Por fin ha explotado. Después de tres años de crisis profunda, después de más de quince años viendo como la clase media dejaba progresivamente de serlo y la clase alta lo era cada vez más, muchos hemos dicho basta.
Resulta que lo que siempre han deseado nuestros padres para nosotros, que no era más que la felicidad de sus hijos, es precisamente de lo que carecemos la mayoría de jóvenes de nuestro país y de otros tantos.
La generación más preparada que se ha visto jamás en España es también la que tiene una situación más precaria. Más que ninguna antes. ¿Para qué nos ha servido tanto estudio y tanta formación? ¿Para qué tanto esfuerzo en labrarnos un futuro, si después resulta que quienes tienen que proveernos de las posibilidades de éxito, o sea los políticos, nos han llevado a una situación que lo único que nos ofrece es una precariedad nunca antes vivida? Llevamos demasiado tiempo aguantando sueldos absurdos, contratos basura y una inestabilidad laboral que da auténtico miedo. Pero no sólo eso, sino que hay miles de añadidos que han provocado que la gente esgrima un tajante "hasta aquí hemos llegado" y se plante en las plazas más emblemáticas de todo el Estado a exigir que se nos haga caso. En Madrid encendieron la mecha que ha corrido hasta Barcelona, Girona, Tarragona, Tenerife y muchos lugares más de nuestra geografía.
Decimos basta a los abusos de la banca, a los sueldos millonarios y vitalicios de los políticos, a los recortes en las pensiones y en los sueldos de los funcionarios, a los bonos y las dietas desmesuradas de los altos directivos de los bancos y grandes empresas, a los recortes en la sanidad, la educación y en las políticas sociales, a la perversión de los mercados, que incluso condicionan las políticas medioambientales y de conservación. Exigimos que sean sacados de las listas electorales todos aquellos políticos que estén encausados en delitos, sean de la índole que sean, aunque sliólo penda sobre ellos una leve sospecha, que la ley electoral sea modificada para facilitar la apertura de las listas electorales, que la transparencia sea una norma y no una excepción.
¿Acaso cuando nosotros firmamos uno de esos contratos de mierda, llamados "de obra y servicio", seguimos cobrando una vez finalizado el trabajo? Entonces, ¿por qué un presidente del Gobierno sí lo hace? ¿Para qué necesitamos un Senado que no hace más que cobrar dietas y sueldos con los que la mayoría no podemos ni soñar? ¿Es normal que después de estar un mínimo de tres años cursando estudios universitarios, no te contraten porque no tienes experiencia? ¿Cómo es posible que las grandes empresas que ofrecen servicios básicos, como pueden ser las eléctricas, se líen a repartir millones y millones de beneficios entre sus accionistas al finalizar cada curso y luego nos vendan la moto de que hay que subir las tarifas porque la producción es más cara que lo que ganan con la venta del servicio? Lo mismo sucede con el petróleo, el gas, los alimentos, etc...
Así que el vaso se derramó y ahora toca que todos nos mojemos. Sencillamente porque no podemos seguir como estamos. No podemos seguir viendo como unos pocos se hacen cada vez más ricos y el resto somos cada vez más pobres. No podemos continuar impasibles ante el aluvión de sinsentidos que rigen nuestra sociedad, mientras los políticos y los banqueros viven a cuerpo de rey a nuestra costa. Es imposible que la sociedad que conocemos tenga un buen final, cuando no se puede ni acceder a una vivienda digna sin venderle tu alma al diablo previamente. Cuando no puedes hacer planes de futuro porque no sabes si mañana o pasado mañana te vas a quedar sin trabajo. ¿Cómo puede plantearse uno tener hijos, si apenas puede mantenerse a sí mismo? Esas y muchas razones más son las que nos han traído hasta aquí.
Y da igual si declaran ilegales las concentraciones. No vamos a revelarnos violentamente, pero nos van a tener que sacar uno a uno de las plazas. Y os aseguro que van a tener faena para rato.
Da igual si los políticos vomitan su bilis sobre nosotros, pues nosotros somos más y tenemos una ventaja: NO TENEMOS MUCHO QUE PERDER PORQUE YA NOS LO HAN IDO QUITANDO TODO O CASI TODO.
La gente de la derecha de este país, que se las prometían felices, como bien argumentaba mi admirado René, no hacen más que decir que somos todos unos inadaptados, unos perroflautas y unos anarquistas que queremos acabar con la democracia. ¡Estúpidos! No quieren darse cuenta de que no se trata de señalar con el dedo a un partido en concreto, como han venido haciendo ellos los últimos tres años. Se trata de que todos los políticos, sean del color que sean, se den cuenta de que todo lo que está pasando es por culpa de ellos, DE TODOS ELLOS, que han vendido sus culos al mejor postor y de paso nuestro bienestar.
Pero eso se acabó. Hoy, al igual que nuestros padres y nuestros abuelos en su día, vamos a luchar por lo nuestro, por lo de todos. Sólo así podremos mirar a nuestros hijos con orgullo y sin tener que apartar la mirada por la vergüenza de saber que pudimos haber hecho algo, pero preferimos quedarnos con los brazos cruzados, arreglando el mundo desde los bares o desde el sofá de nuestra casa.
Señoras y señores, bienvenidos al movimiento social y apolítico ¡DEMOCRACIA REAL YA! Porque como bien dice una pancarta de la Plaza del Sol:
POLITICOS, SOMOS VUESTROS JEFES Y VENIMOS A HACEROS UN E.R.E.
NOTA: Gracias también a los amigos de la revolución islámica, pues con sus ganas de tener un futuro mejor, también han contribuído a que tengamos el valor para alzar la voz. Entre todos podemos conseguirlo.
