente Aznar, mandando a la mierda a la DGT porque "a mí quien me va a decir lo que puedo y lo que no puedo beber antes de conducir". Entre el señor Artur Mas, que nunca ha apollado la independencia de Catalunya, excepto cuando ha visto que podía sacar mayoría absoluta en unas elecciones adelantadas, mientras dice que se preocupa por los catalanes, pero empezó los recortes y los despidos antes que nadie. Entre los señores del gobierno central, que han hecho (y seguirán) todo lo contrario a lo que dijeron en su campaña electoral, echándole la culpa (como también sucede en sentido contrario) al partido político que hubo antes que ellos. Entre todo esto y muchas cosas más, si encima tenemos que aguantar los desvaríos de un anciano, que suelta barbaridades como la que soltó el pasado martes, de verdad, es que no vamos a parar a ningún buen puerto.
Cuando las personas que están dirigiendo el destino de nuestro país piensan como piensan y no son capaces de hacer autocrítica de sus actos y palabras, es que algo no va bien. Y si esto lleva pasando tanto tiempo, es que ya se ha convertido en algo sistémico.
No me cabe en la cabeza que el señor Castelao suelte una frase tan grave como esa, en la que no sólo denigra a las mujeres, sino que también admite abiertamente que para él las leyes son sólo letras, cosas que están ahí, pero que no van mucho con él. Y que luego tenga la poca vergüenza de decir que deja su cargo por asuntos personales. Estaría bien que alguien le obligase a disculparse por sus palabras y no dejar que se marche habiendo soltado una disculpa tan ambigua como la de Su Majestad el Rey cuando volvió del safari.
Es más, propongo que a cierta edad, los ancianos no tengan cabida en la vida pública del país. Lo mismo que pienso que a cierta edad habría que prohibirles conducir un coche, sean cuales sean sus facultades físicas, apuesto por que a partir de la edad mínima para jubilarse, sean justamente eso: jubilados de todo cargo público que puedan ostentar. Que se dediquen a darle de comer a las palomas, a viajar a Benidorm o a ligar en las caravanas de viejos y viejas. A lo que les dé la gana, pero fuera del camino.
Bastante tenemos con aguantar a la tribu de inútiles que nos gobierna, como para encima aguantar a "viejos chochos" que se creen por encima del bien y del mal.
Señores, menudo ejemplo estamos dando al mundo. No me extraña que los dos presidenciables a la Casa Blanca usen a España, de la misma forma que antes usamos nosotros a Grecia y Portugal, para decir que su país no acabará como el nuestro.