Panero (Photo credit: Laula)
Hay una imagen que no se me olvidará en mi vida ,y es la imagen de Leopoldo Maria Panero recién salido del psiquiátrico en una entrevista, sentado este en la terraza de un bar, con una mano fumando un cigarrillo y con su voz grave y ese ademán de dandy que, aún loco, conservaba, diciéndole al entrevistador : ''ESTE ES UN PAÍS DE LOCOS PELIGROSOS .......''.
Qué tipo tan genial y que lúcidas palabras las suyas... unas palabras que mucho antes supo retratar con su cámara Jaime Chávarri en esa excelente película-documental sobre la vida de la familia del insigne poeta Leopoldo Panero, titulada el DESENCANTO.
¡Qué maravillosa película esta, y qué enorme escándalo y estupor causó en su día!... Tal fue el escándalo, que hizo ruborizar la conciencia y cimientos de la más rancia burguesía española de esos tiempos...
UN PAIS DE LOCOS PELIGROSOS: estas palabras, dichas de cualquier de cualquier forma, son aparentemente casi irrelevantes pero, sin embargo, entendidas en las circunstancias y contexto en que fueron pronunciadas por este genial y lúcido loco que es Leopoldo María Panero, encierran una realidad, yo diría, que 'Universal'.
Sí amigos, aquí en CEC siempre volvemos una y otra vez al tema de la locura, ¿qué quieren que yo les diga? ¿no es este un mundo de locos, que se rige por la ilógica de la lógica de esos seres que se sienten cuerdos mientras piensan que la lógica de otros es simplemente locura?.
Y es que, de verdad amigos, yo ya no entiendo nada, pero nada es nada, y mucho menos aún entiendo la lógica de algunas personas que son capaces de creerse lo que dicen, aunque esto que dicen o piensan pertenezca a la mayor de las locuras: la mentira, que se ha convertido en algo normal entre los poderosos, los políticos y las grandes esferas.
Un mundo de locos, amigo Panero, tú sí que supiste hacerte el loco para no caer en la ignominia y peor de las locuras, la cordura: me refiero, cómo no, a esa cordura, a esa máxima cordura que, desarrollada en grado súmmum, lleva a las personas a eso que llaman el poder.
Si señores, el poder, grupos de personas cuerdas en grado máximo, cuya enorme cordura distribuyen por todo el mundo mediante normas, leyes y decretos, dándose consejos los unos a los otros y, por último, los otros a los demás, o sea, a los ciudadanos, simple peones rodando de un lado para el otro de cuantas normas que, lúcidamente, se les ocurran a estos.
Sí señores, una cordura que los ciudadanos tenemos que aceptar, pues es su lógica la que manda, y los demás, simples ciudadanos locos que no entendemos ni estamos de acuerdo con su lógica de injusticias, falsas promesas, desigualdades, mentiras, farsas, abusos, hipocresías e inmoralidades, una locura la nuestra, que nos impide ver la lógica de sus medidas, reformas, normas y reglas que cada día nuevamente dictan estos.