FICCIÓN QUE NO ES CIENCIA NI CIENCIA QUE ES FICCIÓN
Con esta serie de FX en Hulu, el escritor y director de la (a nuestro juicio) más que dudosa película "Ex Machina" Alex Garland vuelve a reflexionar sobre las transgresiones de Silicon Valley y los límites éticos de la tecnología. Garland se consagró en 2015 con ese filme que, si bien es cierto que ofrecía ciertas reflexiones de interés, en todo momento se quedaba corto de profundidad en favor de una estética que gustó mucho a crítica y público, salvo algunas excepciones entre las que nos contamos.
Ahora Garland es el gran reclamo de esta nueva serie de la que ha creado, escrito y dirigido los ocho episodios de su primera temporada, cuya trama trata sobre la falta de límites morales de una empresa de tecnología, y las consecuencias de su creciente autoridad.
La protagonista es la lacónica ingeniera Lily Chan (Sonoya Mizuno), residente en San Francisco y trabajadora de la empresa conocida como Amaya's Corporation. Su novio y también trabajador de Amaya, Sergei (Karl Glusman), es promocionado al departamento "Devs" el más secreto de todos. Nada entra y nada sale de Devs. El primer día en su nuevo puesto termina con su misteriosa desaparición.
Lily sospecha de Amaya Corp. cuando descubre un íntimo dato de su compañero.
El CEO de Amaya, el barbudo y desaliñado Forest (Nick Offerman), es un multimillonario que no parece poseer ningún dispositivo de alta tecnología, conduce un Subaru Outback de finales de los 90 y come ensalada con las manos. Esta es una de las múltiples estupideces, como su multiverso, sin razón de ser de la serie.
Le vemos el plumero desde el minuto 2 uno cuando Lily y Sergei, tomando el desayuno, se ponen a hablar de RAF y ROF y toda una retahíla de siglas que dejan al espectador fuera de órbita y de mala leche. El perfil psicológico del público objetivo queda más que denunciado. En lo que a nosotros nos concierne, tenemos la seguridad de poder afirmar que las siglas en el lenguaje común a nivel de la masa son utilizadas precisamente para crear un código con tu interlocutor dejando fuera de la conversación un tercero. Es una manera de demostrar lo mucho que uno sabe, que comparte su sapiencia con otro y que el tercero, en este caso el espectador, es más lerdo. En vez de acompañarnos y darnos la bienvenida ya marca distancias poniendose a un nivel superior y creyendo poder deslumbrar con su pseudo jerga ridícula. Es el mismo efecto que espera el pseudo depredador que su discurso producirá sobre la fémina a la que intenta dar caza.
Empezamos a sacar humo. Minuto 2. Pero esto no acaba aquí, nos quedan todavía dos horas de disfrute en tendido lineal y joyitas mostrando la gran sabiduría e iluminación de Garland y cía. Lily y sus amigas son super cools, para pasar el rato su juego es el de citar los números que siguen en la serie de Fibonacci, un pasa tiempos como cualquier otro claro que sí, es el "veo veo" de los listos, los que están por encima de la media. Todavía no hemos llegado a la mitad del piloto y como diría Sabina, esto se hace más largo que un lunes sin tabaco. Seguimos:
"El universo es determinista, sin Dios, neutral y se rige solo por leyes físicas. La canica rueda porque la empujan. EL hombre come porque tiene hambre. Un efecto siempre es el resultado de una causa anterior. La vida que llevamos pese a su aparente caos en realidad avanza sobre raíles preestablecidos y sin desvíos. Determinados. Nos creemos la ilusión del libre albedrío porque no vemos los raíles. Nunca dudamos de nuestro estado subjetivo, nuestros sentimientos, nuestras opiniones, juicios, decisiones. Dónde naciste y cómo te criaron, de la constitución física de tu cerebro en concreto. La suma de tu naturaleza y crianza... al final todo es causa y efecto determinados.", reflexiona Forest. GUMP?
El determinismo es para los cobardes que se excusan por no tomar las riendas de la propia vida. Es que nos parece patético, irresponsable y ridículo no hacer nada porque supuestamente no tenemos capacidad de decisión. Además de no tener el menor sentido porque si no hay Dios y todo está ya encauzado siendo una serie de causas y efectos determinados... ¿Dónde nace la primera de las causas? y con esta pregunta ya entramos al trapo. Esto es como imaginar los límites del universo cuando sabes que es infinito. No sirve para nada más que para pasar el tiempo y dar la impresión de que se está utilizando el cerebro (y deslumbrar al interlocutor) cuando lo único que se está haciendo es una masturbación en público esperando un aplauso por el desarrollo científico argumental que llevado a cabo. Pero no es ni ciéntifico, pues para entender la física cuántica hay que estudiar mucho, ni se desarrolla un argumento pues se debería primero fijar una base de la cual partir.
Siendo el fundamento de la serie considerado una patraña, ya sabemos que lo que de él decaiga nos va a parecer lamentable. Pero poco a poco, sobre todo en el segundo capítulo, Garland abandona su exhibición pornográfica para ir a ejercer la prostitución callejera. De esquina en esquina va buscando público desesperadamente. "Cariño, te vendo determinismo" "Cielo, una de suicidio" "Amor, un asesinato" "Ricura, un thriller" "Papi, una de misterio" "Nene, llámame como quieras". La ínfulas se rebajan, Garland no puede mantener el discurso. De vez en cuando suelta alguna sigla que mola mazo para los flipaetes de turno y vuelve a masticar el bolo alimenticio de siempre.
Citar de pasada la terrible banda sonora a juego con los delirios de grandeza del "creativo". La del capítulo piloto ensordece por su estridencia y nos vemos obligados a silenciar el televisor. Junto con unos cánticos ¿gregorianos? que envuelven con un halo de misterio el conjunto muy bien empaquetado, reconocemos que se han dejado un dineral en montaje y producción y visualmente debe impresionar al que le guste este tipo de historias. Queda claro que a nosotros no pero se observa y aprecia la calidad del continente a pesar de ser alérgicos a su contenido.
A los amantes de la pseudo ciencia les encantará y a los estudiosos de la ciencia les producirá nauseas.Todo un batiburrillo de conceptos que suelen encantar a los seguidores de este tipo de ficciones y que, normalmente, nosotros solo percibimos como postureo (o el arte de vestir de grandilocuencia el vacío).
