La cultura se encadena: basada en la novela homónima de William Landay
"Defending Jacob" está basada en la novela homónima escrita por el estadounidense William Landay. El libro fue publicado en enero de 2012 y cuenta la historia de una familia que se enfrenta a la acusación de que su hijo de 14 años pueda ser un asesino.
Andy Barber (Chris Evans) es asistente del fiscal de distrito en Newton, Massachusetts. Está investigando el asesinato de un niño de 14 años, Ben Rifkin, compañero de clase de su hijo Jacob (Jaeden Martell). Andy inicialmente sospecha de Leonard Patz (Daniel Henshall), un conocido pedófilo local.
En el interrogatorio al que son sometidos los compañeros de Ben, uno de los niños sugiere que la animadversión entre Ben y Jacob podría haber sido motivación suficiente para que Jacob cometiera el crimen. "Pregúntele a Jacob".
Andy, horrorizado después de haber leído un mail anónimo invitándolo a escrutar los mensajes dejados en el perfil de instagram de Ben, se dirige a la habitación de Jacob en busca del cuchillo que se ajusta a la descripción del arma homicida.
Andy no duda en deshacerse de él pero a pesar de sus esfuerzos por encubrir a su hijo, una huella digital encontrada en el interior del suéter de Ben coincide con la de Jacob, poniéndolo en cabeza de la lista de sospechosos.
El hallazgo sorprende a Andy y a su esposa, Laurie (Michelle Dockery), pero no siembra la duda sobre la inocencia del hijo de ambos. Jacob afirma que encontró el cuerpo ya sin vida de Ben en el parque e intentó revivirlo. Mientras Jacob pasa la noche en la cárcel, Andy le revela a Laurie que su padre, Billy Barber (J. K. Simmons), era un asesino convicto y violador que cumplía cadena perpetua en la cárcel.
Las preguntas que nos formulamos en un primer momento se desvanecen después de asistir a una narración plana y tediosa. El hilo argumental se va perdiendo a lo largo de los capítulos porque la construcción de los caracteres principales es llana. Ni Andy tiene carisma, ni su mujer nos seduce y la adolescencia de Jacob lo obliga a estar enganchado a la pantalla del televisor. No hay indicios de vida interior en ninguno de ellos.
¿Cómo generar interés con unos peones huecos? ¿Cómo seducir al público cuando todo es perfecto?
El universo se desmorona cuando las pruebas apuntan a Jacob pero el cataclismo parece pasar sin pena ni gloria. Juntos de la mano, sin dudar de la inocencia de su hijo, se sientan en familia para "hablar del tema" pero las muestras de preocupación son imperceptibles.
No queda claro si es un problema de guión, de dirección o de interpretación pero una vez más, estamos ante una producción de Apple que no logra despertar interés alguno, al menos en nosotros. La cámara se mantiene siempre a la misma distancia y todos los planos nos alejan de los personajes.
Buena calidad de imagen, buena fotografía, música intrigante, el material es de primera calidad entonces ¿Qué es lo que constantemente falla en las series de Apple? ¿Por qué nos resultan totalmente asépticas?
Después de unos meses habiendo asistido a cada uno de sus estrenos, a pesar de las renovaciones para una segunda temporada de series que no nos han gustado y aunque la crítica se haya mostrado defensora de alguna de ellas, llegamos a la conclusión que la plataforma se dirige a un público objetivo muy específico del que no formamos parte en absoluto.
Tras haberlo pasado por el tamiz técnico, observamos un elemento común en las producciones con el sello de Apple: la ausencia de primerísimos primeros planos, escasez de primeros planos y exceso de planos generales. La carencia genera en nosotros un alejamiento proporcional al distanciamiento de la cámara y por ello, nuestra implicación emocional es nula. El miedo de acercarse demasiado desenmascara la oquedad de sus creaciones que pecan por defecto de guión y superávit de hinchazón. Las historias pueden ser resumidas en un largometraje y todo lo demás es relleno.
Sus personajes son planos para evitar los extremos y, por consiguiente, minimizar el riesgo de ser calificados de excesivos. Se ciñen a la medida de lo normal. Lo ordinario, no provoca más que hastío y para retratar la realidad sin hallar una causa que la explique, basta con mirar por la ventana. El despliegue de medios no se justifica en ningún caso.
Cuantas veces se han aventurado en lo "anormal" y "diferente" ha acabado en desastre ridículo. Recordamos la fallida "Dickinson" que no fue más que una caricatura de la escritora, "See" con Jason Momoa haciendo de líder de los ciegos, "Little América" recuperando pequeños casos de éxito que han de servir de módelico ejemplo para seguir alimentando la maquinaria del sueño americano o "Amazing stories" donde el más paranormal de los sucesos es que se llegara a producir.
Ante el recorrido experimentado, cualquier estreno de Apple nos predispone negativamente y con pereza. "Defending Jacob" caerá inevitablemente en el olvido.