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Emily (Lily Collins), trabaja para "Gilbert", una importante empresa de marketing, lanzando campañas publicitarias para la venta de medicamentos. Su jefa, la soltera Madeline Wheeler (Kate Walsh, "Anatomía de Grey"), acaba de aparecer en la revista Adweek en el apartado de "gente influyente" confirmando la noticia de que la empresa americana acaba de adquirir un nuevo cliente francés: la compañía "Savoir". Madeline va a ser la encargada de comercializar el nuevo perfume "De l'heure". Para ello tendrá que viajar a París durante todo un año.
No obstante, la Naturaleza tiene un plan muy diferente para Madeline que la hará declinar el tan ambicionado puesto en París. Emily será pues promocionada para ocupar el lugar de su jefa. Su cometido será el de modernizar la estrategia de redes sociales de la compañía Europea.
La nueva vida de Emily en París está llena de aventuras desde embriagadores encuentros hasta sorprendentes desafíos que también le muestran la cara más despiadada y sombría de la capital Europea.
CRÍTICA DE LA SERIE EMILY IN PARIS - CEC SERIES
"Emily In Paris" es una comedia del género "feel good" que cumple con todos los requisitos para EMBRUJAR al espectador. Rebosante y espléndida de colores, revestida de pegadiza música y la amplia y encantadora sonrisa de Lily Collins acaparando la casi totalidad del minutaje, la serie despliega todos sus encantos para "charmer" a cualquier tipo de público.
Lily Collins es una ambiciosa ejecutiva veinteañera de marketing de Chicago cuyo sueño de ir a París "la ciudad del amor" se hace realidad. Consigue inesperadamente el trabajo de sus sueños en la ciudad de sus sueños y tendrá que convencer al hombre de sus sueños, con el que mantiene una supuesta madura y sólida relación sentimental, de que el puesto sólo será temporal.
La realidad sobreviene como una jarra de agua fría cuando ca el el telón de la idealización. París muestra la crueldad de su cara oculta desplegando el pergamino de los clichés, aireando el estiramiento de sus habitantes y la frialdad de la exquisitez del trato convierten en pesadilla las aspiraciones de "la plouc" (paleta).
"Emily in Paris" parece más un cómodo recopilatorio que transita por todas las ideas preconcebidas sobre parisinos, americanos y el natural choque de ideologías que se produce incluso en el año 2020.
Sin embargo, la producción no se contenta con ir exponiendo la cosecha que los años de historia de nuestra civilización han ido sembrando. "Emily in Paris" es también el producto de la condensación de anécdotas y situaciones del género romántico que actrices como Jennifer Aniston, Anne Hathaway, Reese Witherspoon, Julia Roberts y compañía ya habían traído a nuestros hogares.
Todos los personajes esperados acuden religiosamente a la cita con Emily en Paris: desde el clásico agente inmobiliario, pasando por el compañero de trabajo que aprovechan el cliché de romanticismo instalado en la conciencia de Emily para meterse en sus bragas, hasta el bombón del vecino de abajo que además resulta ser honesto y puro en todo. No vamos a mencionar la anécdota de la ducha averiada, la constante equivocación de planta o el fortuito pero oportuno caso de que él sea el chef del restaurante donde Emily y Mindy van a cenar. Todas las excusas son válidas para la fabricación de una intimidad entre dos personajes que no tendrían necesidad de cruzarse.
Mindy es la amiga deslenguada que acompañará a Emily en sus desventuras por el nuevo mundo ayudándola con las advertencias de incorrección política puestas en boca de otra extranjera que no es ni francesa ni americana.
El novio de ensueño resultará ser de pesadilla y todos los planes que junto hicieron se irán al traste, pero para eso está Gabriel.
Habiendo expuesto lo anterior, uno se hace más a la idea del tipo de serie ante el que nos encontramos. A pesar de estar trufada de incontinencia insustancial, está muy lindamente empaquetada y bellamente rodada. Es totalmente recomendable en casos de tedio vital, desánimo dominical o rumiación mental excesiva.
Un soplo de aire fresco que obliga a la sonrisa, aunque uno no quiera.
