"Estuvo bien hasta que fue demasiado lejos", lema de la serie que se puede aplicar a la reseña.
Buen tema y buena idea: momentos tensos y otros mucho más supérfluos. Una pena.
Este viernes 20 de marzo de 2020 Netflix recibe la primavera con el estreno de muchas series: entre ellas, 'Dare me', doblada al español, bajo el título en castellano de Rétame.
Beth Cassidy (Marlo Kelly) y Addey (Herizen F. Guardiola) son dos amigas de infancia inseparables hasta que una nueva entrenadora (Willa Fitzgerald) irrumpe en el equipo de los "Eagles Cheerleaders" para hacerlo brillar y llevarlo hasta la competición regional. Este paso adelante supondrá un desbarajuste en el pequeño y cómodo mundo de todas las integrantes del equipo. Una vuelta de tuerca más que pondrá en entredicho la plaza del estrellato reservada a Beth y hará brillar a Addey. Su amistad y lealtad se verá puesta a prueba por los celos, el poder y los egos de cada una.
Un viaje hacia el interior de estas jóvenes americanas cuyo único objetivo en la vida es llegar a los regionales sin importar el cómo pero sobretodo sin buscar ni hallar el porqué siendo este último elemento el obstáculo que nos impide zambullirnos en los personajes.
CRÍTICA DE LA SERIE DARE ME (NETFLIX, USA NETWORK)
Es, sin duda alguna, una serie perturbadora y angustiosa con todos los ingredientes para llegar más lejos de los propios límites que ella construye. Los personajes están erigidos sobre un pasado plagado de carencias y dotados, todos ellos, de profundidad. Las excepcionales actuaciones de las chicas sobretodo la de Kelly son extraordinarias porque dejan entrever las oscuridades de cada una en cada uno de sus silencios. Sin embargo, en este caso topamos con un guion que derrapa y quiebra la magia de los lazos que las actrices logran estableces con el público. Por citar algunos ejemplos:
- Momentos intensos se ven empañados por líneas superfluas que nos sacan de las abismales profundidades de las chicas. Diálogos trufados de tonteria que se pierden en la nimiedad de aquello que parece ser la razón última de la existencia terrenal: la competición regional de las cheerleaders. Un corte de rollo que aparece de la nada y ridiculiza el global.
- Cuando sentimos que estamos ascendiendo a un punto de suprema delicadeza, el climax de la sordidez de Beth o el rompecabezas psicológico de la entrenadora, un marine invade la pantalla y el nivel se precipita en picado emborronando el episodio entero.
- Un nuevo capítulo y otra oportunidad para elevarnos. Poco a poco despegamos, nos sentimos levitar y un monólogo exponiendo la motivación vacía y frívola de ser la más guapa y la mejor del equipo. Otro coitus interruptus para la colección de medallas y de arañazos de "Dare me".
Las dos caras de la moneda del sistema americano que nos obsequia con una de cal y otra de arena. La pérdida de lustro a golpe de cadera tanto en el baile como en la hoguera de las vanidades. Habiendo pasado los 7 primeros episodios, la cosa no mejora y los desengaños se van sucediendo y repitiendo capítulo tras capítulo. Lamentamos que así sea porque las actuaciones, como ya hemos dicho, son realmente apabullantes y lo único que nos hace seguir la trama hasta casi el final de la primera temporada.
La denuncia social sobre el peso de la belleza y la juventud queda en un plano olvidado y al mismo tiempo confrontado a una realidad que se lleva el mérito a la superficialidad. No entendemos el mensaje de fondo. Intuimos que lo hay pero somos incapaces de desentrañarlo con claridad debido a todas las interferencias comentadas.
Como un barco a la deriva, "Dare Me" surca con dificultad el oleaje de altibajos provocados por su guion. No podemos decir que sea una serie para adolescentes por la oscuridad y complejidad de los personajes pero tampoco podemos afirmar que sea una serie para adultos por la estupidez de la trama. La serie queda pues atrapada en tierra de nadie con un particular efecto de desprendimiento de público, sea éste del bando que sea.
Una lástima desprovechar el talento de estas jóvenes actrices.