B(r)ásic-amente una brasa
El título ya nos ha dado mucho juego antes de empezar, pero es que es brassic brassic
Además, se nos intenta presentar como "la comedia más loca y aplaudida (por sus creadores imaginamos) de la temporada"
También se dice que la prensa internacional la ha comparado con 'Trainspotting' y 'Shameless', algo que no compartimos en absoluto. Tenemos que decir que no fuimos especialmente fans de 'Trainspotting', y de 'Shameless' no vamos a decir nada especialmente malo: solo que, tras unos pocos capítulos, su reiterativo humor y "entretenidas situaciones cómicas" nos obligaron a abandonar el barco.
A nosotros nos ha parecido un fallido intento de hacer un "Trailer park boys" británico, pero sin esa chispa e ingenio de la excelente serie americana. En este caso hay que remitirse a aquello de que el "humor se escribe con H". Sencillamente patético. La excreción de la serie se rie de su propia jocosidad, igualada sólo por el salero que un japonés cree tener bailando sevillanas. Se hacen gracia a sí mismos.
El personaje principal es Vinnie O'Neil, interpretado por Joe Gilgun, que también hace de productor ejecutivo. Un creador a lo Juan Palomo al que ya tuvimos oportunidad de calibrar, de forma negativa, en la 4ª temporada de Misfits. No nos gusta su (sobre)actuación persiguiendo la carcajada ajada del espectador. No nos hace gracia, ni una pizca; es más, no aguantamos la filfa de esta "comedia" ni a su protagonista.
No tiene esqueleto que la sustente más que una serie de sketches de baja o inexistente calidad en donde 5 amigos de clase obrera (que no trabajadora porque ahí no pega chapa ni el tato), se dedican a cometer pequeños crímenes para ganarse el pan. Una sucesión de chorradas que nos revelan el arte de no hablar de nada ¿Robar un ponny y teñirlo de negro para que su dueño no lo reconozca? ¿En serio? Otros lo hicieron antes y sin tantos aspavientos. Joe Gilgun nos nos entra ni con vaselina y sí, será fobia nuestra pero este es que este pobre encarna todo aquello que no soportamos.
Dylan, el amigo de infancia de Vinnie, mantiene una relación con Erin Croft, joven madre de un niño de 5 años y choni barriobajera en sus ratos libres que después de 5 años de haber dado a luz (descrito como el mejor error cometido en sus 22 años), se da cuenta de que es deseable volver a la universidad para dotar de futuro a su hijo. A la par se junta con el tal Dylan cuyo cerebro tiene el tamaño de un guisante y hace lo contrario de lo que dice, siempre con buenos propósitos por supuesto.
Y de repente una tarde tranquila se convierte en toda una odisea donde se roba un ponny, hay un accidente de coche porque uno de los cacos es medio gilipollas y deja caer una botella de cloroformo que supuestamente tenía que servir para dormir al animal. El otro caco es la otra mitad del gilipollas y conformando un sólo cerebro de dos mitades, se quedan dormidos al volante por efecto del químico. El coche vuelca produciendo un accidente: dos cacos y un mini caballo quedan atrapados. Hilarante (que también se escribe con H), no podemos decir menos.
Al ver Vinnie que sus dos secuaces no llegan con el ponny él mismo acompañado por Dylan y otro tipo que se dedica al sado se van a robar otro ponny al mismo tipo que los primeros... Buah... vaya coñazo de serie. Aún así nos tragamos un segundo capítulo, a ver si después del esperpéntico comienzo de fuegos de artificio sacan la artillería pesada y ponen el huevo en algún lugar. Parece que despega pero hacia el final del capítulo nos hemos quedado irremediablemente dormidos. Demasiado tarde, demasiadas peripecias que no llevan a ningún lugar que nos interese.
Para más inri, la cara de Joe Giligun con el corte de pelo a lo Jim Carrey (otro personaje con el que no tragamos) en dos tontos muy tontos y todas esas chorradas sucediendose sin ton ni son acaban por darle el toque de gracia y remate final a nuestra paciencia. Imposible seguir.
