"The Pale Horse" esta miniserie de dos capítulos está basada en la novela homónina de 1961 de la autora Agatha Christie, la reina del misterio..
Esta adaptación de Sarah Phelps se centra en el personaje de Mark Easterbrook (Rufus Sewell) quien varios años después de la muerte de su primera esposa, Delphine (Georgina Campbell),se encuentra enredado en una extraña red: tanto su nombre como el de su amante, Thomasina Tuckerton (Poppy Gilbert), figuran en una misteriosa lista encontrada dentro del zapato de una mujer muerta.
Easterbrook comienza una investigación por su cuenta sobre las razones por las cuales formaba parte de dicho listado. Uno tras otro, los demás componentes van siendo hallados muertos en extrañas circunstancias, a todos ellos se les cae el pelo. Las pistas lo llevan hasta un pequeño pueblo llamado Much Deeping donde se localiza "Pale horse", hogar de tres brujas que prodrían haberle echado un mal de ojo.
En paralelo, la investigación policial a manos del inspector Lejeune revela que varios de los otros nombres murieron por causas naturales. No obstante, el propio cabello de Mark comienza a caerse y, como las víctimas anteriores, empieza a sucumbir a la paranoia en torno al supuesto poder de las brujas, incluso temiendo los motivos que podría tener para desear su muerte su actual esposa, Hermia (Kaya Scodelario). Todo apunta a poderes sobrenaturales, incluso el propio ahijado de Mark, David Ardingly (Henry Lloyd-Hughes), admite haber usado a las brujas para provocar la muerte de su tía Clemency y así, heredar su fortuna.
etc etc etc... todo lo que acostumbra a pasar en las ficciones de Christie. Mucho personaje, mucho misterio, mucha puesta en escena para, al final, revelar lo que no se podía intuir por no haber construído las pistas necesarias. El único misterio que se nos plantea desde siempre es ¿Cómo ha podido Agatha Christie lograr tantos adeptos? Seguimos sin entenderlo y tras haber visto los dos capítulos de "The pale Horse" el suspenso se extiende y acrecenta más allá de los límites de esta miniserie.
Muy buena ambientación, un divino vestuario, unos actores de rechupete con Kaya Scodelario haciendo de esposa remilgada de los 60, un Rufus Sewell que nunca nos ha convencido por la homogeneidad de su semblante pero que no desmerece y la grandísima piedra del camino: el misterio mágico de Agatha Christie, la mujer que hallaba la inspiración mientras fregaba los platos (palabras suyas, no nuestras), y que en los últimos 5 minutos de su obra se saca el conejo de la chistera y te monta toda la explicación, paso a paso, de aquello que no te ha estado explicando en las anteriores 150 páginas. En este caso en los 110 minutos de tu vida que llevas perdidos.