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Señores/as; tenía que venir un señor de 93 años de nombre Stéphane Hessel, que en su día fue miembro de la resistencia contra los nazis, que estuvo en un campo de concentración y que fue miembro de la comisión que redactó ''La Declaración de los Derechos Humanos'', para decirnos claramente que ''nos indignemos''.
INDIGNEZ-VOUS ( INDIGNAROS ) es el título de un pequeño librito que ha escrito, y del que ya ha vendido en Francia más de un millón de ejemplares, más que ningún otro Best Seller. Dudo que aquí en España se lleguen a vender ni la mitad de ejemplares que aquí se venden de la revista ''Qué me dices'', pues su precio es de 5 euros y eso es ¡ toda una fortuna !, como afirman aquellos insensatos que repiten el fácil recurso de que ''la cultura es muy cara'' (incluso el que quiera se lo puede bajar gratis en PDF...)
Y es que me quedo ''acojonao'' de que esto de la innovación de las ideas Sociales en unos tiempos tan convulsos como los que vivimos, tengan que venir de personas con una media de ¡90 años! y debería de caérsenos la cara de vergüenza a los jóvenes por esto, pues si este es el tren del futuro de la innovación social, mejor me bajo y me voy andando...
De todas maneras, siempre se encuentra agua fresca y limpia que brota en este desierto de indolencia en el que vivimos, y el último brote de esta agua de pura y cristalina indignación lo he encontrado aquí en CEC, en un artículo de Carrie titulado: ¿Todos a pasar por el tubo?, artículo que recomiendo y que es un sano y lúcido ejercicio personal de indignación.
Sobre el trabajo y su sentido en la vida podríamos hablar y no parar nunca, incluso desde siempre se ha planteado si el trabajo es el sentido de la vida; fue el famoso poeta Rilke, siendo este secretario de su admirado Rodin, quien le preguntó: ¿Cuál era el sentido de la vida? y Rodin le contestó: ''amigo mío, el sentido de la vida es el trabajo'', sin duda para él lo era.
No descubro nada nuevo al explicar que obviamente el trabajo para el ser humano es una necesidad y que representa una de las mayores fuentes de moral y dignidad propiamente humanas: con el esfuerzo que nos demanda, conseguimos realizar cosas absolutamente necesarias, siendo también la oportunidad para servir y ayudar a los demás y de servirnos y realizarnos a nosotros mismos.
Pero claro, esta es la teoría de cómo deben de ser las cosas, luego está la realidad y ésta es bien diferente. Esta realidad nos dice que actualmente en el mundo solo la mitad de los seres humanos tiene trabajo y que a la otra mitad -y por la causa que sea- se les niega. Por lo tanto, ya tenemos un grandísimo problema, pues si el trabajo representa fundamentalmente la dignidad, actualmente a media humanidad se le niega su derecho a esta dignidad, y peor aún, se les condena a muerte por no tener medios de subsistencia: y esta es la realidad, muy alejada de la sana teoría antes indicada.
Por consecuente, en Occidente se nos llena la boca de hablar de un Mundo de oportunidades y desarrollo, pero...¿oportunidades para quién? Seamos serios, será sólo para algunos pocos privilegiados, obviamente no para más de la mitad de los seres humanos.
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La siguiente cuestión está dirigida a los que tienen trabajo, descartada aquí ya media humanidad, nos queda la otra media que sí lo tienen, aquí entraríamos no ya en el trabajo en sí, sino en otra cosa relacionada pero que sin embargo es diferente, se trata de las condiciones de trabajo, siendo éstas el conjunto de poderes que organiza, gestiona y dosifica este derecho fundamental, y nos hacemos varias preguntas al respecto: ¿hay explotación y sometimiento de muchísimos de los que tienen trabajo?. Incluso, ¿podría ser que en algunos casos, algunos se jueguen la vida en ello? ¿Y otros su salud mental? La respuesta es un asqueroso "sí", una gran mayoría de los que lo tienen, lo tienen simplemente porque son explotados y no tienen derechos, y si uno muere es reemplazado por otro como si de piezas (o algo que les sonará más, 'peones') se tratara.
La última cuestión se plantea ahora a los que tienen trabajo en el llamado ''Mundo Occidental desarrollado de los derechos y de las oportunidades'', pero en este mundo de privilegiados que tienen trabajo, hoy ya no podemos hablar de trabajo fijo sino solamente de trabajo inseguro, circunstancial y limitado, por lo tanto estaríamos hablando otra vez no de falta de dignidad como en el primer caso sino de dignidad limitada y aleatoria, lo que obviamente también es indigno.
A este hábitat, que más que trabajo podríamos llamar: ''intercambio circunstancial y momentáneo de esfuerzo por dinero'', habría que sumarle las actuales regulaciones del mismo, un grupo de normas que el conjunto de las grandes Corporaciones empresariales del Mundo elaboran para su mayor lucro y productividad, y que en la práctica son eso que Carrie tan bien denuncia en su artículo: de que más que empresarios se sienten muchas veces tus dueños, y que todo ello forma una cadena ejecutiva de abusos que tendrás que aguantar, o en caso contrario, de protestar, saber que irás casi seguro a la calle.
Con este panorama que muy bien ha descrito en primera persona Carrie, obviamente estaríamos hablando de trabajo indigno o infelicidad en el trabajo, y como ella plantea, algunas veces nos encontraremos entre el aguantar todo esto o salir corriendo de toda esta basura y fuente de infelicidad, si se puede.
Otro caso es el actual de muchas personas que gozan plenamente de ciertos privilegios provenientes de ciertos trabajos o actividades, por contra actividades' 'inmorales que denigran a los demás o simplemente de la actividad de mentir, como son el caso de los políticos, y los que se lucran con el periodismo basura de la prensa rosa y demás estupideces varias, que además cuentan con el favor del público". Por eso mismo, INDIGNEMONOS, una y otra vez, y aún no serán suficientes.
En resumen y en definitiva, hablar hoy en día de la dignidad propia del trabajo es, en general, más raro que encontrar al ''Yeti'' de las cumbres de Montserrat, no así en particular en algunas personas en las que el desarrollo del trabajo cumple la mayor y más digna de las funciones, todo esto es lo que crea, ha creado, y mientras funcionen así las cosas creará la INDIGNACION de la que hablábamos al principio, y de la que hablaremos más profundamente en la segunda parte de este artículo la semana que viene.
