Inesperada profundidad si se hace bien la T2
No pensábamos ver EL VECINO primero porque los superhéroes no son nuestro tema preferido, porque a las series españolas les queda mucho por evolucionar, las actuaciones siempre nos acaban pareciendo forzadas y finalmente los efectos espaciales son... especiales.
Javier (Quim Gutiérrez) es un treitañero normal y corriente. Miente todo lo que puede y más, aprovecha el más mínimo incidente para faltar al trabajo, es egoista, egocéntrico, perezoso, vanidoso, superficial. Lo dicho, un tipo normal. Aunque desempeñe su trabajo en el bar de su mejor amigo, para el que no tiene escrúpulos a la hora de mentir o aprovecharse, su verdadero sueño es vender el diseño de sus camisetas por Internet. Mantiene una relación con Lola (Clara Lago), una aspirante a periodista en constate búsqueda para aunar sus dos pasiones: el periodismo y la denuncia de causas perdidas.
Un día en una casa rural de Cuenca aparece un "Guardián del Universo" caído del cielo haciendo cesión de sus poderes. Javier es el elegido para defender la Tierra y ser "Titán", el que lucha contra los villanos. Pero claro, no se le pueden pedir peras al olmo. ¿Cómo va a proteger la Tierra, hacer el bien y servir de ejemplo alguien cuyo código ético es prácticamente inexistente?
Junto a José Ramón (Adrián Pino) o "José Pamón" (broma constantemente puntual a lo largo de sus 10 capítulos), un opositor a juez y suponemos que no se trata de una casualidad, Javier aprenderá a gestionar sus superpoderes, desarrollará una identidad secreta y tratará de recuperar a Lola.
El resultado es lo que nos temíamos sobretodo en cuanto a la forma se refiere. No obstante, el fondo nos ha sorprendido mínima pero gratamente por el "efecto multiplicativo" de no esperar nada más que vacío, humor fácil y alguna que otra chorrada cañí. Varias sonrisas nos ha arrancado, especialmente "perruedines" el chucho más feo del planeta cuyos truños son sobrehumanos y Adolfo (Aníbal Gómez), el dueño del bar y "amigo" al que Javier tima reiteradamente.
A pesar de estar basada en un cómic de Santiago García y Pepo Pérez que no hemos leído y de cuya originalidad e intenciones no dudamos, el producto televisivo ha quedado para nuestro gusto aguado, lleno de idas y venidas que hacen avanzar un paso y retroceder dos. Le encontramos demasiado parecido a "Aquí no hay quien viva" llegando a cuestionarnos sobre el origen inicial del huevo o la gallina. Tras una breve reflexión llegamos a la conclusión de que la pregunta es errónea y que deberíamos centrar nuestra atención sobre el porqué de la semejanza entre ANHQV y EL VECINO. Como información suplementaria decir que el primer capítulo de ANHQV es del 2003 y el cómic de 2004. ¿Será que la cultura de lo cutre la llevamos en la sangre? ¿Es reflejo de la sociedad? ¿Es lo que los consumidores están pidiendo?. Los chismorreos sobre el prójimo, el marujeo, y el humor roñoso son ya marcas ineluctables del "made in Spain".
Todo el universo queda centrado en esa escalera, empieza en el rellano y termina en la azotea. Unos jóvenes que pasan de casa en casa a lo "Friends", un yonki, las vecinas gemelas, hasta Marcelo (el actor José Luis Gil encarnando a Juan Cuesta) son personajes idénticos a la "serie" de antena 3.
Pésimas actuaciones de Clara Lago en especial y Quim Gutierrez. No sabemos si está hecho a propósito para darle exactamente el toque de gracia a la serie. Pero es fielmente el mismo tono y sobreactuación de ANHQV. Quizás sea el propósito para reafirmar la comedia y que al espectador no le descuadre un superhéroe cutre salchichero.
Aplaudimos el intento de feminismo, buen mensaje, buena iniciativa. Sin embargo, los guionistas no han profundizado suficientemente en los orígenes del patriarcado lo cual acaba por ser como un coitus interruptus. No se puede exigir libertad sin explorar la propia libertad mental y SOBRE TODO emocional. Ser autosuficiente, independiente en cada parcela de la vida, hacerse respetar porque uno se respeta a sí mismo, definir las líneas rojas que no se está dispuesto a aceptar y finalmente jamás hacer la vista gorda y pecar de la tan cristiana "comprensión" por el prójimo. No se puede poner la otra mejilla porque acabaremos con la cara rota, no se puede consentir lo intolerable ni apiadarnos del alma de nadie. Ni siquiera de la de Adolfo pues cada cual tiene la responsabilidad de ser el superhéroe de su vida y luchar por sus propios ideales sin compasión. Si a uno lo engañan, la primera vez es culpa del otro y las demás corren de nuestra cuenta. Porque el que estafa una vez sin consecuencias puede creerse el amo y el dueño del títere al que manipula.
Todo lo anterior nos remite al personaje de Lola que está dispuesta a mantener una relación con Javi siendo consciente de la bajeza moral de él. ¿Cómo se puede entender el feminismo entonces? Creemos, teniendo en cuenta el final de la T1, que indagarán con mayor ahinco en este tema llegando a ser uno de los ejes principales sobre el que pivotará la segunda temporada. La búsqueda de la fuerza interior, la no dependencia, la capacidad de hacer y sentir el bien serán las respuestas que tendrán que ser halladas por sus personajes y muy en particular por uno. En todo caso es lo en este portal esperamos y haríamos. Ya veremos qué persifuen con el material expuesto.
Pequeño inciso que no podemos dejar de comentar porque nos hizo particular gracia: capítulo 1X05 "y yo volé de él" y nos vamos a la fuente original que no tiene desperdicio.
Así como la concepción del feminismo está equivocada, al menos en sus 10 capítulos iniciales y que ya hemos dicho que se puede perdonar y hasta entender si en los 10 siguientes se busca una evolución, otros juicios siguen la misma tendencia. El amor y la amistad son dos valores que nos tienen particularmente preocupados. Tanto el uno como el otro están erróneamente ilustrados. Ambos deberían partir de las mismas bases: CONFIANZA, RESPETO y quizás ADMIRACIÓN sobretodo en cuanto al amor se refiere. Nuestro punto de partida en todo caso es el anterior. Si cualquiera de estas 3 bases falla, nosotros ya no podemos llamarlo ni amor ni amistad. Creemos que se han viciado tanto estas ideas que a cualquier cosa se la considera amor o amistad. La mayor problemática reside evidentemente en el hecho de que a todos nos han inoculado la importancia de ambos pero dichos conceptos han sufrido la perversión semántica a lo largo de la historia en la que los chupasangres del tipo Javier han contribuido en pos de su propio interés.
De nuevo, si en la temporada 2 ponen orden y le pegan a Javier un par de tortazos contundentes para que se entere de qué va la vida podremos perdonar la compasión y pena. De nos ser así, la criticaremos rudamente por contribuir a la corrupción de la pureza de los valores AMOR y AMISTAD.
No nos ha parecido una mala serie siempre y cuando persiga los objetivos que apuntamos. En el caso contrario será una bazofia más que pasará a engrodar la parilla de Netflix y la superficialidad conceptual de lo que no debería ser frivolizado. Se espera una mayor reflexión, más hondura en los personajes, no tanta coña que acaba por envenenar la gravedad de los temas que se están tocando.
De momento la ponemos en cuarentena hasta ver cómo sigue. Por cierto, comentar que la gracia que nos ha hecho es nula porque este tipo de humor no nos arranca ni media risa pero que cada loco con su tema.