'Followers' es la nueva serie oriental original de Netflix dirigida por Mika Ninagawa (Diner, No Longer Human), famosa por crear mundos oníricos llenos de personalidad, vida y color. Y esta última es una de las cosas que no le falta a la serie provocando un dolor de ojos que nos obliga a parar reiteradamente.
La historia muestra la ciudad de Tokio en todo su esplendor enfocándose en las tendencias, el estilo y la extrema superficilidad de los personajes que en ella aparecen.
Limi Nara ( Miki Nakatani) es, a sus 38 años, una exitosa fotógrafa de moda que se ha labrado un nombre por haber construido su carrera a pico y pala. Capturando la evolución constante de la ciudad de Tokio y sus habitantes vive con aplomo, libertad y mucho dolor a pesar de la apariencia de perfección. Un ejemplo de personalidad que quiere lo que no tiene.
Por otro lado, Natsume Hyakuta (Elaiza Ikeda) es una joven y frustrada aspirante a actriz que no logra encontrar su identidad ni afirmarse en ningún aspecto de la vida. Deambulando con la cara de perro abandonado y de la que no logra desprenderse, no es de extrañar su fracaso como actriz. Su expresión facial es tan vacua y sostenida que no comunica absolutamente nada. Natsume conocerá a un youtuber y en una primera cita se marcarán un "Pulp Fiction" Uma Thurman vs John Travolta en un local donde son recibidos por unos personajes disfrazados de no sabemos qué y que les dan la bienvenida como si fueran idiotas.
Nos enfrentamos a la serie sin el estoicismo del que se precisa y acabamos saturados de las tonterías japonesas. Tanto las gesticulaciones de insufrible recato como la mezcla de colores chillones que acaban en nauseabunda borrachera de horterada, nos hartan y nos encienden la animadversión, no confundir con la anime-adversión.
Sin nula reflexión y sólo haciendo apología de lo mucho que mola tener insta, vemos a un grupo de mujeres que se dedica a quedar con las amigas y a explicar estupideces rodeadas por unos decorados que provocan dolor de ojos al espectador por no mencionar el vestuario futurista que consiste en ataviarse de bocata de jamón envuelto en aluminio, lucir el chandal más choni del mercado o los floripondios más ridículos esgrimiendo el glamour como justificante máximo de semejante aberración.
Es una serie con la que Isabel Coixet lo fliparía en colores y nunca mejor dicho pero que a nosotros lo nipón, ni quita ni agrega. Nos quedamos pensando en las sandeces que acabamos de ver y tenemos que procesar el grado de afabilidad de este pueblo que algunos dirán que es diferente y que nosotros percibimos como ultra domesticado. El exponente máximo de la dictadura del correctismo social que choca frontalmente con las escenas de sexo que no tienen razón de ser pero que suponemos que tenían que hacer aparición forzada para resaltar lo muy avanzados y liberales que son. OK.
Lo hipster y el postureo están en su máximo apogeo en "Followers" y, siguiendo la estela de las perlas que nos trae, vemos una Limi dispuesta a abrir las piernas ante cualquiera para realizar su sueño, en este caso capricho, de ser madre. Se vende al mejor postor o al único que encuentra y se nos ofrece una imagen ofensiva pero que en ciertos casos debe corresponderse con la realidad, la voluntad y representación del mundo de la maternidad, sobre todo cuando el tiempo apremia. Felicidades, los valores que le podrá enseñar a su progenie serán dignos de enmarcar.
Las amigas de Limi están cortadas por patrones demasiado estereotipados: la vieja que se acuesta con un joven, la otra que es mujer soltera y resalta las ventajas de ser single y no podía faltar el amigo íntimo gay que todos vemos como la mejor opción de Limi como donante de semen pero que ellos no parecen caer en esa obviedad y venga a darle vueltas al tema.
Por su parte Natsume tiene una amiga lesbiana que está secretamente enamorada de ella y un amigo sin orientación definida.
Nada, un absoluto aburrimiento pero eso sí, extasiados por la contemplación de la belleza de los/las sakuras o cerezos en flor. Esta serie tampoco es para nosotros pero sí que le encontrarán el rollo los otakus y los hipsters culturetas gafapasta que luego podrán llenarse la boca en sus círculos sociales hablando de la sensibilidad oriental.
Nada, para los palurdos como nosotros, ni sentido ni emotividad nos deja "followers" sino la inmensa sensación de tomadura de pelo de tercer grado de primaria que sigue jugando con maquinitas en habitaciones de color pastel.
"SAYONARA BABY" seguimos.