¿La superficial loba de Shakira? Pues más o menos...
Sacamos crítica de BITTEN porque ahora se ha estrenado en televisión en SYFY España, y podrá llegar a un público distinto que el de Netflix, que es la plataforma que la trajo originalmente a nuestro país, doblada.
Pero los licántropos no se encuentran entre nuestros temas de cabecera a menos que nos ofrezcan novedades relevantes: ya sea una manera distinta de percibir el mundo, o porque profundicen sobre cuestiones humanas desde una perspectiva mitológica. Si no es así, no nos interesa lo más mínimo.
Nos acordamos de la magnífica "Déjame entrar" (Låt den rätte komma in /Let the Right One In) sueca, llevada a la gran pantalla por Tomas Alfredson en el 2008. Destacable película de vampiros que nos maravilló y nos corroboró que la temática no tiene motivos para estar reñida con la profundidad. Aprovechamos para deslizar la recomendación en esta crítica que será más una rajada contra el wolftstream y sus derivados fantásticos.
En Bitten ocurre lo que en la mayoría de casos de vampirismo, lupismo o exhibicionismo. Al estar el tema más "sobao" que los Martínez, hay que tirar por la vía de la seducción que no es otra que la de ofrecer carne fresca. Chica cañón dentro de los "cáñones" estándares + chico dinamita dentro de lo que se considera la normalización del "sex appeal" masculino. Enseñar cacho las cachas, algún revolcón supuestamente más que sugerente que despierte nuestros instintos más básicos, una trama del montón con significativas dosis de feromonas y ¡¡¡AUUUUUUUUU!!!
Pues Bitten es algo así como lo ya visto un millón de veces por todos lados, pero con caras diferentes bajo la bandera canadiense. La guinda del pastel se la lleva la "SHE-WOLF": una mujer loba que nunca antes se había visto porque el sexo débil lo es demasiado para sobrevivir a la mordedura y al proceso de transformación. ¿Una reivindicación feminista? ¿Ellas también pueden? Da igual, tampoco nos quitará el sueño.
Helena Michaels (Laura Vandervoort) es la única mujer lobo del planeta y de la historia y ESO la hace especial. Se alejó de su manada por razones personales y ahora vive en Toronto junto a su novio Philip McAdams (Paul Greene) que resulta ser el hermano de su mejor amiga. Por supuesto que la madre del chico desaprueba su elección por tan bella mujer, como no podía ser de otro modo pero tampoco aporta ningún argumento para rechazarla, por lo menos en los 5 primeros capítulos (luego no sabemos ni sabremos porque obviamente no vamos a dejar que nos sigan mordiendo ferozmente con tonterias).
El terapeuta de Helena es Logan (Michael Xavier), otro hombre lobo que también se ha instalado en Toronto y mantiene una relación más o menos normal con una chica de lo más común del mercado. Un día Jeremy (Greg Bryk), el alpha de la manada cuyo actor tiene de todo menos dotes de macho predominante, les manda el mensaje "llamad a casa" pues deben reunirse y aunar fuerzas para encontrar al "chucho" (un hombre lobo que no obedece a las reglas universales de los licántropos) responsable de cometer una serie de asesinatos. Y cuando solucionan el temita, atacan y matan a uno de la banda así que Logan y Helena tienen que volver a "casa".
Sentimos hasta vergüenza ajena delante del televisor y en nuestra más completa soledad. No tenemos que rendir cuentas a nadie, pero aún así hay ciertas escenas (y no por ello las más explícitas), que consiguen sonrojarnos por el alto contenido de patetismo. Uno tras otro van desfilando en la Cibeles de trucos usados, clichés y pantomimas diversas y variadas. Gesticulaciones que, de nuevo, pertenecen a la fabricación en masa de una forma de actuar usada en las producciones de bajo presupuesto mental, nulo importe creativo y el hat-trick (ZERO ZERO ZERO) se la lleva en imaginación, riesgo y desarrollo.
Que sí, que es mejor ver a Helena en pelotas suspirando por el orangután de Clayton Danvers (Greyston Holt) que el "Sálvame Gran Hermano". Pero también es mejor la coprofagia que ingerir cianuro, y no por ello la practicamos.
