Todo estaba preparado. Todo estaba dispuesto para que se celebrara la gran velada del año...
Una velada en la que se enfrentarían las dos nuevas grandes promesas del panorama político nacional: hablo de Albert Rivera, líder de Ciudadanos, y Pablo Iglesias, líder de Podemos...
Presenta la contienda el señor Jordi Évole, de la federación catalana de "Salvados" (El Terrat, La Sexta tv).
¡En una esquina, y con calzón morado... Pablo Iglesias!!! ¡¡¡Bieeeeennnn!!!
¡En la otra, y con calzón naranja... Albert Rivera!!! ¡¡¡Bieeeeeeeeenn!!!!
Los rivales se miran a los ojos: Pablo Iglesias, más inseguro, más cauto, más taciturno. Albert Rivera, más extrovertido y confiado, más risueño...
¡¡¡Suena la campana, comienza el combate!!!
Albert Rivera comienza las hostilidades golpeando con labia y elocuencia. Su táctica es clara: atacar y desarmar a su oponente.
Y así lo hace desde el minuto uno, lanzando golpes de todo tipo y en todas las trayectorias posibles: reforma del contrato laboral hacia un único contrato más justo, reforma sanitaria universal pero no apta para todo el mundo, jubilación no mas allá (ni menos acá) de los 65 años, etc... etc... etc...
El contendiente Rivera golpea a buen ritmo: se le ve sin descanso y mirando a menudo al público, sonriéndole. Se siente líder .
Por contra, Pablo Igleasias, ante tal volumen de ataques de su oponente, opta por una táctica más defensiva, de replegarse. Buena estrategia: replegarse es lo mejor ante estos casos....
¡¡¡Fin del primer asalto, suena la campana!!!
Comienza el segundo asalto y, en este caso, golpeando primero Pablo Iglesias: golpes directos de utopía programable, pocos pero contundentes, y directos a una mayor sensibilidad del público presente. ¡Golpes sin más lógica o forma que el claro sentido de justicia de los mismos¡
"¡¡¡Buena técnica, Pablo!!!" -gritan eufóricos muchos ciudadanos-...
Albert Rivera reacciona y se lanza a su oponente... ¡¡¡agarrándolo!!!
¡NO VALE! ¡Eso de agarrar a su oponente cuando éste ataca, no vale!!! ¡¡¡No es juego limpio!!!
¡¡¡Hay que dejar campo al oponente!!! -grita el árbitro, separando a los contendientes-.
Suena la campana: fin del segundo asalto.
Suena la campana del tercer y último asalto: serán tan solo tres asaltos, pues éstos aún son amateurs, y tales combates se celebran a tres asaltos. No dan para más, pues pasar de tres asaltos seria escucharles repetirse y repetirse...
Comienza el tercer y último asalto: golpea primero, pero ya más exhausto, Albert Rivera, al que se le ve, claramente, como los excesos de los anteriores combates le han pasado factura: con la boca seca, lanzando ligeros golpes bajos sin control que denotan cierto grado de preocupación interior y nerviosismo ante el importante papel del que quiere dejar constancia...
Por contra, Pablo Iglesias comienza a sentirse bien en ese papel suyo de defenderse. Se le ve buen fajador, aguanta bien los envites de elocuencia de su oponente y espera con paciencia para lanzar sus argumentos: pocos, pero con clara sensibilidad, que llegan al objetivo deseado.
Se acaba el tiempo, suena la campana, fin del combate. No ha habido ningún KO por parte de ninguno de los contendientes.
Por tanto, el resultado se decidirá a los puntos.
"El resultado, según los cinco árbitros del jurado, ha sido de: ¡90 puntos para Albert Rivera¡ y ¡90 puntos para Pablo Iglesias...!"
Los árbitros lo han tenido claro: Albert Rivera ha golpeado más, con mayor número de propuestas e iniciativas...
...pero éstas suenan a "un poco más de lo mismo": un poco rancias, y un poco insolidarias para esa gran porción de ciudadanos de este país que esperan ansiosos un verdadero cambio de paradigma que acabe con esa teocracia política que controla ese Dios tan injusto como omnipotente 'Dios Dinero'...
Por contra, Pablo Iglesias ha golpeado poco pero seguro, con la trayectoria justa para hacer creer, a esa misma porción de la población, que "sí se puede" -si se quiere-, realmente acabar con todo eso. Problema: no dice como, y eso desvirtúa la trayectoria de sus tan eficaces lances.
El resultado de los jueces es, por tanto, "Nulo".
Aunque a mi, personalmente, y dejándome llevar por el sentimentalismo... le hubiera dado vencedor a Jordi Évole, el árbitro, que estuvo genial...
Respecto al debate, no lo ví, pero estoy de acuerdo, que no sólo importa lo que propongan, el cómo también importa y mucho. La pregunta clave no sería ¿Qué quieren hacer? sino ¿Cómo lo quieren hacer?
P.D. También se podría haber narrado como la primera cita de una pareja con la "celestina" "Évole", como testigo excepcional.
Saludos